El ministro de Planificación, Julio De Vido, creyó que con la partida de Alberto Fernández de la Jefatura de Gabinete ya no tendría contrincantes de peso en un gobierno del matrimonio Kirchner. Sin embargo, la llegada de Aníbal Fernández a la Jefatura en reemplazo de Sergio Massa volvió a generar un conflicto al interior del gabinete nacional. En poco tiempo, el jefe de ministros recuperó su rol de gladiador mediático oficial, se metió en el negocio del fútbol, avanzó sobre el área de Florencio Randazzo, concentró la relación con las fuerzas de seguridad y puso un pie en la Secretaría de Medio Ambiente que encabeza Homero Bibiloni.
En un principio, Aníbal se propuso no inmiscuirse en la zona franca de De Vido. A diferencia de Alberto, Aníbal y De Vido se definen como peronistas ortodoxos: ninguno intenta ensayos transversales y consideran que la gobernabilidad está atada a la conducción del Partido Justicialista. Pero al calor de la gestión los choques se volvieron inevitables.
El primer diferendo público que tuvieron giró en torno a la situación de Telecom. A mediados del mes pasado, el ministro de Planificación advirtió que el gobierno nacional estaba dispuesto a estatizar la compañía. Días después, el ex intendente de Quilmes relativizó sus dichos y dijo que no estaba en los planes del Poder Ejecutivo. “El objetivo nunca fue ése”, afirmó. Cristina saldó la discusión la semana última. Un servicio, éste o cualquier otro que sea un servicio público, no puede ser monopólico. En este sentido ratificó las afirmaciones que oportunamente hizo el señor ministro de Planificación.
El segundo round comenzó a darse en la Secretaría de Medio Ambiente, el área encargada de llevar adelante el saneamiento del Riachuelo a través de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar). Fuentes de Planificación reconocieron a Crítica de la Argentina que el origen de la disputa es el crédito de 840 millones de dólares que el Banco Mundial otorgó a mediados de 2009 para la obra que, en 1997, María Julia Alsogaray prometió terminar en apenas mil días. Se trata del crédito más grande que el organismo le concedió a la Argentina en toda su historia. Los fondos serán destinados a los desagües cloacales, la minimización de las descargas industriales sin tratamiento a los cursos de agua; el mejoramiento del sistema de drenaje urbano y el uso del suelo en la cuenca.
Para monitorear esa tarea, el jefe de Gabinete cuenta con un hombre de su extrema confianza en un cargo clave. Se trata del subsecretario de Promoción de Desarrollo Sustentable, Ricardo Eusebio “Coyote” Rodríguez, quien en los hechos es el número dos del área. Ése es el espacio que comenzó a intervenir De Vido con nuevas designaciones, como la del flamante director de Asuntos Jurídicos, Alberto García.
Consultadas por este diario, fuentes de la Secretaría de Medio Ambiente, que se alinean con el jefe de Gabinete, desmintieron que estén enfrascados en una puja con la cartera de Planificación y aseguraron que están “trabajando codo a codo con la gente de Julio De Vido”, en especial con AySA.
Planificación talla en las obras de infraestructura y en el ordenamiento territorial. |
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