Con el obrador instalado y los materiales acopiados, ayer por la mañana equipos de máquinas y operarios comenzaron la obra de construcción de la nueva red de agua potable para abastecer a todos los domicilios de Cerro Leones.
La iniciativa gestionada por el Municipio de Tandil y financiada por el Estado nacional, a través del Enhosa, demandará una inversión cercana a los dos millones y medio de pesos y tiene un plazo de culminación de alrededor de cuatro meses, a cargo de la empresa Eco Sur Bahía SA.
El tendido de cañerías se inició sobre la calle Basso Aguirre, y durante la primera jornada de trabajo se colocaron unos 150 metros de tuberías, le dijo a El Eco de Tandil, Jorge Cotta, capataz de la obra. El trabajador estimó que se espera mantener el ritmo de acción, aunque la cuadrilla muchas veces tropieza con dificultades propias del suelo o de la disposición de las calles.
La idea, estimó Cotta, es imprimirle velocidad a las tareas, con la intención de terminar las obras en cuatro meses.
El proyecto
El proyecto en desarrollo comprende “la realización de una nueva perforación en el Parque Industrial, la instalación de las cañerías de interconexión a la red de impulsión que va a La Movediza, haciendo una derivación que haría de nexo por Chapeaurouge, y finalmente lo que se llama la cañería fina de distribución domiciliaria en todo el entramado urbano de Cerro Leones”, explicó el secretario de Obras Públicas de la comuna, Mario Civalleri.
Los vecinos de la barriada recibieron con satisfacción la noticia y celebraron el inicio de los trabajos, según comentaron ayer a este Diario. Se trata de una obra largamente esperada, que por primera vez sienten al alcance de sus manos.
Con todo, desde hoy a las 8 continuarán las tareas, a lo largo de las distintas calles de Cerro Leones.
Las emociones
El mítico Cerro de Leones, con sus historias de inmigrantes y picapedreros, se acostumbró con los años a observar la chatura que devenía de su actividad por excelencia.
Supo de carencias y de éxodos de jóvenes en busca de mejores destinos, tal vez en el centro tandilense, o más lejos todavía. Pero se resistió erguido al paso del tiempo y conservó íntegro su espíritu luchador.
Ahora, en 2010, recibe una buena.
“La verdad es que estamos muy entusiasmados, era un viejo sueño para todo el barrio”, explicó Juan, un hombre nacido y criado en el lugar.
“Nos habían dicho de la obra, pero recién empezamos a convencernos la semana pasada, cuando empezaron a llegar los materiales y las máquinas”, agregó.
A metros del histórico bar, frente al club Figueroa, las vecinas comentaban la buena nueva, y hasta hacían planes para el futuro. Mabel dijo entre sonrisas que se trata “de una gran cosa para el barrio. La verdad es que seguiremos los trabajos día a día, acá está todo el mundo muy ansioso”.
Unos metros más allá, un anciano clava la mirada en las cañerías. No hace falta que diga nada, sus ojos claros contestan la pregunta.
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