En una decisión que podría profundizar las tensiones en la relación bilateral con Gran Bretaña, el Gobierno estableció ayer por decreto restricciones al tránsito marítimo entre los puertos continentales de nuestro país y las islas Malvinas.
La medida fue dispuesta por la presidenta Cristina Kirchner, ante la inminente llegada de una plataforma de exploración petrolera a las islas, prevista para pasado mañana.
A comienzos de este mes, el gobierno argentino ya había presentado un reclamo ante la embajada de Gran Bretaña por los planes de una compañía petrolera de ese país para iniciar la extracción de petróleo y gas alrededor de las islas Malvinas.
El decreto 256/2010 dispone que "todo buque o artefacto naval que se proponga transitar" entre puertos ubicados en el territorio continental argentino y puertos ubicados en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur "deberá solicitar una autorización previa expedida por la autoridad nacional competente".
El requerimiento se extiende a los navíos que quieran atravesar aguas jurisdiccionales argentinas en dirección a los citados puertos y a los que quieran cargar mercaderías para ser transportadas en forma directa o indirecta entre esos puertos.
"Una y mil veces vamos a insistir en esta vocación de respeto irrenunciable al derecho internacional", dijo ayer Cristina Kirchner. En un acto realizado en Merlo, afirmó que seguirá trabajando "incansablemente por nuestros derechos en las islas Malvinas y por la vigencia de los derechos humanos". Y dijo que planteará el tema en la próxima reunión del Grupo Río, que deliberará el lunes y martes próximo en Cancún.
Al anunciar la firma del decreto, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo que se tomó "en defensa de los intereses argentinos" y que el Gobierno está obligado a "garantizar la defensa de la soberanía y de todos los recursos que pudieran existir en ella".
"Hoy la circulación está sujeta a una notificación de los buques a las autoridades. Ahora intervendrán varios organismos en el control", dijo a LA NACION el secretario de Relaciones Exteriores, Victorio Taccetti, al anticipar que la autorización se exigirá a todas las embarcaciones, incluidas las de finalidades turísticas, como los cruceros.
El control se instrumentará mediante una reglamentación que definirán los ministerios de Planificación Federal (a través de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables), Economía, Industria y Justicia (Prefectura Naval). La intención es no demorar la puesta en marcha de las restricciones, admitió Taccetti. Por el mismo decreto se creó una Comisión Permanente de Evaluación de Regulaciones, que funcionará en la Jefatura de Gabinete.
Consultado acerca de si la nueva reglamentación se aplicará a la plataforma de la compañía británica exploradora de hidrocarburos, Taccetti afirmó: "Si va a Malvinas, tendrá que pedir autorización".
La posición británica
Fuentes de la embajada británica señalaron que "el gobierno argentino tiene todo el derecho de aplicar las leyes en su país y el gobierno de las islas Falkland (Malvinas) tiene el derecho de legislar en su territorio". Dijeron que Londres "no tiene dudas de la soberanía de las islas Falkland (Malvinas) y los territorios marítimos circundantes, y piensa que la exploración de hidrocarburos es un emprendimiento totalmente legítimo".
El vicecanciller Taccetti recordó, en tanto, que la Cancillería presentó notas de protesta en organismos internacionales y que el episodio se inscribe en una línea de continuidad histórica en torno del incumplimiento del Reino Unido de resoluciones de las Naciones Unidas.
El conflicto se originó a raíz de la contratación, por parte de la empresa Desire Petroleum, de una plataforma para comenzar la perforación en las aguas de la zona austral. La expedición estará a cargo de la plataforma Ocean Guardian, que según algunas versiones llegará pasado mañana al archipiélago, para comenzar los trabajos el próximo domingo.
En tanto, el senador nacional Rubén Giustiniani (Partido Socialista-Santa Fe) pidió al Gobierno que denuncie ante la comunidad internacional la "pretensión del gobierno británico de iniciar actividades de perforación hidrocarburíferas en las Malvinas".
EL CONFLICTO
Perforación. La empresa británica Desire Petroleum contrató una plataforma exploradora de hidrocarburos para determinar si hay petróleo en las islas Malvinas.
Por decreto. Cristina Kirchner dispuso que todo buque que transite entre los puertos del territorio continental argentino y de las islas Malvinas pidan autorización al Gobierno.
Sin permiso. La semana última se impidió el embarque de una partida de tubos sin costura en el buque extranjero Thor Leader. Según la Cancillería, el barco había sido usado para transportar insumos a la actividad petrolera en las islas Malvinas.
Desinterés británico por la medida oficial
El Foreign Office dijo que la regulación de las aguas de las islas "corresponde a las Falklands"
Graciela Iglesias
El gobierno británico reaccionó con una enorme dosis de desinterés -por el tono de la vocera del Foreign Office consultada por LA NACION hasta se diría con un dejo de aburrimiento también- frente a la noticia de la decisión argentina de poner restricciones al tránsito marítimo entre las islas Malvinas y la Argentina.
"Las regulaciones que gobiernan las aguas territoriales argentinas son de injerencia del gobierno argentino. Esto no afecta la regulación de las aguas territoriales de las islas Falklands [Malvinas] que son de injerencia del gobierno de las islas Falklands [Malvinas]", señaló la vocera diplomática británica.
"La Argentina y Gran Bretaña trabajan juntas en muchos terrenos positivamente y es el deseo del gobierno británico que esa colaboración continúe", agregó. En pocas palabras: lo último que quiere la administración laborista de Gordon Brown es reactivar un foco de conflicto internacional que aquí se considera un volcán dormido a apenas semanas de tener que llamar a unas muy reñidas elecciones generales previstas para mayo próximo.
Con excepción de un par de artículos en el Financial Times y The Times , la mayoría de los medios han decidido ignorar la tensión diplomática creada por las actividades de las petroleras AGR Petroleum Services, Desire y Diamond Offshore en el Atlántico Sur. Y éste es un silencio que en Downing Street nadie quiere interrumpir.
Poco tráfico con las islas
No hay buques de bandera y tripulación argentina que recalen en las islas Malvinas. Y de los buques que allí amarran, sólo los cruceros tocan puertos continentales argentinos. Los buques con combustible, pesqueros o con cargas que llegan a las islas, generalmente van desde Chile o Uruguay, y ahora deberán solicitarle autorización a la Argentina, según se infiere del decreto firmado ayer por Cristina Kirchner.
Cabe aclarar que los cruceros son todos de bandera extranjera, y realizan el tráfico entre Buenos Aires y Valparaíso, parando en Puerto Madryn y Ushuaia, o incluso los que van a la Antártida.
Por otra parte, los barcos que navegan por aguas argentinas deben contar con lo que se conoce como pasavante, un derecho de tránsito otorgado por el consulado argentino del país de donde proviene el buque, tal como lo establece el Régimen de la Navegación Marítima, Fluvial y Lacustre (Reginave) y la ley de navegación (ley 20.094).
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