Especialistas del Departamento Provincial de Aguas detectaron baja eficiencia en la degradación de los líquidos cloacales de la planta de tratamiento de la ciudad de Cipolletti, de acuerdo con el análisis de los datos químicos y bacteriológicos realizados.
También observaron un bajo porcentaje de remoción de las bacterias de origen fecal e indicaron que el tiempo de permanencia en el sistema depurativo resulta insuficiente para la eliminación de un mayor porcentaje bacteriano y la presencia de sulfuro como indicativo de la concreción de un tratamiento en anaerobiosis, generando olores desagradables en el ambiente.
Un informe firmado por la licenciada Roxana Rodríguez, del Departamento Provincial de Aguas, concluye también que los valores de DBO (demanda bioquímica de oxígeno) de salida se encuentran por encima del índice límite establecido para el líquido de vuelco.
El informe está relacionado con el análisis de los líquidos que ingresan y salen de la planta de tratamiento cloacal de la ciudad de Cipolletti, en base a la información obtenida durante el período comprendido entre enero de 2008 y noviembre de 2009 por el Departamento Provincial de Aguas, en función de su tarea como ente regulador de los servicios de saneamiento.
El documento presenta los valores promedios, con sus correspondientes derivaciones estándares, de los parámetros que caracterizan el funcionamiento de las plantas depuradoras y la calidad de los líquidos cloacales. Los datos expuestos corresponden a los obtenidos por la empresa Aguas Rionegrinas SA de sus propios controles mensuales en plantas depuradoras.
Se detalla, además, que el tratamiento técnico realizado en la planta depuradora de líquidos cloacales de Cipolletti es mediante lagunas aireadas en serie, operadas por Aguas Rionegrinas.
El informe explica que los parámetros más utilizados para evaluar el tratamiento de los sistemas depurativos de aguas residuales y la calidad de sus efluentes son la demanda bioquímica de oxígeno (DBO) y la demanda química de oxígeno (DQO) que caracterizan la carga orgánica y el número más probable de bacterias fecales, que muestra la contaminación microbiológica. También tienen importancia para los expertos los sólidos totales sedimentables, en suspensión y disueltos.
“Es necesario controlar estos parámetros para asegurar una buena calidad de vertido y, a la vez, verificar el cumplimiento con las normativas legales para evitar crear alteraciones medioambientales poniendo en peligro los ecosistemas acuáticos”.
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