En San Antonio de Areco, el río es una postal cotidiana de un pueblo donde todos se conocen. Hasta el 24 de diciembre el Areco estaba tranquilo, en su cauce normal. Pero las lluvias de este fin de semana desataron su furia. Cayeron 250 milímetros en dos días y, en la madrugada del sábado, el agua se les vino encima a todos. Entró a las casas por las puertas y ventanas llevándose sillas, mesas, computadoras y todo cuanto había en el camino. En apenas media hora, 45 manzanas de cuatro barrios de la ciudad quedaron bajo el agua.
Hasta anoche el río había bajado 1,5 metros, pero debe descender todavía dos metros más. En promedio, las casas estaban ayer bajo más de un metro de agua. "Esperar que baje es la única manera porque no sirven los sistemas de bombeo en estos casos. El panorama no es alentador: la lluvia pronosticada (para hoy) puede dificultar esa tarea", señaló a Clarín Guillermo Testone, comandante de los Bomberos Voluntarios. Más allá del clima, tanto desde la Gobernación como desde el Gobierno nacional apuntaron a los productores agropecuarios por la inundación.
El desborde obligó a cortar las rutas nacionales 8 y 9, que hasta anoche seguían bloqueadas Los barrios más afectados de la ciudad fueron los del norte: Amespil, Canuglio, Don Pancho y la zona céntrica. La Avenida Costanera, custodiada por sauces llorones, se convirtió en un espejo de agua. "Era el corredor gastronómico de Areco. Habrá que trabajar para recuperarlo", dijo la intendenta, Estela Lennon.
Los damnificados -unos 3.000 en total- son asistidos desde el mediodía del sábado. Unas 150 personas fueron trasladadas al gimnasio municipal. Ayer, al cierre de esta edición, quedaban 57 evacuados. El resto de los evacuados y autoevacuados se reubicaron en casas de familiares o amigos.
También hubo casos de gente se quedó en los techos haciendo guardia, cuidando sus casas de los saqueos. Francisco Segura es uno de ellos. Con un cigarrillo haciendo equilibrio sobre sus labios, bajó de la terraza y con un palo agarró la bolsa con alimentos que le llevó Defensa Civil. En el ademán avisó: "Me quedo acá. Nos organizamos con un vecino vigilando por manzana". Es que hubo denuncias de los vecinos por robos. "Son oportunistas que se aprovechan de esta situación lamentable. Organizamos los patrullajes en lancha para la noche", contó el oficial principal Leonardo Seta.
"No me quedó nada, pero guardé unas fotos en el altillo de mi casa. Espero que estén a salvo", confió Sara Toledo, vecina de la zona céntrica. Como ella, muchos esperan regresar a sus viviendas apenas baje el agua. "Aunque esté todo podrido, con olor a pescado y lleno de humedad", agregó María Villagra, mamá de cuatro chicos que tuvieron que ser rescatados a caballo porque hasta su casa no llegaban los Bomberos.
Según informó el Municipio, no se registraron víctimas, pero la Secretaría de Salud local ya piensa qué hacer cuando baje el agua. "Tomaremos medidas sanitarias para evitar infecciones, pero ahora el foco está puesto en bajar el agua para ver con qué panorama nos encontramos.", señaló Raúl Alonso, director de Salud.
El hospital local, cercado por el agua
El Hospital Emilio Zerboni estuvo cercado por el agua y había que llegar en lancha. De esa manera, se siguió atendiendo a la gente.
Desvíos en las rutas
La ruta nacional N° 9 está cortada a la altura del kilómetro 109, próximo a la localidad de Lima.
También está cortada la ruta nacional N° 8, a la altura del kilómetro 113, en la localidad de San Antonio de Areco, en ambos sentidos.
Quienes viajen desde Buenos Aires a Rosario por la ruta 9, al llegar a Zárate deben desviarse por la ruta provincial 193 hasta empalmar con la ruta nacional 8 (altura km. 97) y continuar hasta tomar la provincial 41. Y por ésta se retoma la 9, a al altura de Baradero.
El desvío en la ruta 8 se hace por la ruta provincial 41.
Finalmente, Vialidad Nacional aconsejó transitar con precaución y recordó que en el lugar se montó un operativo de seguridad vial.
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