La inquietante y masiva presencia de mosquitos que sufren vastas zonas de nuestra región, produce en estas jornadas no sólo el consiguiente fastidio -se sabe lo molesto que son esas situaciones-, sino también preocupación, y hasta alarma, por la eventualidad de que pueda filtrarse algún transmisor del dengue. Ello, sin perjuicio de otros efectos negativos que causan los insectos, sobre todo en los niños y en las personas que sufren alergias u otras enfermedades sensibles a ese tipo de agresión.
Está claro que las intensas y frecuentes precipitaciones se conjugaron con las altas temperaturas y, sin duda, con la falta de suficientes trabajos de fumigación en tiempo y forma, para favorecer la aparición de los insectos que, como una suerte de enjambre o nube negra, invadieron lugares públicos, plazas, calles, jardines y viviendas.
Si bien desde la Comuna local se aseguró que continúan las tareas de fumigación y de desmalezamiento en distintos puntos del partido para evitar la propagación de mosquitos en la ciudad, muchos vecinos cuestionaron la no realización en tiempo y forma de las campañas de fumigaciones.
Ya en años anteriores se vino señalando que la creciente proliferación de mosquitos no podía considerarse como excepcional, ya que en las últimas temporadas veraniegas se hicieron sentir y originaron similares motivos de preocupación. También ha sido reiterada la demanda de tareas de prevención dirigida a los organismos responsables. Sin embargo, a estas reacciones lógicas de los vecinos se ha agregado desde hace tiempo el fantasma del dengue y no sin razón, porque su existencia ha sido localizada oportunamente en distintos lugares de La Plata y la periferia.
El dengue es la mayor amenaza vinculada a la proliferación de mosquitos. Se trata de una enfermedad cuyos síntomas pueden confundirse -en su versión más leve- con los de la gripe: fiebre alta, dolores de cabeza, ojos, articulares y musculares, más erupción tipo sarampionosa. Una segunda forma, que incluye fiebre hemorrágica, tiene un índice de mortalidad del 50%.
Para evitar males mayores, tanto lo real como lo que es fruto del miedo, se impone, y así se ha reclamado desde todos los sectores, una oportuna e intensa labor de chequeo de los sitios que posean aguas estancadas a fin de detectar larvas -multiplicadas con las lluvias- y simultáneamente de fumigaciones para combatir al insecto adulto.
En la medida que tales recaudos se adopten no una vez producidos los hechos -como es norma entre nosotros-, sino a fin de que no ocurran, se habrá dado un paso efectivo para la eliminación, o por lo menos la atenuación, de estos tradicionales portadores de incomodidad y, eventualmente, de efecto serios sobre la salud.
Cabe señalar, por último, que aún cuando el tipo de mosquito que transmite el dengue no es el que frecuentemente se ve en nuestra zona, este insecto -en cualquiera de sus especies- puede ser una amenaza sanitaria por ser transmisor de enfermedades. En definitiva, el tema de los mosquitos es un tema de salud. Así debe ser entendido y, desde esa comprensión, debe ser encarado. |
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