Este humedal que años atrás ocupaba todo a lo largo del perímetro cercado, entre la calle Lewis Jones y la Avenida Villarino, ha perdido el 60% de su totalidad.
Raúl León, un vecino y amante de la laguna y su fauna, que hace once años se dedica a relevar día por medio el estado del humedal y las especies de aves que lo visitan, contactó a diario EL CHUBUT, alarmado por la situación que transita la laguna, para dialogar acerca los problemas, las posibles soluciones y por sobre todo, las autoridades responsables de aportarlas.
En primer lugar, el ciudadano manifestó que entre los diferentes “ataques” que ha recibido esta laguna, uno muy responsable de que se esté secando está relacionado a un incidente ocurrido en el 2009: “En el mes de marzo –contó- yo di aviso en la municipalidad de que una máquina retroexcavadora, había incrementado el caudal de ingreso a la boca que está en la calle Villarino y San Martín. Allí hay un caño de unos cuatrocientos milímetros de diámetro que hace el pasaje a la zona Oeste y la retroexcavadora estuvo ahí trabajando y arruinando toda la flora, además de agrandar la secuencia de pasaje de agua por debajo del caño. Es así que la laguna empezó un vaciamiento no natural. Antiguamente el vaciamiento era periódico, mínimo y era mayor el ingreso del agua del que se perdía. Entonces eso ayudaba a mantener un caudal donde habían peces y flora. Tenemos aves que consumen flora, es decir algas y tenemos aves que consumen peces, como las garzas o los teros reales y con la disminución de estos alimentos en la laguna, las especies de aves han disminuido notablemente” -comentó.
Por otro lado, León denunció que los niños suman haciendo “represas” con todo tipo de materiales, como chapas, plásticos, bloques de hormigón “con un total desprecio o desconocimiento hacia lo natural”. A su vez, informó que la laguna “no sólo disminuyó en extensión sino también en profundidad. En su momento nos habían prometido agua de reúso la parte de Obras y Servicios Públicos del municipio, para la época de mayor evaporación de la laguna, tampoco tuvimos esa posibilidad” -indicó.
Por otra parte, León se refirió al departamento de Ecología y Medio Ambiente al asegurar que este “no se hizo presente jamás en la laguna” y que “siempre deslindó la responsabilidad al Club de Ciencias y lamentablemente ni a los chicos ni a los miembros del Club de Ciencias los he visto asiduamente haciendo algún trabajo en la laguna”, salvo una señora que aparecía esporádicamente a recoger basura. A su vez, en el 2001, un proyecto fue presentado en el Cine Teatro Auditórium para el embellecimiento del predio de la laguna, y eventualmente emplazar la sede del Club de Ciencias allí, pero nunca se concretó.
Finalmente, el amante del estudio de las aves opinó que el municipio debería financiar a algún ente como la Fundación Patagonia Natural –que en un momento tenía un proyecto sobre la laguna y la forma de regular su cuidado- o el Cenpat. “En cierto momento –relató León- había una disponibilidad interesante de dinero y sin embargo no se llegó a concretar nada”.
Entre las soluciones que piensa León serían factibles para el cuidado de la laguna, se encuentran: cerrar la valla del alambrado, limpiar toda la basura que está en la base y quedó al descubierto y, contando con una colaboración municipal, abastecer con agua de reuso a la laguna todas las semanas, con dos o tres camiones de veintitrés mil litros. |
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