Para algunos, las vacaciones que habían planeado en Machu Picchu y que terminaron sin poder llegar a las ruinas, comiendo en ollas populares y durmiendo en vagones de tren, podrían ser desde hoy una anécdota. Esta tarde, en uno de los dos aviones que envió la Fuerza Aérea, llegarán los primeros 60 argentinos de los 700 que habían quedado varados tras el alud del martes.
Ayer al mediodía, de la base aérea de El Palomar, despegaron dos aviones (un F-28 y un Hércules C-130) que llegaron a Lima por la tarde. El Hércules viajará hoy a Cusco a buscar a los argentinos que ya fueron rescatados en helicópteros de Aguas Calientes, la zona que quedó aislada cuando el alud de barro y piedras cortó las vías ferroviarias y desbordó los ríos. Y si las condiciones meteorológicas lo permiten, el F-28 los dejará hoy a las 19 en Aeroparque. El Hércules se quedará llevando provisiones a Cusco y trasladando gente a Lima al menos hasta el sábado.
El miércoles habían logrado evacuar a 120 de los 700 argentinos que estaban aislados y ayer, lograron evacuar y registrar a otros 140. Es decir, según la embajada argentina en Perú, ya hay 260 evacuados y registrados, entre ellos, nueve turistas que estaban aislados en Santa Teresa, un rumbo alternativo al Camino del Inca. La mayoría de los otros 440 siguen varados en Aguas Calientes aunque algunos de los que habían sido sorprendidos en las zonas menos afectadas del Camino del Inca empezaron a llegar a Cusco por sus medios y aún no habían sido registrados.
Quién primero y quién después dependió de lo esperable para una emergencia: mujeres y niños primero, mayores, embarazadas y enfermos después y los jóvenes -muchos son mochileros que viajan solos o con poca plata- para el final. "Nos sacaron de Aguas Calientes en un helicóptero hasta un punto seguro y de ahí viajamos una hora por tierra hasta Cusco", contó a Clarín Daniel Daguerre, un contador de Chascomús que está entre los primeros evacuados porque tiene 55 años. "Ahora empieza la segunda parte de nuestra odisea: tenemos que usar nuestros pasajes pero Cusco no tiene aeropuerto internacional y todos los extranjeros que quieran irse van a estar en Lima que es por el único aeropuerto que se puede salir". Como Daniel, no todos volverán en los aviones de la Fuerza Aérea: "La idea es que quienes tienen pasajes vigentes puedan hacerlo por sus propios medios", explicó Leandro Fernández Suárez, consejero de la embajada argentina.
Finalmente ayer no llegó el cuerpo de Lucía Ramallo Sarlo, la única víctima fatal argentina que dejó el alud. Su padre iba a viajar a reconocer el cuerpo pero terminó haciéndolo por foto. Se esperaba que ayer se terminaran los trámites y que el cuerpo llegue mañana.
Ayer, Aguas Calientes se militarizó. Los varados comen en ollas populares y siguen durmiendo en la municipalidad, en la comisaría o en los vagones del tren para protegerse de la lluvia. Y las denuncias siguen multiplicándose: "La situación es caótica. No se respeta el plan de dar prioridad a las embarazadas y a los enfermos. Hay gente que sale poniendo plata. Desde que intervinieron los militares la cosa está peor", dijo por televisión Gabriel Barrios, un santafesino que sabe que por ser joven, está entre los últimos de la lista.
Los operativos de otros países
El gobierno peruano dispuso que los primeros en ser evacuados sean los mayores de 60 años, los menores de 13 junto a sus madres, embarazadas y enfermos. Pero, a pesar de los controles, en medio del caos, algunos turistas se las rebuscaron para salir antes de la zona afectada. Desde un primer momento, los latinos denunciaron que "europeos y americanos pagan para subir antes a los helicópteros" y el Ejército reforzó los controles. Aún esperan ser rescatados de Aguas Calientes, 180 chilenos, 40 uruguayos y alrededor de 100 brasileros, según consignan medios locales. Esos países ya pusieron en marcha sendos operativos para enviar aviones a Cusco en busca de sus ciudadanos.
"Hubo mucha discriminación"
Mientras lo evacuaban en helicóptero desde Aguas Calientes hasta Cusco, Rodolfo Giro, un arquitecto de Carlos Casares, cumplía 53 años.
"Tengo mucha bronca. Les saqué fotos a quienes pagaban por ser evacuados primero. Además, hubo mucha discriminación: yo vi cómo acomodaban a los europeos y a los asiáticos en los vagones más cómodos del tren en donde dormíamos", contó Rodolfo a Clarín mientras caminaba por Cusco para encontrarse con el cónsul argentino que prometió ayudarlo a volver. Y opinó: "Los jóvenes latinos tuvieron una actitud fantástica: ayudaron a establecer prioridades de evacuación y ayudaron a contener el río, pero el gobierno peruano mostró una ineptitud absoluta hasta para separarnos por edad".
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