El nivel del río Paraná en el puerto de esta capital provincial se mantenía hasta ayer en 7,44 metros estacionario, a pesar de las previsiones de una crecida variable entre los 10 a 15 centímetros, según las distintas alertas emitidas durante la semana pasada.
Las zonas que más resultarían afectadas ante una posible crecida que haga llegar a un nivel de los 80 metros, serían las poblaciones ribereñas de las localidades de Santa Ana y hasta San Ignacio. En esa misma franja, las obras que lleva adelante la Entidad Binacional Yacyretá, incluso podrían quedar bajo agua.
En Encarnación, Paraguay, según los últimos reportes periodísticos de ese país, el 80 por ciento de la zona baja comercial está bajo agua por la crecida del Paraná. La EBY sigue trasladando a algunos al nuevo sector comercial y a otros les alquila salones. Los comerciantes quedaron aislados como en un lago, entre edificios demolidos y terraplenes que se cargan por todos lados. Si bien muchos comerciantes fueron obligados a abandonar el lugar por la inundación, muchos permanecen en la zona en condiciones infrahumanas, donde reciben a algunos compradores, quienes caminan sobre bolsas de arenas o maderas instaladas sobre las veredas. El tránsito vehicular está clausurado por la gran cantidad de agua sobre las calles.
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