Si bien viven sobre el Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, medio centenar de familias están obligadas a recurrir al único pozo confiable de la zona para satisfacer sus necesidades básicas.
Según varios testimonios, el aporte de la comuna alcanza apenas para un par de días y en varias ocasiones solicitaron mayor asistencia, aunque hasta aquí no obtuvieron respuesta. “Somos 43 familias y hay más de 300 chicos, por eso el agua es una prioridad. Es una vergüenza que la Municipalidad nos tenga así, seguro que si cortábamos la calle nos iban a escuchar”, señaló Liberato Sosa.
El vecino aseguró que una vez por semana la comuna distribuye 3.800 litros de agua potable en dos tanques públicos del barrio, además otros 2.000 litros en tanques particulares.
Lamentó que “para colmo los tanques están rajados y pierden agua. Ya avisamos a la Municipalidad, pero no hacen caso”, al tiempo que señaló la huella del acueducto que transporta el vital líquido desde el Acuífero Guaraní hasta la planta de potabilización de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo).
Precisamente, la perforación del parque termal aporte cien mil litros de agua por hora al sistema de red de la Celo.
Lo cierto es que se trata de un beneficio que está lejos del alcance de los vecinos del kilómetro 11, por lo que deben paliar sus necesidades con agua de pozo. De todas formas, reconocieron que la mayoría de éstos están contaminados debido a la filtración de las letrinas.
En este contexto aflora la solidaridad de doña Nilda Batista, quien no le niega a nadie el agua de su pozo, reconocido como el más confiable de la villa.
“Acá hay días que los vecinos hacen cola y nosotros no mezquinamos, porque sabemos que el agua es lo más importante”, señaló Batista.
Por su parte, Víctor Sosa, de Desarrollo Urbano de la Municipalidad, explicó que todos los meses la comuna reparte 689.000 litros de agua sin costo en los barrios.
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