A un paso del inicio de la temporada de Verano en Mar de Plata, una investigación avalada por la Universidad de Mar del Plata da cuenta del incremento de la contaminación de las aguas que bañan las playas más concurridas, producto del desagüe cloacal ubicado frente al Parque Camet, que arroja desechos sin el correspondiente tratamiento.
Los científicos Eduardo Vallarino y Rodolfo Elías, que integran un grupo de investigación de Bioindicadores Bentónicos del Departamento de Ciencias Marinas de esa universidad, monitorean desde 1998 — y como parte de una tesis doctoral — la contaminación del mar en esa zona. Aquel año, según sus registros, el ecosistema marino estaba dentro de los parámetros normales para una ciudad que arrojaba sus desechos muy cerca de la costa. Pero los 40 controles realizados en los últimos diez años revelaron la multiplicación del gusano boccardia, un microorganismo presente en la materia orgánica y que puede ocasionar meningitis, hepatitis e infecciones urinarias.
El conteo del boccardia es un indicador recomendado por la UNESCO para estudiar el impacto de los efluentes cloacales en un medioambiente. El último chequeo, realizado en octubre, indicó que hay 700.000 por metro cuadrado en una franja costera que va desde dos kilómetros al sur del desagüe de Camet hasta cinco kilómetros hacia el norte.
Vallarino y Elías alertaron en el blog Mares y Océanos que la contaminación creció de manera tal que habría que prohibir que la gente se bañe en el mar. Así lo dijeron: “En nuestro camino a la estupidez, las playas cercanas al efluente (...) tienen guardavidas. Así, locales y turistas pueden estar seguros que no morirán ahogados: morirán de alguna enfermedad contraída por sumergirse en aguas muy contaminadas”.
La gravedad de las declaraciones tuvieron el respaldo público del rector de la Universidad de Mar del Plata, Francisco Morea, en el sitio 0223.com. También el decano de la Facultad de Ciencias Exactas de esa casa de estudios, Gustavo Daleo, avaló ante ese medio que “los trabajos de investigación de Vallarino y Elías sobre los bioindicadores fue sometido a un jurado de especialistas que consideraron que las metodologías utilizadas y las conclusiones alcanzadas fueron adecuadas”.
Sin embargo, aseguró que “decir que la gente se puede morir por meterse en el agua contaminada es sólo una opinión (de los científicos) que no puedo ni avalar ni refutar”. El responsable de señalar qué impacto podrían tener en los bañitas las aguas contaminadas es responsabilidad del Instituto Nacional de Epidemiología, aclaró.
Por su parte, la Unión Guardavidas de Mar también brindó su apoyo a los especialistas. La entidad repudió a “aquellos que teniendo el poder lo utilizan (...) en desmedro de la seguridad y salubridad del prójimo”.
Los científicos también aseguraron que un relevamiento sobre la presencia de la bacteria enterococo, hecho por Obras Sanitarias Mar del Plata – Batán entre 1995 y 2006, arrojó que "los valores exceden más de tres veces los niveles aceptados para aguas de uso recreacional a diez kilómetros hacia el sur del efluente". Esa franja incluiría los balnearios Playa Grande, Playa Chica, Varese, La Perla, La Bristol y Torreón del Monje.
Los científicos denunciaron que esa empresa municipal sabía de la presencia de esos microorganismos. También que reconoció el alto nivel de contaminación en 2006 y 2008 durante sendos congresos realizados en Turquía y Croacia.
Precisamente, las conclusiones del encuentro croata pusieron de manifiesto que los desechos vertidos en Mar del Plata sólo reciben “tratamiento primario” y que la calidad microbiana del agua demostró que “la descarga cloacal tiene impacto (negativo) en un amplio sector de la costa”. Agregó que “los niveles de bacterias (coliformes fecales, escherichia coli y enterococos) varían ampliamente dependiendo de las condiciones de viento”.
Vallarino explicó a este medio que en los últimos estudios –datan de octubre- “notamos la multiplicación alarmante del gusano boccardia en sectores muy cercanos a la ciudad”. Y añadió que “en 2002, de 50 metros en adelante de la descarga cloacal había mejillones y otra clase de organismos vivos. Hoy, hasta los 800 metros no hay vida”.
Criticadigital se puso en contacto con la Defensora del Pueblo del partido de General Pueyrredón, Beatriz Arza, quien señaló que no existen denuncias actuales sobre contaminación del mar. Sí la hubo en 2005, que llevó a este organismo a solicitar –y obtener- a la municipalidad la colocación de carteles recomendando a la gente no bañarse porque estaban cerca del efluente cloacal.
