Con un nuevo ataque a la oposición y una marcada defensa de la política energética por parte de la presidenta Cristina Kirchner, el Gobierno avanzó ayer otro paso en la licitación de las usinas hidroeléctricas de Santa Cruz que demandarán, como mínimo, una inversión estatal de $ 15.406 millones.
Acompañada por los ministros de Planificación, Julio De Vido; de Economía, Amado Boudou y de Industria, Débora Giorgi; la Jefa de Estado encabezó el acto de recepción de las ofertas técnicas y económicas de los tres grupos empresarios que pugnan por la construcción de la megaobra.
Las usinas que están sobre el tapete son las que conforman el complejo hidroeléctrico "Cóndor Cliff y La Barrancosa" que se prevé construir sobre el río Santa Cruz. De concretarse, será la contratación de la mayor obra de infraestructura de la gestión kirchnerista e implicará un desembolso de fondos públicos superior al que estaba calculado para el Tren Bala.
Tal como había anticipado Clarín, la pelea por el multimillonario negocio se dará entre empresas que tienen una fluida llegada a la Casa Rosada y que en los últimos años se adjudicaron la mayoría de las grandes obras públicas.
Uno de los consorcios está compuesto por Corporación América (grupo Eurnekián), Pescarmona y la brasileña Camargo Correa.
Otro grupo está integrado por la cordobesa Electroingeniería, Cartellone e Iecsa.
Y el tercer grupo que se subió al escenario tras una fuerte presión oficial, es el que conforman Esuco, Roggio y Supercemento.
Iniciado a principios de 2007, el proceso licitatorio registró varios cambios y demoras.
Originariamente, los oferentes tenían que presentar "proyectos integrales llave en mano" para construir y operar las centrales. Dichas propuestas podían armarse con dos esquemas de financiamiento: con préstamos privados por el 100% de las obras o con una financiación mixta con un mínimo del 51% a cargo de los oferentes.
Tras la crisis económica de 2009, se introdujeron varias modificaciones para viabilizar la concreción de la obra.
Por un lado, se incluyó el proyecto en el "Programa Nacional de Obras Hidroeléctricas" que fue creado el año pasado con el doble fin de asegurar el financiamiento y la terminación de las obras de estas características. Y por otro lado, se autorizó a la CAMMESA -la compañía administradora del mercado eléctrico- a suscribir un contrato de compra de toda la energía que provean las centrales a un plazo de 15 años y con tarifas diferenciales que reconozcan los costos operativos y el repago de las obras. A eso se agregó otro cambio significativo: se redujo la exigencia del financiamiento privado al 30% del monto total de la obra.
Tras la recepción de los sobres técnicos y económicos, ahora las autoridades nacionales y santacruceñas tienen un plazo de 60 días para calificar a los grupos y proceder a la apertura de las propuestas económicas.
Si se cumple el cronograma previsto, los trabajos arrancarán en un año y los pagos de las obras quedarán para las próximas administraciones nacionales que asuman a partir de diciembre de 2011.
Claves
Las dos usinas tendrán una potencia instalada de 1.740 MW, que le permitirá producir una energía equivalente al 8 % de la generación nacional.
Las obras demandarán 6 años y se crearán unos 5.000 puestos de trabajo.
El costo de la obra quedó sobre el tapete luego de que el ex gobernador de Santa Cruz, Sergio Acevedo afirmara que la inversión de $ 15.406 millones resulta un "verdadero disparate" frente a los $ 6.000 millones que se habían calculado hace tres años
La titular del ARI de Santa Cruz, Mariana Zuvic, denunció que varios campos a expropiarse fueron comprados en los últimos años por Lázaro Báez, uno de los empresarios más cercanos a los Kirchner
"Ninguno de los empresarios que participaron fue a comer a Olivos"
La presidenta Cristina Kirchner afirmó ayer que "pocas veces debe haber crecido tanto la Argentina en materia de generación energética", al tiempo que cuestionó el tratamiento que los medios le dieron a la licitación de las centrales de Santa Cruz.
Al hablar en el acto de recepción de las ofertas del complejo Cóndor Cliff-La Barrancosa, la presidenta sostuvo que "las cosas que uno ve publicadas son exactamente lo contrario".
"Son todas campañas tendientes a desprestigiar y a instalar desaliento, desánimo, a poner en duda la moral de todos. Dicen que los que ganan las licitaciones son amigos del Gobierno, pero a todos los conocí únicamente en actos públicos", indicó.
"Ningún empresario que hoy participa de esta licitación fue a comer a la residencia Presidencial de Olivos", dijo la Presidente. Y agregó que "el CEO de Clarín, ya que tanto habla de los amigos, puedo decir que fue entre 10 y 12 veces como mínimo a comer a Olivos durante la gestión de Néstor Kirchner".
"No se puede ensuciar a empresarios de esta manera, tener tal grado de cinismo y de inmoralidad, de acusar a gente a la que conocemos circunstancialmente por ser empresarios. Siento la necesidad de decir estas cosas, no por mí sino por tanta gente cuyo nombre y prestigio son manoseados y que no hay derecho, porque es gente que cree en el país", destacó.
Con respecto a la oposición, se preguntó "si realmente las ideas que nos proponen fueran mejores y nos dieran mejores recursos, ¿por qué razón lógica no las haríamos?".
Indicó que algunos actúan con una lógica de "me das lo que quiero o tiro el mantel. Algunos llaman a eso extorsión, yo lo llamo ingratitud para con el país".
"Deberíamos ser uno de los países primeros del mundo, pero para eso tenemos que dejar de boicotearnos, autoboicotearnos, y fundamentalmente aquellos que tienen la inmensa responsabilidad de informar, que lo hagan con responsabilidad", expresó.
Por su parte, el ministro de Planificación, Julio De Vido señaló que "desde la Nación vamos a apalancar el desarrollo de estas represas porque es bueno para la Argentina y para las políticas llevadas adelante en materia industrial y para toda la población".
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