La realidad de varias localidades rurales del noroeste bonaerense pasó, en unos pocos días, de la sequía a la inundación. Un fuerte temporal, con precipitaciones que dejaron hasta 121 milímetros de agua y desbordaron ríos y arroyos. En Pergamino, el arroyo homónimo se llevó a un chico de 10 años y a un joven de 19, provocándoles la muerte. En Arrecifes, la copiosa corriente del río –también homónimo– arrastró a un gaucho y a su caballo e inundó los barrios cercanos al cauce, obligando a la evacuación de 250 personas. Otras 300 personas fueron evacuadas en la localidad de Salto tras el desborde del río que atraviesa la ciudad bonaerense. Además, el clima pronosticado para los próximos días no es esperanzador con el alerta meteorológico “por probabilidad de tormentas severas” para esa zona bonaerense, como también para Córdoba, La Pampa, Mendoza, Santa Fe y San Luis, donde una mujer también murió a causa del temporal. En el norte del país, localidades como Resistencia, Chaco, también están anegadas.
Desde la madrugada del sábado, los llamados de emergencia y las acciones de los bomberos y Defensa Civil en distintas localidades del nordeste bonaerense no se detuvieron: casas inundadas por el desborde de los ríos adyacentes, personas arrastradas por la corriente, calles anegadas, árboles caídos. Los cauces de agua que atraviesan Pergamino, Arrecifes y Salto –las más afectadas, junto a San Antonio de Areco– se cargaron por las fuertes precipitaciones que alcanzaron a las zonas rurales, en un promedio de 70 milímetros.
La magnitud de la crecida de los cauces provocó la muerte de un chico de 10 años en Pergamino, cuando fue arrastrado por la corriente y apareció ahogado horas después. El equipo de rescate no pudo precisar si cayó al arroyo por accidente o se tiró intencionalmente. Con una primera víctima mortal, los bomberos buscaban desde el sábado a un joven, de 19 años, que habría aprovechado el caudal del arroyo para entretenerse tirándose desde uno de los puentes que lo cruzan. La búsqueda continuaba en dirección hacia la ciudad de Arrecifes, hasta que finalmente los bomberos lograron ubicar el cuerpo.
Los vecinos de Pergamino más afectados –al igual que en el resto de la provincia– fueron los linderos al arroyo que recorre la ciudad y viven en casas de material precario que llegaron a tener hasta 50 centímetros de agua dentro de sus viviendas. Las autoridades de la ciudad contaron sólo 17 personas evacuadas, todas de esos barrios. Sin embargo, permanecían todos los servicios alertas, con el recuerdo de la gran inundación que sufrió la localidad en 1995.
“Estamos esperando que las condiciones meteorológicas cambien y el arroyo continúe drenando. No somos optimistas, hay mucha agua en los campos y lo cierto es que está comprometida la absorción debido a la cantidad de lluvia en las últimas semanas”, explicó el intendente local, Héctor Gutiérrez, en rueda de prensa. Gutiérrez agregó que “mientras dure esta situación vamos a tener los centros abiertos. Está todo el sistema de alerta en condiciones de ir receptando situaciones que nos desborden o que nos pongan en mayor peligro que las condiciones actuales”.
Por último, el intendente de Pergamino apuntó que el desborde del arroyo local “vuelve a reeditar la discusión en torno de las inversiones que el gobierno provincial tiene que hacer para resolver el problema del cauce. El lunes (por hoy) vamos a estar reclamando una vez más”.
El número de evacuados aumentó considerablemente en la vecina localidad de Arrecifes, donde 250 personas tuvieron que ser retiradas de sus casas por el avance del río y evacuadas en escuelas y edificios públicos. “El trabajo fue arduo desde la madrugada del sábado. Las casas más perjudicadas fueron las linderas al río y las personas continúan evacuadas porque el nivel del agua bajó, pero no lo suficiente. Si vuelve a llover van a tener que permanecer en los centros”, informaron a Página/12 fuentes del cuartel de bomberos de Arrecifes.
En esa localidad, los grupos de rescate tuvieron que socorrer a un jinete que fue arrastrado por la corriente cuando intentó cruzar un puente con su caballo, que no alcanzó a afirmar sus pisadas por el paso del agua. El gaucho alcanzó a sujetarse de unas ramas para luego ser rescatado, pero el caballo murió en el accidente. También se rescató a dos jóvenes que fueron arrastrados por el río cuando jugaban en el agua.
Salto fue otro de los partidos bonaerenses afectados por las lluvias de este fin de semana. Allí, unas 300 personas fueron evacuadas de sus casas y permanecían hasta ayer en los cuatro centros que las autoridades locales habilitaron en edificios públicos, según informaron fuentes de Defensa Civil.
Para los próximos días, el pronóstico no es muy alentador. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) lanzó ayer una alerta “por probabilidad de tormentas severas” para las zonas afectadas y el centro y sur de Córdoba, el centro y norte de La Pampa, el este de Mendoza, el sur de Santa Fe y San Luis. El alerta indica que en las próximas horas pueden producirse tormentas “acompañadas de ráfagas de viento intenso, chaparrones copiosos, fuerte actividad eléctrica y especialmente caída de granizo”. También se mantenía un alerta por “tormentas fuertes” para el norte del país, donde se esperaban abundantes lluvias y hasta granizo.
El falso entubado
No hace falta un temporal de la magnitud del que alcanzó a las localidades del nordeste bonaerense para esperar pasar varios días con los pies bajo el agua luego de una fuerte lluvia. El barrio 22 de enero lindero al arroyo La Frontera, en el partido de La Matanza, es una muestra a escala de la anegada realidad de tantos barrios y asentamientos en el conurbano. “Ya me estoy acostumbrando a vivir bajo el agua”, explicó con tono cansado Rosa Carrizo delegada del barrio. Ella y su familia, al igual que todo el barrio, desde el miércoles esperaban que el agua deje las casas. Y la suerte puede ser más esquiva para los vecinos que viven al lado del arroyo: “El sábado estuvieron en emergencia. Una gota más y el agua los tapaba”, graficó Carlos Rodríguez, otro vecino. La desurbanización es una constante de calles sin asfaltar, un metro de agua dentro de las casas y ambulancias que no pueden circular después de un par de gotas. “En la delegación municipal de Ciudad Evita no escuchan nuestros reclamos. Por ejemplo, los vecinos tienen que pagarle a los camiones de tierra que llegan para que podamos rellenar y levantar el nivel de las casas”, advirtió Rosa. Según los vecinos, el arroyo La Frontera figura como entubado pero permanece a cielo abierto y con acumulación de basura. Además, solicitan que se envíen escuadrillas de máquinas niveladoras para nivelar las calles y favorecer el drenaje hacia el cauce del arroyo. |
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