-¿Cómo se constituyó el Organismo Regulador de Seguridad de Presas?
-El ORSEP surgió concretamente cuando se privatizaron todas las centrales ejecutadas durante la época de Agua y Energía Eléctrica e Hidronor. Cuando se disolvieron estas empresas quedó el ORSEP como residuo en el buen sentido de la palabra, ya que esas eran las empresas que se ocupaban de velar por la seguridad de las presas. Si hoy estuviese Hidronor y Agua y Energía Eléctrica igualmente habría un sector que se ocuparía de continuar con las tareas de monitoreo y ver como se comportan las represas. Desaparecida la empresa se crea el ORSEP.
Este organismo se creó primero para la región Comahue, en el año 1993, y luego más adelante a través del Decreto Nº 239 de 1999 se creó lo que se denomina el ORSEP nacional. Esto quiere decir que no estaba más el ORSEP circunscripto a la zona del Comahue, donde existen las más grandes y modernas presas, sino que abarcó también todo el país en cuanto a las obras que eran de dominio del Estado Nacional. Por ejemplo en Salta Cabra Corral, en Tucumán La Escaba, en Mendoza los Nihuiles I, II, III, Los Reyunos y en la Patagonia Futaleufú y Ameghino.
-¿Qué cambios hubo en el ORSEP desde que usted asumió?
-Cuando yo asumí como presidente en el año 2003, por el Decreto Nº 106, distintas provincias que no estaban involucradas en el ORSEP, pedían que el organismo tuviera una cierta asistencia. El decreto de mi designación me pide que avance en convenios con las provincias y con las obras binacionales, como Salto Grande y Yacyretá. Eso se ha cumplido, en más, hoy estamos asesorando en el exterior. Así que el objetivo de la ORSEP se ha multiplicado. Antes las misiones y funciones del organismo, eran solamente regular. El Decreto Nº 239 daba posibilidad de hacer convenios con las provincias, pero nunca se habían implementado. Cuando yo llegué un primer convenio se hizo con Salta, luego con Jujuy, Tucumán, La Rioja, Mendoza, Córdoba, Neuquén, Río Negro, y muchas otras provincias que estaban involucradas. En el origen el ORSEP tenía el compromiso y la responsabilidad de velar por las presas que eran del Estado Nacional, y eso se limitaba a 30 presas aproximadamente. Con los acuerdos provinciales, hoy por ejemplo, nos ha pedido el gobierno de Mendoza que hagamos el monitoreo de la obra de Potrerillos, que fue una obra provincial. Y también vamos a avanzar en el mismo sentido en la presa Caracoles y se firmó en convenio para hacer la otra presa que sería compensadora de la de Caracoles, que es la de Punta Negra. Ahí entramos a "jugar un poco en primera", en el sentido de que hay una resolución de la Secretaría de Energía donde ya se comprometió el secretario Daniel Cameron a brindar asistencia técnica porque consideran que somos gente experimentada.
-¿Qué implica el concepto de seguridad de presas?
-La seguridad de presas es la esencia de por qué está hecha una presa. Las presas en general pueden tener sus accidentes. La seguridad de presas se evalúa mediante la introducción dentro de la construcción de la obra, de instrumentos que determinan el comportamiento de la misma. Desde piezómetros que miden en distintos lugares las variaciones de presión, hasta extensómetros que miden como va variando el movimiento de los distintos módulos de la central. Hay sensores de tensiones que se incorporan en el momento de la construcción y hay péndulos que determinan el grado de movimiento y existen fundamentalmente en el caso de sismos. Las presas están calculadas para un sismo medio y un sismo de grandes proporciones como de 8 grados en la escala Richter.
-¿Cómo se articula el trabajo de ORSEP con la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación?
-Nosotros dependemos de la Secretaría de Obras Públicas. La Subsecretaría de Recursos Hídricos siempre fue un interlocutor adecuado porque tiene conocimientos del tema de presas, sobre todo en esta etapa última que está en Ingeniero Fabián López que tiene asesores que son catedráticos de la Universidad de Córdoba y entienden muy bien la parte teórica. Tiene por deber la Subsecretaría de Recursos Hídricos asistir a la Secretaría de Obras Públicas en los temas técnicos que hacen al ORSEP. Así que por la constitución de la Secretaría de Obras Públicas sobre misiones y funciones estamos ligados ya institucionalmente.
