Un consorcio productivo tiene prevista la creación de un lago artificial de 8.000 hectáreas para disponer del agua que permita el riego de unas 20.000 hectáreas de cultivos de arroz que se instalarían en esa zona.
“Esto implica sepultar bajo el agua 50 kilómetros de costas, bosques nativos, pastizales y pajonales que constituyen el paisaje natural de la zona y tienen continuidad ambiental con los esteros del Iberá”, señaló Sella.
El informe elaborado por la Defensoría señala que pasar de una zona de pasturas y sabanas naturales, con predominio de la ganadería, a una producción arrocera “implica una serie de cambios sustantivos en la cultura social de la región, con fuerte impacto en las condiciones de vida de los pobladores locales”.
Para la Defensoría, los cambios propuestos implicarán una verdadera transformación en las políticas sociales, laborales, productivas y culturales de toda la región colindante al arroyo Ayuí Grande.
El informe fue remitido a la Legislatura correntina “a fin de que al momento de aprobar el Plan de Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos se tenga en cuenta la implicancia del impacto acumulado que representan, para la sociedad y los ecosistemas, el conjunto de los desmontes y cambios en el uso de la tierra potencialmente permitidos en la provincia de Corrientes”, informó la Defensoría
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