La falta de un plan directriz de obras para enfrentar las inundaciones en la Región y la incompetencia de las distintas administraciones para promover planes de urbanización que contemplen en forma prioritaria la preexistencia de eficientes sistemas de desagües volvieron, entre otras falencias estructurales, a quedar evidenciadas en los últimos días cuando las fuertes lluvias caídas complicaron la vida de miles de pobladores.
Si bien en esta oportunidad, según se informó desde Defensa Civil, no fue necesario realizar evacuaciones, lo cierto es que el desborde del arroyo Pérez originó serios inconvenientes en algunos barrios, tal como lo detalló una nota publicada en este diario. También se registraron serios anegamientos en numerosas calles del casco urbano y de la periferia, ante la incapacidad de los desagües existentes para atender los caudales derivados de la gran cantidad de agua caída.
No hubo entonces nada novedoso, para quienes de sobra conocen la indefensión de nuestra zona cuando se registra alguna lluvia de intensidad. Las situaciones someramente descriptas arriba no difirieron de los endémicos problemas que enfrentan los vecinos, fundamentalmente por tres motivos: la falta de canalizaciones y de mantenimientos de los arroyos, y la carencia o, en su caso, la insuficiencia de las redes de desagües pluviales.
Calles completamente anegadas, zanjas colmadas y muchas de ellas obstruidas, agua dentro de algunas casas, conformaron un panorama que, como se informó, afectó a distintos barrios y localidades.
Se enfatizó una vez más que, en superficies casi carentes absorción por las reiteradas lluvias de los últimos días, las zanjas y las pocas cañerías de desagües existentes colapsaron rápidamente y volcaron los caudales excedentes hacia las áreas más bajas, ocupadas mayormente por viviendas precarias.
Ya en anteriores oportunidades, en esta columna, fue mencionado que el año pasado se conocieron las conclusiones de un relevamiento hidrológico y ambiental desarrollado por expertos de la Universidad Nacional de La Plata, que aludieron no sólo a la necesidad de realizar obras de gran envergadura para garantizar un buen funcionamiento del sistema del arroyo El Gato -que es el gran colector de aguas del distrito- sino a la de rehacer los desagües pluviales de muchas zonas.
El panorama descripto por los especialistas de la UNLP, caracterizado como de "insuficiencia generalizada", fue atribuido entre otras causas a la impermeabilización provocada por el desarrollo urbano -pavimentación de calles y veredas, que lleva a que se acorten los tiempos de concentración del agua-; a la modificación progresiva de los cursos y a la obsolescencia del sistema pluvial, cuyo trazado responde al diseño de épocas en que las lluvias tenían menor intensidad y recurrencia que las actuales.
Está por demás sabido que no faltan diagnósticos sobre el problema, aunque es claro que para impulsar proyectos y planes de acción consistentes en preciso que las autoridades convoquen a expertos en cuestiones de hidráulica, para que brinden su aporte en un tema que, desde luego, es complejo. Sólo a partir de allí -sin perjuicio de las tareas de limpieza y mantenimiento que la Municipalidad debe realizar- podrá iniciarse un plan directriz de obras que, en materia hídrica, viene faltando. Sin perjuicio de que se acuda, dada la magnitud de los trabajos, al concurso de los recursos -humanos y financieros- que el Estado provincial deberá brindar. |
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