Una mañana fría y nublada para la mayoría es augurio de un día lluvioso. Para otros es su mayor deseo "¡Que por fin vuelva a caer agüita!", dice doña Magdalena, habitante del municipio, la misma mujer de 70 años, cansada de cargar por más de una cuadra los baldes con el agua para la semana, asegura estar apenada porque siempre los vecinos le tienen que ayudar a cargar.
Como esta historia, a diario, se viven muchas más, ya que son aproximadamente 25.000 habitantes de la población los que han vivido las consecuencias de los racionamientos de agua que tiene el municipio desde hace un mes y que lo convierte en la población más afectada de Cundinamarca por la ola de verano.
Una jugada al desempleo
Mientras la comunidad espera que las negociaciones con otros acueductos, como el de Bogotá, sean exitosas, siguen haciendo esfuerzos para sobrevivir a los racionamientos.
Claudia, está preocupada porque desde el 24 de diciembre no recibe agua por ningún medio y asegura que ella y su familia ya no tienen ropa limpia para utilizar y además la plata no les alcanza para comprar siempre agua potable para cocinar.
Flor María, ha debido pagar servicios de transporte particular para que le suban agua potable en 'botilitos', los niños del barrio Toledo se han solidarizado con los adultos mayores y les ayudan a llevar el agua.
Don Humberto Roncancio no tiene trabajo y ha sacado provecho de los racionamientos, en una carretilla recoge agua en tanques y la reparte a lo vecinos que le piden el favor, le pagan por eso y de paso le hace una jugada al desempleo del país.
Bogotá, la solución
Cinco carrotanques y 15 tanques de autoabastecimiento, con capacidad para seis mil metros cúbicos de agua, fueron ubicados en puntos estratégicos del municipio, como parte del plan de la Empresa Aguas del Tequendama para aliviar dolores como los de la señora Flor María, quien por su edad casi no puede cargar con las canecas llenas de agua.
Para que La Mesa tuviera agua dos veces por semana era necesario que las quebradas abastecieran entre 30 y 35 metros cúbicos de agua, pero debido a los racionamientos el municipio ha tenido que sobrevivir con menos de 25 metros cúbicos.
Este problema se ha agudizado en el último mes; sin embargo los habitantes y los trabajadores del acueducto concuerdan al afirmar que este problema existe desde hace muchos años en el pueblo.
Según el gerente del acueducto local, José Agustín Cortés "La solución definitiva es traer agua de otras fuentes"y por eso ya se han hecho acercamientos con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) para que en el segundo semestre de este año los habitantes puedan tener agua o adelantadas las obras de infraestructura.
La negociación entre Alcaldías y EEAB se instalará en los próximos días.
A pesar de que el deseo de la señora Magnolia era que lloviera y era un aparente día gris, el cielo se despejó y el deseo que lloviera en La Mesa no se cumplió.
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