-¿Trabajan interinstitucionalmente con otros organismos de recursos hídricos del país?
-En realidad con el tema de recursos hídricos nos manejamos con la Dirección General de Irrigación de Mendoza. Por otra parte, cuando se privatizaron las presas del Estado Nacional en la región del Comahue se crearon dos instituciones: el ORSEP Comahue, y la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC). Siempre hemos tenido una estrecha relación con ellos. Y ahora aún más ya que está el tema de Chihuido II. Ahí pasamos a tener otra función que no se había dado donde desde el origen del proyecto el ORSEP tiene que tener participación, cosa que antes no teníamos, es decir, el tema de la seguridad de presas va desde el proyecto hasta la construcción, operación y mantenimiento.
Con el Instituto Nacional del Agua (INA) se han hecho trabajos, aunque actualmente no nos encontramos realizando ninguno. El INA es uno de los primeros que ha ido a un convenio incluso anterior a mi. Nos complementamos en algunas cuestiones en el exterior. Una vez que se abrió la posibilidad de ir a Venezuela, la empresa de allá tenía mucha vinculación con el INA, y nosotros teníamos que hacerlo con la presencia de ellos también.
-Profundicemos el tema de los aprovechamientos hidroeléctricos binacionales. ¿Con qué facultades cuenta el ORSEP en cuanto a la fiscalización de los mismos?
-Ahí, como en el caso del resto de las provincias, hemos hecho un convenio con Salto Grande hace ya bastante tiempo y estamos asesorando, acompañando a Salto Grande en lo que es la realización del PADE (Plan de Acción durante una emergencia). Estamos llegando al final de ese convenio, ellos nos mandan la información y nosotros la revisamos y le señalamos a Salto Grande los pro y los contra de la propuesta. Con Yacyretá no hemos tenido suerte. Hubo algunas gestiones, pero el Ente Binacional Yacyretá es algo muy particular.
-¿Cuáles son los ejes centrales del Programa de Acción durante una emergencia (PADE)?
-Es un plan que es para el interior de las centrales. Se consideran una serie de órdenes integradas en un manual que se deben cumplir en el caso de un incidente o de un accidente de proporción, es decir, cómo se debe actuar en el interior de la presa. Hay distintos grados de detalle: blanco, amarillo, naranja, y rojo, para determinar el grado de conflicto que hay. Cuando está comenzando un accidente, se comunica a las direcciones de Defensa Civil, a la gente que está aguas abajo y se les adelanta. Y ellos tienen que tener un propio accionar compatible con el accidente que se está produciendo. Generalmente se hacen lo que se denominan “mapas de inundación”, que determinan hasta donde llega el nivel del agua si llega a suceder una determinada emergencia.
-¿Por qué la seguridad de presas hoy en día es una disciplina independiente de lo que es la ingeniería en obras hidráulicas?
-Eso es consecuencia de lo que quedó. Después de esta suerte de desmantelamiento del Estado Nacional, lo único que quedó fue el ORSEP como consecuencia del monitoreo de las presas existentes. Desapareció inclusive la ingeniería civil especializada en presas. Circunstancias que nosotros ahora estamos promoviendo. En estos días estamos firmando un convenio de colaboración con la Universidad de Buenos Aires, para volver a generar un curso de postgrado en lo que es ingeniería de presas y de seguridad de presas. Posiblemente comience ahora en 2010. Eso se va a extender a su vez a la Universidad de Comahue, a la Universidad de Cuyo, y a la Universidad de Tucumán. El objetivo es generar profesionales que tienen que ver con la ingeniería de presas, que hoy no existen.
-Usted hablaba recién de la vinculación con las universidades para la formación de profesionales ¿Realizan además de ello tareas de concientización a la población sobre la seguridad de las presas?