Pero para Pedro Catalano, integrante de la Comisión de Monitoreo Ambiental y titular de la ONG ambientalista ARBOLAR, “la contaminación existe y es fuerte”.
“No se la puede negar cuando todo el mundo ve que se vuelcan 300 mil toneladas de residuos cloacales al mar sin ningún tratamiento”, señaló Catalano y añadió que “cuando las corrientes del mar y los vientos son de norte a sur, los efluentes llegan tranquilamente a las playas del centro de la ciudad”. Además, atribuyó a “presiones políticas” la postura de Obras Sanitarias de negar el nivel de contaminación del agua.
“Ocultar todo esto no tiene sentido. Hay que decirle a la gente que no se puede bañar en la zona norte y en algunas playas de la ciudad. Habría que monitorear permanentemente las playas y decirle a la gente cuando se puede bañar y cuando no”, concluyó.
A su vez, el ingeniero Froilán González —docente e investigador de la UMdP y también miembro de la Comisión de Monitoreo Ambiental— envió una carta al intendente, Gustavo Pulti, junto a estudios científicos que certifican el alto nivel de contaminación del mar que baña las playas marplatenses.
Uno de los documentos, Situación sanitaria de la zona balnearia de la ciudad de Mar del Plata, avala un relevamiento realizado entre 1997 y 2001 por el Laboratorio de Microbiología y Limnología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Mar del Plata. El informe fue expuesto en el 1º Congreso Internacional sobre Gestión y Tratamiento Integral del Agua, que se llevó a cabo en abril de 2006, en Córdoba.
En él, los especialistas determinaron que “la mayoría de las playas no son aptas para el uso recreacional de acuerdo a normativas internacionales” y demostró que casi la totalidad de "los coliformes presentes en el agua marina costera posee un origen fecal".
Los especialistas consideraron que sólo las playas ubicadas al sur del Torreón (playa Varese hacia el sur) pueden considerarse aptas para contacto primario, de acuerdo a los criterios de la Organización Mundial de la Salud.
VOCES EN CONTRA. Por su parte, el intendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti, rechazó el relevamiento de la Universidad, al sostener que en los últimos años “la situación mejoró mucho”. Y, aunque destacó que “el mar está mejor que en cualquier otro momento de los últimos 20 años”, admitió que “la situación es mejorable”.
Para reforzar su postura, Pulti dijo que el Instituto Nacional de Epidemiología no registró “problemas de ningún tipo con patologías que hayan sido más intensas que en otras ciudades balnearias”.
Críticadigital quiso ratificar o rectificar esta información, pero desde el organismo aclararon que su misión no es el estudio del agua. “La voz cantante es la de Obras Sanitarias”, señaló Osvaldo Cotella, jefe del Departamento de Vigilancia y Clínica Epidemiológica. Sin embargo, el funcionario advirtió que, hasta ahora, “no hubo gente con ningún problema que se le pueda atribuir al contacto con el mar”.
Si bien reconoció que los efluentes cloacales “afectan el ecosistema marino, pero no las condiciones recreativas del agua”, Pulti insistió en relativizar la tesis de Vallarino y Elías. “Si fuese cierto, los propios marplatenses denunciarían el peligro de bañarse en nuestras playas y, que yo sepa, no hay denuncias. La gente va con sus hijos y sus padres” a disfrutar del mar, dijo.
Además, contrapuso un análisis periódico de Obras Sanitarias, basado en un software llamado virtual beach, que prevé los desplazamientos de los efluentes cloacales. “Podemos anticipar la influencia de las mareas, vientos y corrientes sobre los desechos. Cuando se detecta la probabilidad de un desplazamiento hacia la zona de recreación, reciben mucho más tratamiento”, señaló Pulti.
Por su parte, el presidente de Obras Sanitarias, Mario Delolio, aseguró a Críticadigital que “la calidad del agua cumple todos los indicadores que fija la Provincia". Según Delolio, el estudio de Vallarino y Elías “no sirven para medir la aptitud recreacional del agua”.
El funcionario admitió que “la presencia de los microorganismos están hasta los dos kilómetros (del efluente) y La Violeta, que es la primera playa, está a 2,3 kilómetros, con lo cual hay margen de seguridad suficiente para que nadie sufra ningún problema de salud”.
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