En la noche del mismo viernes, medio millar de personas protagonizaron la primera de una serie de marchas de protesta por la zona céntrica de esta ciudad, las que se reanudaron en la víspera, entregándose panfletos a transeúntes y automovilistas.
El grupo estaba conformado por marineros, fileteros, estibadores, trabajadores de la fábrica de harina de pescado y familiares de los mismos.
Además, casi en forma simultánea, se arrojaron fuegos artificiales desde los pesqueros fondeados en cercanías de la monoboya y vigilados por un guardacostas.
A través de los panfletos, se argumenta que el daño ambiental fue causado por los buques sismográficos que contrataron las compañías petroleras mencionadas, sumando a ello las perforaciones offshore que realizara la plataforma Ocean Scepter de YPF.
Para fundamentar esas apreciaciones, el principal referente de los patrones de la flota amarilla, Luis Jones, citó informes técnicos que le hicieron llegar universidades de varios países que estudian este tipo de actividad industrial.
En ese sentido, trajo a colación que los buques sismográficos utilizan explosiones de aire comprimido que producen un ruido que llega a los 260 decibeles, mientras que el ser humano puede soportar un máximo de 19, lo cual les daba la pauta de lo que sucedió con las especies marinas.
De hecho, consideró que las petroleras prácticamente “han dinamitado el subsuelo marino y ahora nosotros pagamos las consecuencias”.
Ante otra consulta que le formuló Diario Patagónico, dijo que la drástica disminución de la pesca comenzó en el mes de octubre del año pasado, coincidentemente con la actividad del buque sismográfico contratado por Pan American para operar inicialmente en aguas del Golfo San Jorge, en jurisdicción santacruceña.
Además, cuando se le preguntó por qué no habían hecho esa misma queja muchos meses antes, cuando fue YPF la que contrató otro buque para idéntico fin, Jones dijo que mientras duró esta etapa offshore también se percibió cierta disminución de los cardúmenes de varias especies.
Sin embargo, aclaró que “en ese momento, debido a nuestra ignorancia, no sabíamos qué estaba pasando, pero ahora tenemos las cosas más claras. Ya no hay ni merluza, ni centolla y tal vez no haya temporada de langostino”, sentenció.
PUEDEN COLAPSAR LOS TANQUES
A todo esto, pudo saberse que quienes protagonizan la protesta y su singular medida de fuerza, estiman que las playa de tanques de Termap que almacenan el crudo proveniente de todos los yacimientos de la zona norte santacruceña, entrarían en colapso en el término de diez días ya que la flota amarilla continuará bloqueando la monoboya si no hay respuestas de las petroleras.
El planteo del conflicto fue dado a conocer por una “comisión negociadora” que viajó el viernes a Los Antiguos para ser recibida por el gobernador Daniel Peralta y miembros de su gabinete.
Según Jones, el mandatario provincial les dijo que estaba profundamente preocupado por esta situación y que extremaría acciones que lleven a encontrar una solución.
Los representantes de patrones y tripulantes de los pequeños barcos pesqueros le hicieron saber al gobernador que ellos ya no tienen nada para perder y que por eso les da lo mismo estar fondeados en el muelle del puerto Caleta Paula que se halla cerca de la monoboya.
“Y si las empresas petroleras no quieren hacerse responsables del daño ambiental, nosotros vamos a pedir que no se les renueven los contratos de exploración y explotación”, afirmó Jones.
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