Si el gobierno provincial, durante la gestión del gobernador José Manuel de la Sota no hubiera ejecutado la construcción de la represa Tigre Muerto y otras importantes obras de saneamiento hídrico, como la ampliación del canal Devoto, con los 600 milímetros de lluvias caídos en el último mes se habrían inundado seguramente zonas urbanas de Laboulaye, General Levalle, Melo y Villa Rossi.
“Con algunas pocas excepciones, los canales de desagües rurales y el dique Tigre Muerto funcionaron medianamente bien y eso impidió que el agua caída anegará zonas urbanizadas. Hay que tener en cuenta que llovieron casi 600 milímetros en menos de 30 días, una cantidad enorme para la región. Las tierras que se inundaron están ubicadas en sectores bajos que en épocas anteriores todos los años quedaban cubiertas por las aguas. En los últimos tiempos se habían recuperado y estaban cultivadas. Lamentablemente, las copiosas precipitaciones en muy escaso tiempo no dieron margen para el escurrimiento de las aguas acumuladas y se complicó la situación en varios campos”, explicó el subsecretario de Recursos Hídricos de la Provincia, Jorge Abdel Masih.
Entre los últimos días de noviembre y la pasada Navidad estas poblaciones del sureño departamento Roque Saénz Peña recibieron un alto milimetraje de lluvias. En Laboulaye se acumularon 520 mm, en General Levalle 540, en Melo 580 y en Villa Rossi 620. En esta última localidad en un solo día cayeron más de 200 mm, que dejaron sin margen de escurrimiento a las zonas rurales.
Aunque no existen estimaciones oficiales de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia ni del Ministerio de Agricultura y Ganadería, los productores agropecuarios aseguran que se han visto afectadas unas 100 mil hectáreas.
“La superficie inundada es grande, pero no sabemos con precisión la cantidad. Desde la semana pasada se están limpiando los canales y el agua ya ha escurrido bastante. Igual hubiera sido imposible evitar la inundación, puesto que llovió mucho y las tierras afectadas están en zonas bajas”, continuó Jorge Abdel Masih.
En realidad, los campos anegados que perdieron prácticamente todos sus cultivos fueron tierras improductivas hasta la habilitación de la represa de Tigre Muerto y de las restantes obras hídricas. Con estos emprendimientos que regularon la crecida de ríos y arroyos y el drenaje de las aguas provenientes de zonas rurales, se recuperaron en forma paulatina miles de hectáreas para la producción agropecuaria. Ahora estos terrenos volvieron a anegarse, aunque las autoridades esperan desalojar el agua en el menor tiempo posible. No obstante, las pérdidas fueron millonarias y por esta razón, los productores pedirán seguramente algún tipo de asistencia crediticia o desgravaciones impositivas.
Cíclico problema
Entre 1998 y 2001 más de 300 mil hectáreas de estas poblaciones del departamento Roque Sáenz Peña se vieron afectadas por cíclicas inundaciones. La diferencia es que en aquellas ocasiones se perjudicaron directamente las zonas urbanas de Laboulaye, Melo, General Levalle, Villa Rossi e incluso localidades de los departamentos General Roca (Jovita, Pincén) y Río Cuarto (La Cautiva).
Tras la asunción de José Manuel de la Sota y con el apoyo del gobierno nacional se construyeron entre 2004 y 2006 las represas de Tigre Muerto, Achiras, Las Lajas y El Chañar que sirvieron para regular las crecidas de los ríos Cuarto y Quinto. En forma paralela, la Provincia, a través de la ex Dipas regularizó la situación de centenares de canales de desagües que funcionaban de manera incorrecta, entre ellos el canal Devoto.
Lamentablemente, ante precipitaciones tan voluminosas como las de diciembre, estas obras no pudieron impedir el anegamiento de varios campos.
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