El director del Servicio Meteorológico Nacional, SMN, doctor Héctor Ciappesoni, aseguró que en los últimos 20 años se está notando un aumento de la intensidad de las precipitaciones.
En entrevista exclusiva con Sala de Prensa, Ciappesoni explicó que la cantidad de milímetros por hora que caen en la ciudad de Buenos Aires es mayor que antes.
“Parecería que ahí hay una señal de cambio, pero esto no tiene por qué deberse al cambio climático, puede ser un efecto del crecimiento de la ciudad, del calentamiento y del aumento del gasto de energía. Todo esto suma en una dirección”, aseguró el profesional.
El experto, doctor en meteorología, llamó a diferenciar lo que puede ser el cambio climático de la variabilidad climática, que es parte de lo que estamos viviendo.
“El hombre ha modificado toda una zona, el gasto de energía hace que sea en parte responsable de lo que está ocurriendo. Se nota que la temperatura máxima disminuye lentamente, hay un problema de la tierra donde se ve desertificación, que se puede deber a la acción del hombre. Pero está en discusión qué es cambio climático y qué es acción del hombre. Además, los cambios se notan a nivel de la superficie, donde el hombre más interactúa. No se notan a 1.500 metros de altura”, enfatizó Ciappesoni.
Admitió que esto tiene consecuencias poco deseables como las inundaciones que se han registrado en la zona central del país. “La ciudad de Buenos Aires fue diseñada para soportar lluvias de 30 milímetros por hora y estamos en 90. Así el sistema de desagûe no funciona”, aseveró el director del SMN.
Más adelante, el funcionario aseguró que pese a las altas temperaturas vividas en estos días, éste no fue ni el verano más lluvioso ni el más cálido.
“Diciembre fue relativamente fresco, por debajo de lo normal. Enero tuvo temperaturas normales hasta el 20 cuando apareció una ola de calor y por primera vez dimos un aviso del efecto sobre la mortalidad en Buenos Aires, con respecto a las temperaturas máximas”, sostuvo Ciappesoni.
Sistema de alertas
Recordó que recientemente fue emitida una alerta naranja para advertir a la población sobre los riesgos de las altas temperaturas en forma sostenida. “Después de 2003, cuando se produjo un aumento de muertes en el centro de Europa, especialmente en Francia, por el incremento de la temperatura se originó este sistema de alertas por altas temperaturas. Es el caso de estos últimos 20 días en que dimos una alerta amarilla y luego una naranja por el alza de las temperaturas máximas en la ciudad de Buenos Aires”.
El científico explicó que hay cuatro niveles que tienen relación con el nivel de mortalidad de los habitantes según la temperatura.
-Verde: sin implicancia respecto a la mortalidad.
-Amarilla: entre un 10 y 30% respecto de la mortalidad
-Naranja entre un 30 y un 60 % respecto a la mortalidad.
-Roja, más del 60%.
El funcionario puntualizó que esto se comprobó en los veranos de 2001 y 2005 en la Argentina, cuando hubo un aumento sostenido del calor durante seis días y se llegó a que la mortalidad para esos meses, que normalmente es de 90-95 personas por día, trepó a 187.
“Está demostrado que cuando sostengo una temperatura por arriba de los 32 grados mueren más personas y eso es lo que decimos. Hay que cuidarse más”, sostuvo.
El profesional informó que el próximo invierno procederán igualmente con un sistema de alertas ante la eventualidad de enfrentar un clima muy frío.
“Estos avisos son para cada lugar específico porque hay zonas donde la gente está más acostumbrada a soportar temperaturas más elevadas o frías”, manifestó.
Previsiones
El director del SMN declinó hacer previsiones para el invierno porque afirmó que sólo pueden realizarse a nivel trimestral.
“Podemos decir sí que el fenómeno del Niño, que está definido en la actualidad, va a tender a desaparecer en junio o julio, así que volveríamos a la normalidad en invierno y primavera próxima. Creemos que no tendremos un invierno inmensamente frío. La tendencia es ir a valores normales”, señaló Ciappesoni.
Respecto de lo que queda del verano y el otoño, el profesional indicó que se espera un exceso de precipitación en todo el noreste argentino: Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones y parte de Santa Fe. “El río Paraná y el Uruguay están a niveles muy altos y todo lo que llueve sale por ahí, porque no hay posibilidad de controlarlo por las represas, por tanto puede haber inundaciones de aquí en más”, dijo categórico el científico.
Advirtió además, que en el noroeste hay que tener cuidado por un posible incremento de las lluvias, “que puede traer riadas importantes. Por ejemplo, en el río Bermejo, aunque se esperan temperaturas normales allí”-
Donde sí se pronostican altas temperaturas es en la zona cordillerana o centro oeste.
Página web
El meteorólogo informó que la página web del SMN es una de las más vistas del país. “Tenemos casi 300 mil entradas por día y cuando hay alerta para Buenos Aires, trepa a 600 mil, con 60 mil entradas simultáneas”.
El director explicó que soportar esta cantidad de entradas no es fácil y por eso el servicio está ampliando la capacidad de la página y “el problema estará definitivamente resuelto en dos meses, con la adquisición de máquinas más poderosas y un software de manejo de entrada y salida de información”.
El Niño
Héctor Ciappesoni estuvo acompañado durante la entrevista por la jefa del área de Capacitación del SMN, Susana Bischoff, quien se refirió específicamente al fenómeno del Niño.
“Es el calentamiento de la zona del Pacífico central-ecuatorial que altera la circulación normal de la atmósfera produciendo cambios en todo el mundo. Entre ellas, se registra un aumento de precipitaciones en la zona central de Argentina y sur de Brasil. Y por otra parte, sequía en el norte brasileño. “Este Niño” durará un año pero se han definido algunos que han durado medio año o un año y medio”, puntualizó Bischoff.
Señaló que este fenómeno climático aparece en promedio cada cuatro años, pero es variable en su intensidad. “Este fenómeno es histórico. Si uno recorre los escritos de los conquistadores ya en el año 1580 aparecen algunos que definen algo que no era el “Niño” pero que sobre las costas del Perú aparece como un calentamiento que generaba problemas con la pesca, en diciembre de un año determinado y por eso se lo asocia con la Navidad y se lo llamó así”, indicó la científica.
Respecto de los daños o beneficios que este fenómeno ocasiona en los países, el director del SMN, Luis Ciappesoni, aseguró que este exceso de lluvias que provoca El Niño puede favorecer algunos cultivos y perjudicar a otros. “Esta variabilidad en el sistema nos lleva de épocas de sequía a épocas de precipitación. Por eso hay que seguirlo y monitorearlo. Habría que plantear otro escenario de producción si las lluvias se retrotraen a 1930, habrá que planificar y cultivar otras cosas porque la agricultura argentina se ha visto favorecida este año por las abundantes lluvias”, concluyó.
Fuente: Secretaría de Medios de Comunicación - Jefatura de Gabinete de Ministros - Presidencia de la Nación |
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