-Hacemos cada tanto una reunión con algunos referentes y otras reuniones públicas más extensas. Se ha venido realizando eso desde hace muchos años atrás sobre todo en el Comahue porque existía el mito de que una obra “se venía abajo”. Pero hemos concientizado a la población de que eso no está peligro por ninguna forma. Y si ocurre algún problema lo podemos controlar. Se sabe que hoy en día por cuestiones ambientales, hay movimientos contrarios a las presas, pero obviamente las presas son unas de las creaciones de generación de energía de origen natural.
-¿Qué proyectos se encuentran ejecutando actualmente que son cuestionados por la población?
-En este momento ninguno, porque justamente Chihuido I que es el que se crea en el centro de la provincia de Neuquén no es nuestro, es provincial. Es un sistema en donde el contratista a su vez trae la financiación, construye la obra. Hay otra parte que tiene que aportar alguien, que como siempre sigue siendo el Estado, pero la operan las provincias con un compromiso de traer energía al sistema interconectado. El río Neuquén, nos ha hecho preocupar en 2006 y en 2008 porque sube rápidamente, la lluvia se concentra de una manera tal que se va modificando año a año lo que se denomina la crecida máxima probable. Cuando se construyó la obra de Portezuelo Grande sobre el río Neuquén se consideró que la crecida máxima correspondía a un valor de 11 mil metros cúbicos, pero a medida que se va diversificando la población alrededor se van generando más situaciones de riesgo. Pero se pudo manejar bien. Ahí entra el tema del PADE: entre el ORSEP, la AIC y la gente de la concesionaria se logró regular las compuertas de modo tal que hemos evitado un desastre.
-¿Cuál es su opinión con respecto al movimiento internacional por el desmantelamiento de presas?
-Pueden no hacerse presas. Pero entonces tenemos que adoptar la tecnología nuclear. Yo trabajé también en tecnología nuclear, y es segura. Pero los países se vuelven esencialmente dependientes de tecnologías importadas. Si bien Argentina está orientada hacia el uso de uranio natural o levemente enriquecido, si no lo hace con métodos desarrollados por el país, depende de las grandes corporaciones internacionales.
Hoy ya hay un criterio distinto para el proyecto de diques, por ejemplo en el caso del Comahue el agua que va para riego tiene un grado de pureza mucho mayor que antes. Y eso le origina dificultades en regadío porque llega carente de los elementos en suspensión que el riego aportaba en condiciones naturales y que ayudaban al desarrollo de las plantaciones.
Hay que evaluar la operación de los descargadores de fondo de las presas de modo tal que puedan enriquecer el agua para riego con esas suspenciones de elementos fertilizantes que favorecen el desarrollo de la fruticultura permitiendo el arrastre de las suspenciones que precipitan en el fondo del embalse.
Todas están obras van a tener que ser concebidas bajo un sistema distinto. Todas las cuestiones que hacen al medioambiente hay que estudiarlas detenidamente ya que forman una parte sustancial de un proyecto hidroeléctrico. Eso hay que conciliarlo; en algunos lugares como Estados Unidos y Canadá, esto se está haciendo y se logra un buen resultado.
Reflexión final
Quiero señalar que estamos en una etapa distinta de la que nos dio origen el Decreto Nº 239, en el sentido de que como señalaba anteriormente estamos participando desde el momento en que se prepara el proyecto y hay que cuidar tanto los aspectos ambientales como el fin para el cual fue erigida una obra, en este caso la hidroelectricidad. Estas son misiones y funciones que no estaban comprendidas en el decreto de creación.
En Sudamérica somos referentes. En Brasil se está llevando esto con mucho esfuerzo a través de ANA (Agencia Nacional del Agua), pero todavía no tienen afianzado un sistema de seguridad de presas como el que tenemos nosotros. Si bien somos pocos, somos bastantes reconocidos. Actualmente hemos terminado la primera parte de un relevamiento hidroeléctrico en la república de El Salvador. Y nos están pidiendo colaboración de la República Dominicana y del Ecuador, en ese sentido ya hemos superado las fronteras de la República Argentina.
|
|
|