El río Arenales, uno de los principales afluentes del dique Cabra Corral, pierde en su paso por la ciudad de Salta toda su pureza original, a causa de líquidos cloacales, residuos sólidos, productos químicos, líquidos lixiviados, desechos industriales y otros elementos contaminantes.
Pasan los años, se repiten las denuncias, se enumeran las posibles soluciones, pero el río -en su travesía de 15 kilómetros por la ciudad de Salta- se muestra cada vez más enfermo. La naturaleza, no obstante, parece siempre darle y darnos una nueva oportunidad, porque gracias a sus grandes caudales de verano, el río se las ingenia para darle un poco de respiro a su herido ecosistema.
Los que más lo conocen y estudiaron afirman que aún se puede evitar su destrucción, pero advierten que no se logrará ese objetivo si todos los salteños, no sólo los organismos, no se concientizan y aportan al cuidado de este cauce de agua en el que no hace muchos años se pescaban mojarras, yuscas, bogas y hasta algún majestuoso dorado.
El río Arenales tiene sus nacientes al oeste de la ciudad, en el cordón de Lesser, en plena precordillera. A esas alturas sus caudales de deshielo son cristalinos, dignos de aparecer en un comercial de agua mineral. Sin embargo, al entrar a Salta esa pureza va cediendo a la turbiedad y frente al viejo basural de La Pedrera ni siquiera el más audaz se atrevería a beber un sorbo de la contaminada agua.
Canales de desagüe
Una de las principales fuentes contaminantes está en las aguas servidas que confluyen directamente sobre el Arenales a través de los canales pluviales.
Además, la planta depuradora de líquidos cloacales fue construida para una ciudad de 280 mil habitantes (según datos del ex intendente y ex titular de AGAS, Walter Luna) y tiene hoy una capacidad máxima para 312 mil usuarios (según registros del Ente Regulador), cuando en realidad recibe las aguas residuales de 450 mil salteños conectados a la red de cloacas.
Esta saturación se hace sentir en los canales de desagüe pluvial que surcan la ciudad y que desembocan, como venas abiertas, en el Arenales.
Paradójicamente, estos canales construidos para evitar que Salta se inunde en la época de lluvias, siguen llevando aguas servidas, incluso en invierno, cuando las precipitaciones brillan por su ausencia en la región.
Esto pudo verse durante un relevamiento en el que el ingeniero Walter Luna acompañó a El Tribuno, comenzando por las líneas colectoras de los tres grandes canales que desembocan sobre el Arenales: los de las avenidas 16 de Septiembre e Hipólito Yrigoyen y el de la zona Oeste.
En todos los casos, la presencia de barro verdoso en el lecho (indicio de materia fecal en descomposición), como así el color y olor de las aguas, lleva a deducir que los caudales que confluyen en las villas Costanera, San Antonio y 20 de Junio son volcamientos cloacales crudos.
Resulta por demás evidente que ni la red cloacal de la ciudad de Salta ni su planta potabilizadora de San Javier, en la zona sur, se condicen con el crecimiento experimentado por la capital.
Ante los diputados, hace menos de un año, el presidente del Ente Regulador de los Servicios Públicos, Armando Isasmendi, señaló que la planta depuradora de San Javier puede tratar hasta 80 mil metros cúbicos diarios, pero recibe hoy no menos de 150 mil.
En los días de lluvia, subrayó Luna, esas instalaciones reciben hasta 400 mil metros cúbicos diarios, o sea que los caudales son cinco veces más que los que puede realmente depurar.
La ampliación o construcción de una nueva planta se considera una prioridad para evitar que se repita lo de febrero de 2008, cuando el entonces titular del Ente Regulador, Federico Posadas, denunció ante el Ministerio Público a Aguas de Salta por volcar líquidos cloacales sin depuración en el río Arenales mediante un by-pass. Esto es un desagüe directo al río
Las soluciones que se necesitan con urgencia
Especialistas en recursos hídricos, ciencias naturales e ingeniería ambiental recomendaron una serie de obras y medidas que se consideran indispensables en las riberas del Arenales.
- Ampliación de la planta depuradora de líquidos cloacales de San Javier o construcción de una nueva planta de mayor capacidad en ese sector del río Arenales.
- Construcción de un paredón y defensas para evitar que la basura depositada en el viejo basural de La Pedrera, como así también sus líquidos lixiviados, sigan cayendo al río.
- Instalación de enrejados en las desembocaduras de los grandes canales pluviales de la ciudad de Salta para evitar que los residuos sólidos terminen arrastrados hacia el curso.
- Piletones en las desembocaduras de los canales donde se produzca la degradación microbiológica del agua -por la acción de bacterias habituales-antes de su volcamiento en el cauce.
- Adecuación de las redes cloacales en zonas críticas de la ciudad de Salta para terminar con volcamientos de aguas servidas que terminan, a través de los canales, en el río.
- Emplazamiento de sistemas de tratamiento de desechos industriales acordes con el crecimiento y las actividades que se desarrollan en el parque industrial de la ciudad de Salta.
