Los pronósticos climáticos para Guatemala apuntan hoy hacia la ocurrencia de una sequía extrema este año, cuando falta apenas una semana para comenzar oficialmente la temporada sin lluvias.
Fuentes del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología reiteraron esos augurios y fijaron de 30 a 32 grados centígrados las temperaturas máximas en la meseta central.
Esta la integran los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá, Chimaltenango, Sacatepéquez, Guatemala, Santa Rosa, Jalapa y Chiquimula donde reside la mayoría de la población del país.
Los expertos afirman que esos valores de temperatura sobrepasarán los registrados en el verano del pasado año y señalan al mes en curso y a marzo como los más secos de la época.
Sin embargo, el calor será extenuante en las regiones del nororiente y el norte, donde los pronósticos prevén marcas de 42 y 40 grados, en ese orden.
De acuerdo con un comunicado del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, la escasez de precipitaciones pluviales reduce a la mitad la cantidad de agua disponible.
Ello a pesar de contar esta nación con 15 mil 802 kilómetros de cauces fluviales y 710 sistemas en lagos y lagunas que proveen el líquido.
La institución asegura menos impacto directo en los centros urbanos por la desertificación y la sequía, aunque sí repercutirán con el aumento de los precios en las tarifas eléctricas y los productos de la canasta básica.
Lo más serio ocurrirá en las zonas rurales, donde la seguridad alimentaria se verá seriamente amenazada por los graves daños a los suelos y cultivos, en tanto deben incrementarse los incendios forestales.
Los especialistas y autoridades hacen llamados continuos a adoptar medidas ante la situación por venir, como es el uso racional del agua, y recuerdan lo crítico del panorama durante 2009.
Entonces las afectaciones ocurrieron por una combinación de factores, pues si en algunos momentos las lluvias estuvieron ausentes en otros se comportaron en exceso, en tanto en la época fría las heladas destruyeron muchas áreas cultivadas.
Durante el pasado año se estimaron en 182 mil 866 las familias pobres que sufrieron las consecuencias de esas condiciones.
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