El Gobierno decidió profundizar su estrategia de confrontación con Gran Bretaña y dispuso que los buques que toquen puerto argentino rumbo a las islas Malvinas deberán solicitar autorización de las autoridades argentinas. La presidenta Cristina Kirchner firmó el decreto con la nueva disposición pocas horas antes de que llegue al archipiélago una plataforma de exploración de hidrocarburos autorizada por el gobierno británico. “Una y mil veces vamos a insistir en esta vocación de respeto irrenunciable al derecho internacional. Seguiremos trabajando incansablemente por nuestros derechos en las Malvinas y por la vigencia de los derechos humanos”, señaló la presidenta argentina durante un acto en Merlo. Horas antes, en una convocatoria en la Casa Rosada, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, había anunciado la medida.
Según explicó Fernández, Cristina Kirchner decretó que “todo buque o artefacto naval” que quiera transitar entre puertos ubicados en el territorio continental argentino y puertos ubicados en las islas Malvinas y Sandwich del Sur “deberá solicitar una autorización previa” del Gobierno. Un escalón más en la disputa bilateral que recrudeció el último mes y que tuvo respuesta del gobierno británico, a través de su embajada en Buenos Aires.
El jefe de Gabinete fundamentó la decisión en que el gobierno argentino decidió “hacer uso de las facultades de avocación” en virtud de la “relevancia” de la cuestión.
También anunció la creación de la Comisión Permanente de Evaluación de Regulaciones en el ámbito de la Jefatura de Gabinete para coordinar las acciones y dictar las normas reglamentarias para la implementación del decreto. Ese comité estará integrado por los ministerios de Planificación, de Justicia, de Economía, de Industria y Turismo y de Relaciones Exteriores. En los considerandos de la normativa, se argumentó que el gobierno británico “mantiene su negativa a dar cumplimento” a un conjunto de resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en las cuales se insta a que la Argentina y el Reino Unido reanuden las negociaciones para arribar a una solución pacífica al diferendo por la soberanía sobre las islas Malvinas.
En busca de respaldo del oficialismo a la medida, los diputados kirchneristas, encabezados por Agustín Rossi, fueron recibidos ayer por funcionarios de la Cancillería para analizar la situación, tras la decisión del Reino Unido de iniciar en el archipiélago la exploración de hidrocarburos e “intercambiar información” sobre la estrategia diplomática que viene desarrollando el gobierno argentino.
Declaración de la Embajada en Buenos Aires
La respuesta británica: “Es un tema de la Argentina”
El Reino Unido evitó ayer subir el tono a la escalada diplomática generada por la exploración petrolera en Malvinas. Al menos por ahora.
“Es un tema de la Argentina la forma como aplica sus propias leyes en su territorio”, respondió un portavoz de la embajada británica en Buenos Aires, frente a la decisión del Gobierno de exigir autorización para ingresar al país a los barcos que operen en las islas.
En diálogo con Crítica de la Argentina, el vocero enfatizó que “está totalmente claro que la exploración de hidrocarburos es un emprendimiento legítimo” de las compañías británicas.
El gobierno kelper también buscó quitar trascendencia a las restricciones impuestas por la Argentina.
“Hubo bloqueo económico desde hace muchos años”, dijo Roger Spink, director de la Falkland Islands Company. Y consideró que la exigencia a los buques era algo que “esperábamos”.
El tenor de la la respuesta había sido otra dos semanas atrás.
Efectivamente, apenas se conocieron las primeras quejas argentinas contra la búsqueda de crudo en Malvinas, el gobierno británico había elevado intencionalmente el tono de la reacción, en declaraciones que fueron difundidas por el diario inglés Financial Times.
En aquella oportunidad, la administración encabezada por el primer ministro Gordon Brown ratificó que el Reino Unido continuaría con los trabajos de exploración y aseguró que la diplomacia británica se encontraba en estado de “alerta” frente a las eventuales acciones que adoptara Buenos Aires.
Además, la respuesta de Brown introdujo una sorpresiva alusión bélica al transmitir su deseo de que la disputa bilateral “no escale al nivel de una confrontación militar”. En el propio Reino Unido se interpretó la frase atribuida al primer ministro como una sobreactuación con motivaciones políticas.
El día anterior, la Argentina había entregado una “nota de protesta” ante la embajada británica en Buenos Aires en respuesta a la llegada de la plataforma petrolera. |
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