En las últimas cuarenta y ocho horas San Antonio de Areco se volvió una ciudad bajo el agua. Aunque no es la primera vez que desborda el río que atraviesa la ciudad, el agua esta vez llegó a cubrir el casco histórico, cercó la municipalidad y aflojó los cimientos de más 100 años del hospital Emilio Zerboni. El gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires diseñaron un operativo de emergencia para resolver la situación de los más de tres mil evacuados. Pero, además, denunciaron la presencia de treinta mil canales de desagües clandestinos que desembocan en el río y se habrían abierto en el interior de los campos para ganar tierras para el cultivo. De acuerdo con los datos de la denuncia penal que hoy presentará el gobierno de Daniel Scioli, esos canales extendidos a la vera del río desagotaron en seis horas el agua que demorarían tres días. Pese a que no es la primera denuncia –hay antecedentes en 2003–, uno de los responsables de la Sociedad Rural local consultado por Página/12 se desentendió. “Se deben estar refiriendo –dijo– a desagües naturales.”
Las imágenes aéreas de las zonas barridas por las aguas en Areco parecían escenas de un apocalipsis. Las rutas quedaron rodeadas de campos convertidos durante varias horas en poderosos torrentes de ríos. “Estamos desesperados”, dijo a este diario la jefa de prensa del municipio devenida en relatora de un surrealismo. “La situación es muy mala, crítica, es la primera vez en la historia que tantas familias son afectadas por el agua.”
El caos empezó a sentirse en la ciudad el sábado a la tarde, tras las intensas lluvias de la madrugada del viernes. “La razón principal de la crecida del río fue la mucha cantidad de agua que cayó en el término de 72 horas”, dijo a Página/12 la arquitecta Silvia Terza, secretaria de obras públicas del municipio, en manos del radicalismo. “Llovió unos 150 milímetros de agua en tres horas en un suelo saturado por las lluvias anteriores. La última gran inundación aquí había sido la del año 1981, pero no llegó a estos niveles porque ahora se sumó la rapidez del agua que en treinta minutos terminó entrando a las casas del centro.”
El hospital está a un metro del suelo, ante la crecida del río lograron protegerlo con bolsas de arena. Pese a eso, el agua que lo rodeó durante diez horas como una isla socavó los cimientos y el ingreso. Lo mismo sucedió en los alrededores. De la plaza al río hay tres cuadras, el río divide a la ciudad en dos márgenes: todos los barrios como El Polideportivo, El Canuglio y Don Pancho, más toda la ribera, más los hoteles, más los restaurantes y las casas antiguas quedaron bajo el agua, que llegó a la cuadra de la municipalidad.
En medio de una situación de tormentas complicadas en varias zonas de la provincia, mientras la oposición subraya la falta de obras y los ambientalistas aseguran que uno de los problemas es que las condiciones de infraestructura del interior bonaerense están pensadas para las lluvias de hace 30 años, el vicegobernador Alberto Balestrini se puso en contacto con Terza el sábado a la tarde y Scioli recorrió durante la mañana de ayer las áreas afectadas en compañía de la intendenta de Areco, la radical Estela Lennon. Desde el primer momento, el foco estuvo puesto en tratar de entender el origen de las dimensiones casi sobrenaturales del fenómeno en una ciudad sin elevaciones, llana y protegida por dos tipos de sistemas construidos a la orilla del río.
“Acordamos con la Presidenta unir esfuerzos y el gobierno nacional pondrá a disposición medios logísticos para combatir la situación”, dijo Scioli después de haber hablado con Cristina Fernández. “Estamos buscando las causas de esta situación inédita por las inundaciones, es un espectáculo dantesco, por más lluvia que haya caído, nunca se vio una cosa igual.”
Las pruebas
El ministro de Planificación Julio, De Vido, y la ministra de De-
sarrollo Social, Alicia Kirchner también sobrevolaron la zona. Se les sumaron técnicos locales como agrimensores de Areco y especialistas de la Dirección de Hidráulica de la provincia de Buenos Aires. En tres vuelos, desde el aire, tomaron imágenes fotográficas que durante la tarde se sentaron a analizar. En esa mesa estuvieron la ministra de Obras Públicas bonaerense Cristina Alvarez Rodríguez y Lennon. Entre esas imágenes, están las pruebas que la provincia presentará a la Justicia.
