La naturaleza tiene a maltraer a los habitantes de las zonas serranas del Valle de Lerma.
El lunes a la madrugada otra fuerte tormenta en las altas cumbres próximas al Nevado de Chañi, al noroeste de la región, ocasionó un alud de gran magnitud que bajó por los cauces de los ríos de montaña.
En su paso destructor, dejó unas quinientas cabezas de ganado caprino y ovino muertas, sembradíos destruidos y casas seriamente averiadas en los parajes Ojo de Agua, El Tambo, El Chañi, y el emblemático poblado de San Bernardo de las Zorras, en cuyas alturas el afamado Tren a las Nubes alcanza la cota de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar.
Sorprendió a todos
La crecida inesperada de los ríos Pomata, Colorado y El Abra afectó a varios caseríos en la inmensidad de la noche, a tal punto que se dudó en las primeras horas del lunes sobre el destino de numerosos pastores que suelen estar en las zonas aledañas.
El área quedó incomunicada durante dos días y sólo se pudo acceder hasta el lugar afectado en motocicleta del tipo enduro. También se podía llegar tras caminar unas cinco horas, para asistir a los afectados por el alud.
Sólo hubo daños materiales. La fortuna estuvo nuevamente del lado de los pobladores, que no sufrieron ni un rasguño. Tan solo el susto mayúsculo de la inesperada riada que trajo piedras, sedimento y llegó a arrastrar unos cuantos sauces solitarios, dibujados en medio de tanta desolación.
El Club de Enduro de Salta jugó un papel muy importante en las tareas de auxilio, siendo los primeros y únicos que durante diez horas buscaron afanosamente a los puesteros ubicados en los sitios más alejados de esta zona.
Sin víctimas
“No hubo víctimas ni heridos, sin embargo, el desastre es de consideración, porque la gente no tiene con qué subsistir en las próximos meses. La mayoría de las familias damnificadas se quedaron sin ganado y sus sembradíos sucumbieron ante el paso del alud”, graficó a El Tribuno el jefe comunal de Campo Quijano, Manuel Cornejo.
La tarea de socorro fue diagramada con personal de las comisarías de San Antonio de los Cobres, Gendarmería Nacional y el hospital Francisco Herrera. También participaron funcionarios del municipio y la comisaría de Campo Quijano, además de los ya mencionados enduristas salteños encabezados por Gonzalo Rodríguez
“Apenas solicitaron nuestra ayuda salimos hacia San Bernardo de las Zorras. Era imposible andar por lo que quedo del cauce, peor aún fue intentar por otros caminos de herraduras utilizados por los baquianos. Cuando llegamos, observamos un panorama devastador, era tanto el ganado muerto que parecían piedras arrastradas por el río. Esa gente se salvó porque Dios es grande. No sé cómo hicieron para que no les pasará nada”, relató aún pasmado por el escenario que le tocó recorrer uno de los enduristas.
Luego de cerciorase en San Bernardo y otros parajes el estado de los lugareños, salieron en busca de Carmen Rosa Erazo, hermana del conocido baquiano Julio Erazo.
Con un guía encima de las motos, partieron al caer la tarde del lunes hacia una quebrada apartada de Potrero de Chañi, casi en el límite con Jujuy. Era sumamente alejado de los caseríos, allí una pastora perdió sus trescientas veinte ovejas por el alud. “El agua me llegó hasta la rodilla, quise salvar a mis animales, pero flotaban en el agua. Fue horrible”, contó la mujer. Esta pastora, como otros lugareños, decidió traer su ganado a estas tierras por la sequía en las planicies de altura de Pascha y El Rosal.
Un camino que está intransitable
En la ruta 51, a la altura de Puesta de Tastil, donde bifurca el camino hacia San Bernardo de la Zorras, se puede circular. Pero aventurarse por la ruta secundaria hacia el interior de la quebrada es casi imposible.
El cauce del río lleva mucha agua y lodo. Llegar hasta los parajes alejados es muy difícil y peligroso. Sólo se puede seguir por la ruta 51 hasta el poblado de Las Cuevas. Desde allí, penetrar hasta el Toro siguiendo el camino de las lagunas. De todos modos, se agregan alrededor de 50 kilómetros cargados de constantes amenazas de tormentas de agua y granizo.
Entregaron ayuda
Un equipo de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Quijano realizó entrega de colchones, mercadería, ropa y frazadas a más de diez familias afectadas.
“Esto es sólo un paliativo, el problema se presentará ahora porque no quedó ganado en pie y la siembra está toda perdida. Son unas cincuenta familias diseminadas a lo largo de esta zona que quedaron a la deriva”, acotó el jefe municipal de Quijano.
La economía de subsistencia de estos lugareños, con sembrados de papa, haba, alfalfa, arveja, entre otros, fue destruida.
El ganado caprino, vacuno y en su mayoría ovino quedó sepultado por el alud. Recién este martes en la tarde algunas camionetas de tracción pudieron pasar el cauce del río, que aún seguía embravecido en su largo recorrido desde Chañi hasta su desembocadura en el Toro.
Hace quince años disfrutan con sus paseos en el norte argentino, pero hace unos cuantos años decidieron salir al auxilio de las personas que viven en zonas extremas.
El lunes a la mañana un llamado desde el municipio de Quijano alertó a cinco enduristas que capitaneados por Gonzalo Rodríguez, dejaron sus quehaceres diarios y partieron al Toro. “Encontramos mucha destrucción por el alud”, contaron. |
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