Décadas de volcados de residuos agrícolas y productos químicos y un volumen que se incrementa cada año de tráfico marítimo, son algunas de las cuestiones que tratarán a partir de hoy delegaciones de 10 países, más Bielorrusia, que tienen costas sobre el Mar Báltico.
Organizado por el Grupo de Acción del Mar Báltico, el encuentro que se realiza en la ciudad de Helsinki, capital de Finlandia, se centrará asimismo en la expansión energética de Rusia con la apertura de los yacimientos petrolíferos del Ártico, lo que incrementará el flujo de embarcaciones de gran porte.
Por eso despertó expectativa la presencia del premier ruso, Vladimir Putin, que llegará con un compromiso bajo el brazo: la construcción de una planta de tratamiento de residuos en el enclave ruso de Kaliningrado, situado entre Lituania y Polonia y que hasta ahora los ha desaguado sin tratar al mar.
La construcción de la planta se inició hace más de una década, pero el proyecto colapsó por problemas de corrupción. Ahora Putin se ha comprometido a supervisar personalmente el proyecto y éste será financiado por bancos escandinavos e instituciones financieras de la comunidad internacional, informó Europapress.
La cumbre rubrica un cierto deshielo en las relaciones entre Rusia y sus vecinos del Báltico, reflejado en la construcción del gasoducto Nord Stream, que une el puerto ruso de Viborg con el alemán de Greifswald.
El proyecto -que bombeará 55 m3 anuales de gas natural- ha recibido la autorización de todos los países por los que pasa el gasoducto y sólo debe salvar dos últimos obstáculos: la decisión de la autoridad medioambiental finlandesa y el recurso presentado en Alemania por los ecologistas del Fondo Mundial por el Medio Ambiente (WWF, en sus siglas e inglés).
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