El coordinador ejecutivo de la Unidad Provincial Coordinadora del Agua, ingeniero Rafael Silva, dijo que el proyecto que encaran los integrantes de la Comisión Trinacional del Río Pilcomayo para ejecutar una nueva obra que facilite la distribución igualitaria de los caudales se debe a que anualmente se producen reacciones en el vecino país porque entre el 85 y 90% de las aguas derivan hacia territorio formoseño, lo que permitirá cumplir con el objetivo del gobernador Insfrán descripto en el modelo lanzado en diciembre de 1995.
“Esa meta del Poder Ejecutivo se ha cumplido en parte ya que se ha logrado frenar el pertinaz retroceso del río pero no lo que tiene que ver con el deseo de que haya una distribución igualitaria de los caudales para que también Paraguay los reciba para beneficiar a las áreas productivas de la zona del Chaco”, explicó.
“Esta obra en proyecto es muy importante para Formosa porque, si bien es cierto que recibimos el mayor porcentaje de los caudales, también lo es que ingresan todo el volumen de sedimentos que se puede calcular en unos 100 millones de metros cúbicos por ciclo, a lo que deben agregarse altas inversiones anuales para la limpieza de las correderas que derivan los desbordes hacia el sistema del Bañado ‘La Estrella’”, consignó.
“Por eso es que insistimos en que con Paraguay debemos compartir igualitariamente las aguas del Pilcomayo, pero también los sedimentos que nos obligan todos los años a despejarlos para que las correderas fluviales funcionen perfectamente al igual que el resto del sistema hídrico ubicado al norte de la ruta 81”, expresó.
Admitió Silva que, pese a los intentos de mejorar la sección de ingreso de agua hacia el Paraguay a la altura de La Dorada, la sección formoseña del Canal Farías, a la altura de María Cristina, funciona casi a pleno.
Respecto del comportamiento actual del río, dijo que aunque hubo algunos “picos”, se espera que en marzo impacte el principal, atribuyendo esta situación al hecho de que todavía no se han producido lluvias intensas en la zona andina, que son las que promueven el crecimiento significativo de los caudales.
Sobre la forma en que se informa acerca de la llegada de esos caudales significativos, explicó que el monitoreo constante de las estaciones de mensura del nivel de las aguas facilita ese aviso cuando las aguas pasan por Misión La Paz, calculando que el impacto en la baja cuenca formoseña se produce diez días después.
EN LAS NACIENTES
Al consultársele acerca del modo como se nutre de agua el Pilcomayo, confirmó que depende de la intensidad de las lluvias en la cordillera , calificando como un mito la aseveración de que en realidad se debe a los deshielos que en ella ocurren en los períodos estivales.
“Es que en las nacientes no hay glaciares importantes que a causa de su derretimiento puedan aportar un caudal importante al río”, aportó.
El titular de la UPCA mostró un gráfico donde se puede apreciar el comportamiento oscilante de las curvas de crecidas en Misión La Paz; se puede ver claramente que es el producto de las lluvias.
“Cuando es agua de deshielo, la curva es pareja porque al aporte llega por derretimiento, y ello ocurre cuando aumenta la temperatura, y por lo tanto ya debiera haber ocurrido”, acotó.
Aclaró el ingeniero Silva que proceden de la alta cuenca cordillerana las lluvias que preocupan a Formosa, aclarando que sin embargo el régimen es muy variable ya que hay zonas donde superan los 1.000 milímetros, y en otras las precipitaciones son menores.
“Justamente, de ahí viene que la formación geológica de las nacientes del río Pilcomayo es material muy deleznable y que provoca el acarreo de sedimento que después es transportado hacia la cuenca inferior con los efectos lo suficientemente conocidos”, indicó.
“Cuando se registran fuertes lluvias en determinadas regiones, se produce el desprendimiento de una gran cantidad de limo que finalmente sedimenta en territorio formoseño, concretamente en la zona de las correderas, que es lo que tenemos que limpiar todos los años”, precisó.
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