La posición que expuso el miércoles último en la Cancillería, ante periodistas acreditados, el nuevo director general paraguayo de Itaipú, Gustavo Codas, puede entenderse, según el abogado Gustavo de Gásperi, un estudioso de los tratados binacionales y ex consejero de Yacyretá, como una renuncia paraguaya a sus “pretensiones indemnizatorias por el abuso del derecho del que fue víctima en Itaipú desde que el Tratado fue firmado. “Con esta renuncia a la causa nacional, los brasileños estarán felices”, ironizó.
–Arrió banderas el Ejecutivo en lo atinente a los reclamos paraguayos de renegociar los tratados de Itaipú y Yacyretá?
–En primer lugar, creo que la famosa causa nacional, que tanto preconizó el gobierno actual en relación a las binacionales, explotó como si fuera una pompa de jabón. Por lo visto, solo teníamos una burbuja y creíamos que era una doctrina jurídica importante.
Ahora leemos que no es necesario renegociar, es la opinión del Sr. Codas, un hombre que me merece todo el respeto porque las veces que estuve en reuniones en las que él participó lo he visto como un hombre discreto y atento. No creo que esté en su intención, pero los hechos son elocuentes por sí mismos. Esta nueva posición implica una renuncia del Paraguay a sus pretensiones indemnizatorias por el abuso del derecho del que ha sido objeto por parte de la República Federativa del Brasil desde que este Tratado fue firmado.
–¿En qué consiste el abuso del derecho en esta singular relación con Brasil en Itaipú?
- El Tratado fue concebido y aceptado por el Paraguay, es cierto, pero con una inferioridad económica que los brasileños aprovecharon para inclinar el tablero para que todo el dinero beneficie a su país y nada al nuestro. Fue un pésimo negocio para el Paraguay, más todavía conociendo la desidia con que se maneja la burocracia nacional.
–Esa declaración implica entonces una renuncia paraguaya a sus reclamos en Itaipú.
–Con esa renuncia, no creo que sea oficial, pero está implícito en las declaraciones del director de Itaipú, quien nos estaría diciendo que todo está bien, que el problema del futuro es nada más que examinar las opciones que Paraguay tenga, que todo depende de sus instancias nacionales... Atribuye el problema al déficit de (líneas) transmisión de las administraciones anteriores, que este gobierno necesita enfatizar para resaltar la posición vergonzosa a que fuimos sometidos por regímenes anteriores. Acá hay una posición política, reitero; se quiere enfatizar que la culpa no es del gobierno actual, sino que heredó un tratado, que está todo bien, pero tenemos que examinar qué es lo que tenemos que hacer nosotros para lograr que el aprovechamiento por parte del Paraguay sea acorde con el Tratado.
Me imagino que los brasileños deben estar felices con esta renuncia a la causa nacional. Está implícita; el derecho internacional, el derecho interno reconocen la existencia de la voluntad implícita, tácita. Esto está implícito en la declaración del Sr. Gustavo Codas al decir que el Tratado no necesita modificarse. ¿Qué pasa con todos los años en que Paraguay recibió un poco de dinero por su energía, que ahora aumentaron con otra promesa que más tiene de ritmo de samba que de documento jurídicamente exigible.
–¿Se refiere a la declaración del 25 de julio de 2009?
–Exactamente. Tengo la impresión de que hasta este momento yo no escucho más que samba y no la seriedad de una declaración jurídica, de eficacia internacional que nos permita exigir los pagos que se han prometido.
–Lo único concreto hasta este momento es la nota reversal del 1 de setiembre de 2009 sobre la triplicación del pago de la compensación que hacen los brasileños por aprovechar nuestro excedente energético en Itaipú.
–Los actos jurídicos distinguen lo que es la forma de su objeto. A lo primero se le dio la forma de un acto jurídico internacional, pero que es ñakyrã pire, una cigarra vacía, que ya no canta, que todavía o no cantó y que parece que ya no va a cantar nunca.
–Una formalidad que no compromete a nadie...
–Comprometería al Brasil, porque sería para ellos una vergüenza nacional que su presidente haya hecho esa promesa y que no la cumpla. Desde ese punto de vista, es moralmente exigible, pero jurídicamente no, y puede ser sometida a renegociación nuevamente para disminuir, para postergar, para modificar. Quiero destacar que el Paraguay tiene una reclamación indemnizatoria muy importante con relación al Brasil, porque abusó de su derecho a la cesión de la energía ante la imposibilidad de utilización de nuestro país, que ahora es un problema de transmisión que sería culpa del Paraguay, según esta nueva administración...
–Dicen que el Acta de Foz de Yguazú, parte del Tratado de Itaipú, es un reconocimiento del derecho nacional a un precio justo y a la libre disponibilidad de su excedente, y que esa interpretación vuelve innecesaria la modificación del Tratado...
–Sistemáticamente, Brasil restó méritos a ese documento, pero real, al derecho del Paraguay al 50% de la energía, y ese derecho existió siempre; pero Brasil no le dio ese 50%, ni la declaración del 25 de julio pone énfasis en que ese 50% es intangible. Lo mismo pasa en Yacyretá, donde toda la conversación gira en torno a la inundación, y no sobre el tema que el 50% del Paraguay debe ser respetado y que ese 50% debe traducirse en un dinero importante que al Paraguay no le llega. ¿Cuándo se va a hacer la revisión de cuánto alcanza ese 50%? El Paraguay pudo recibirlo en títulos, bonos de Brasil y Argentina, como compensación por su 50%. Esa posibilidad existió siempre; sin embargo, ellos no movieron un lápiz para reconocer ese derecho del Paraguay. Ambos tratados deben ser puestos internacionalmente bajo la lupa para saber si hubo o no una conducta inmoral, antijurídica de Brasil o de Argentina, al buscar con el Paraguay un sistema que le permita salir de esa miseria tremenda en que está su pueblo.
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