Algunas de estas obras fueron incluidas en el plan de recuperación ambiental del río Arenales, que aprobó el Concejo capitalino a fines de 2008. Como parte del plan se comprometió a organismos municipales con competencia en medio ambiente y obras públicas a elaborar, en un plazo de 120 días, un sistema de información pública sobre el Arenales.
El informe pendiente debería incluir datos científicos sobre el estado del agua y aire, situación de las napas subterráneas, listado de las industrias y empresas asentadas sobre las riberas, impacto individual y acumulativo de cada una de ellas, zonas donde se vierten líquidos cloacales y su tratamiento.
Una bomba ambiental
VUELCOS CLOACALESPOR LOS CANALES PLUVIALES BAJAN AGUAS SERVIDAS AL ARENALES.
El gran caudal que trae el río Arenales en verano hace olvidar la imagen que presenta a mediados de año, con sus orillas llenas de basura y su cauce verde y maloliente.
En realidad, los fuertes caudales estivales actúan como una alfombra bajo la cual se esconde muchísima basura arrastrada desde la ciudad hasta Las Garzas, como se llama la zona de desembocadura en Cabra Corral. Bolsas plásticas, latas, gomas, chatarra, infinidad de botellas, corren por el contaminado río Arenales.
A la altura de La Pedrera, donde está emplazado el ex basural de la ciudad de Salta, los residuos que caen al cauce tienen su propio carnaval.
Ahí, a simple vista, se ven los arboles que bordean el río “adornados” con bolsas de plásticos. En invierno, con las bajantes, en las riberas vuelven a aflorar los microbasurales, como fiel testimonio de esa pésima costumbre, en todo el Valle de Lerma, de usar los cauces de los ríos para que arrastren la basura.
Una cuenca enferma
Ya en un monitoreo iniciado en 1996 por profesionales de la UNSa se advertía sobre el alto grado de contaminación del río Arenales, especialmente a la altura del viejo basural de Salta, con un promedio de 8,7 miligramos de amoníaco por litro de agua.
Al respecto, Mónica Salusso advertía en 2000 que una medida mayor a 2 miligramos provoca alteraciones en el hábitat del río, de modo que aquellos niveles de contaminación detectados tornaban imposible el desarrollo de cualquier forma de vida en el agua.
Haydeé Musso, especialista en química biológica, llegó a la misma conclusión en un informe presentado en 1998. Allí señalaba que en la zona de La Pedrera el río corre más lento, lo que perjudica la oxigenación de las aguas y lo transforma en un pantano inhabitable.
Otro estudio, realizado entre 1996 y 1997 por Virginia Martínez (UNSa) detectó que los peces presentan en distintos tramos del Arenales inflamaciones e irritaciones que llegan a comprometer su capacidad respiratoria. Aunque no se conocen informes más actuales, lo que se ve hoy no es tranquilizador. Urgen nuevos monitoreos que actualicen el diagnóstico y permitan aplicar políticas de descontaminación en el Arenales antes de que ese paraíso llamado Cabra Corral se arruine.
Todo lo que llega al embalse de Cabra Corral
POR WALTER LUNA
Los que no tienen acceso a servicios de saneamiento adecuados son -como siempre- los más pobres y vulnerables. El problema es especialmente grave en las zonas rurales y suburbanas en rápida expansión (como el sudeste y oeste alto salteño), exentas de toda urbanización.
Generalmente en estos asentamientos, eufemísticamente llamados barrios, las enfermedades transmitidas por el agua no potable causan el 80% de las enfermedades y las muertes que producen. En el mundo, por temas inherentes al agua no potable, muere un niño cada ocho segundos.
Para mí ha sido siempre un placer recorrer las calles de mi ciudad. Estuve más de un año sin hacerlo, con la plenitud inquisidora del día miércoles pasado. He notado cambios que, desgraciadamente, marcan una involución de lo que vería con los ojos del ciudadano común, preocupado por otras cosas.
En nuestra ciudad poco, o nada, importa la salud del ambiente. Hay graves problemas de contaminación, especialmente en lo que concierne al más importante tributario del dique Cabra Corral: el río Arenales. Es receptor de desechos -limos provenientes de canteras de áridos, industriales, domiciliarios y cloacales- generados por la casi totalidad del ejido urbano. Las primeras napas de aguas subterráneas están contaminadas por la desidia e indolencia de quienes debieron preservarlas.
Los líquidos lixiviados -de un altísimo tenor contaminante- tienen sus orígenes en centenares de microbasurales dispersos en toda la ciudad . Como si ello fuera poco, he visto el reverdecer de algo: el del viejo basural de La Pedrera, a metros del cauce del Arenales. Considero necesario pedir, a quienes tienen poder de decisión, decidan mirando esta realidad, y que una actitud generalizada -pésima, por cierto- de instalar los basurales a la vera de los ríos y rodearlos de asentamientos termine definitivamente.
Los graves y actuales inconvenientes que vemos son la resultante de más de 70 años de una nula planificación. De verdades dichas a medias, que son las peores mentiras. Creo que ha llegado el momento de sacudir y rejuvenecer a esta señora gorda llamada ecología y preservación de nuestro ambiente. Por él esperan las futuras generaciones, receptoras del lugar donde coexistimos, que no es nuestro, sino que nos fuera prestado para vivir en un mundo mejor. |
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