Tambos sin techos, casas con restos de galpones linderos, árboles retorcidos con chapas de zinc incrustadas en vez de hojas y todo un pueblo asustado. Ese era el panorama ayer en Fray Marcos, que soportó un fuerte tornado.
La localidad, ubicada 70 kilómetros al este de Florida, vio llegar una fuerte tormenta que sobre la hora 17 se abatió sobre la zona en una extensión de al menos 10 kilómetros.
Grandes piedras de granizo, vientos huracanados y lluvia intensa fue la descripción de Mario Rosa, que tras ver el panorama en el kilómetro 102 de la ruta 94 corrió para protegerse junto a su familia.
"Fue un viento terrible, trate de ocultarme y busqué un refugio medio seguro en mi dormitorio. Hubo gran cantidad de agua y mucha piedra. Se empezaron a volar las chapas y fue todo uno", dijo Rosa a El País.
Su mujer, Jacqueline, relató entre lágrimas el miedo que sintió y el recuerdo de una experiencia de su niñez. "Fueron nervios que ni siquiera sé decir. Yo lo pasé cuando tenía 7 años en la casa de mi abuelo y se arrancaron los techos. Y me quedó eso. Le tengo terror".
Las fuertes rachas siguieron su camino. Ocho kilómetros más adelante impactaron sobre el centro de Fray Marcos. Los poco más de 2.500 habitantes que tiene la ciudad estaban una vez más "bajo el efecto psicológico del 21 de abril de 1970 cuando murió el 1% de la población", recordó Eduardo Tapié. El tornado de ese año arrasó el pueblo. "Hay un estado general de conmoción. Después de ese momento se han dado fenómenos muy particulares. Todo eso es difícil de olvidar", explicó Tapié bajo la mirada atenta de niños, hombres y mujeres que salieron a la calle para ver los daños del temporal.
"Vimos vientos muy fuertes, superiores a 100 kilómetros por hora, nos llamó la atención que primero fueron del norte y luego giraron. Después amainó y empezó a caer una piedra grande como un huevo de gallina, en forma intensa e inmediatamente el viento viró de sur a norte. No era tipo tornado, sino huracán, con rachas muy fuertes", explicó Tapié.
Mientras eso ocurría, Wilmar Sández (60) se encontraba en el taller mecánico ubicado en 19 de Abril y Piedra Alta. El enorme techo de 21 metros por 19 empezó a ceder. Debajo, además de Sández, estaban tres de sus cinco hijos y otras dos personas. "Comenzamos a correr para cerrar los portones cuando se vino el viento. Luego nos fuimos todos para una parte de planchada y nos quedamos ahí", contó.
Sández dijo que 32 años de trabajo quedaron casi en el piso. El lugar está en peligro de derrumbe, el techo y varias máquinas arruinadas. "Tengo que empezar otra vez de cero".
El oficial de Bomberos, Víctor Fagúndez confirmó que algunas casas están en peligro de derrumbe. La intendencia y el comité departamental trabajarán hoy en las reparaciones. Según las primeras evaluaciones no hubo heridos.
Mercedes zafó de la tormenta
El temor de nuevas evacuaciones en Mercedes se disipó a media tarde de ayer, cuando la tormenta anunciada en el marco de un alerta naranja, pasó sin desplomarse por la ciudad. Esta situación sumada a que el Río Negro sigue estacionado en 7,24 metros, hace mirar los próximos días con optimismo, de acuerdo con lo que indicó Alejandro Gil, del Comité de Emergencia. El número de evacuados que necesitaron apoyo hasta ayer era de 293, que si se agregan a quienes salieron por sus medios superan los 500 vecinos.
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