“En muchos campos hicieron canales que concluyen en el río”, dijo el ministro De Vido mientras junto a un asesor y provisto de mapas analizaba cómo “destrabar afluentes” para aliviar la situación.
En su entorno, explicaron algunos otros detalles: “Claramente se observa que se hicieron canales artificiales en los campos para que el agua desagote o drene más rápido, un modo de buscar que no se les inunden los suelos”. Desde el aire observaron el detalle clave para entender que ese tejido pantagruélico de 30 mil canales podría ser el origen del caos: según la hipótesis de los hombres del ministro, el dato es que los campos estaban secos y el agua que debería haber bajado en dos o tres días lo había hecho en seis horas por un terreno que no es montañoso sino una llanura. “Eso genera un efecto alud –agregaron–, suele hacerse así como un modo de cuidar los cultivos, pero son ilegales porque no están en el marco de una planificación general.”
Los datos que recabaron indican que el río Areco tiene unos cinco afluentes. Los 30 mil canales partirían a lo largo de todo ese trayecto. La construcción aparentemente es sencilla: en Planificación sostienen que suelen usarse niveladores, tractores y hasta un software con bastante difusión entre productores. La pregunta es desde cuándo están esos canales. O si es posible que, si de verdad son tantos, hayan proliferado, por ejemplo, a partir del boom de la soja. La zona es una llanura de pequeños productores con unidades de 150 a 200 hectáreas en las que se cultiva girasol, soja y maíz.
En 2003, según pudo saber Página/12, el sitio Areconet ya daba cuenta de problemas similares. “En los últimos 15 días los vecinos de la ribera del río Areco están preocupados –indicaba la publicación en su página web–. El fin de semana anterior habían caído apenas 30 mm y el río estaba completamente lleno.” La publicación anunciaba una reunión de vecinos esa misma noche con el entonces intendente local, también radical, Eduardo Jordan. Se indicaba que una de las razones era la “gran cantidad de canales clandestinos que se han descubierto en algunos campos que desembocan en Areco”. Jordán ya no es intendente. Pero aún lo recuerda. “En aquel momento hicimos una investigación –dice ahora a este diario–, regularizamos la situación, denunciamos y pedimos que se ordenen algunos de los canales.”
Un peligro cuando no hay supervisión
En la actividad agropecuaria es habitual la construcción de canales, algunos de riego y otros para protegerse de crecidas. Pero esa tarea es supervisada por las autoridades competentes. Cuando se realiza en forma ilegal, en general, provoca daños a productores vecinos o genera desastres como el que está viviendo San Antonio de Areco. El INTA junto con la Secretaría de Agricultura brindan asesoramiento a los productores para la construcción correcta de canales para aumentar, por ejemplo, la eficiencia de riego.
La canalización es una alternativa para favorecer el deslizamiento del agua en el corazón de la pampa bonaerense, una llanura de escasa pendiente natural. El ingeniero agrónomo Roberto Ituburu, y la ingeniera forestal Nidia Hasen, explican en un documento del INTA cómo se construyen y manejan los canales de riesgo. “El canal lleva el agua desde el río o arroyo hasta la chacra. Allí se podrá regar por surcos o por manto. La forma, tamaño y pendiente del canal determinan la cantidad de agua que puede llevar.” Y destacan que para construir un canal se debe tener en cuenta: la capacidad o cantidad de agua que va a conducir; el tipo de suelo, que determinará la inclinación de las paredes del canal en relación con su base (talud); y la pendiente del terreno.
Estas consideraciones cuando son realizados en forma ilegal, sin control, provocan perjuicios económicos a productores más vulnerables, o terminan afectando a una ciudad entera, como San Antonio de Areco. Esta “viveza” de algunos propietarios deriva las aguas de sus campos hacia los caminos vecinales, que así llegan a la zona céntrica inundando las calles. En algunos casos, las autoridades poseen fotos satelitales donde se comprueba la existencia de canales clandestinos, pero en los últimos dos años, con la presión extorsiva de las cámaras patronales de la Mesa de Enlace a las fuerzas políticas, se han relajado los controles y las sanciones.
Esos canales clandestinos originados por los dueños de campos sacan agua directamente del río para regar sus tierras, y como no saben cómo sacarla de sus propiedades, la desvían hacía canales que no soportan tanto caudal y rebasan. También fueron detectados casos donde los productores cierran los canales naturales, provocando que las aguas circulen paralelas al camino o construyen bateas para que el agua escurra hacia zonas pobladas |
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