La lluvia causó ayer un sinfín de inconvenientes en la Región. Los 55 milímetros de precipitaciones que cayeron -según datos suministrados por el Aeródromo local- fueron suficientes para anegar calles y entradas de viviendas y comercios céntricos. En algunas esquinas del casco urbano reinó el caos porque el agua llegó a tal altura que los vehículos se quedaban atascados en medio de la calzada mientras otros daban marcha atrás para evitar "quedarse". Con secadores de piso en mano, los vecinos no daban abasto en el esfuerzo para sacar el agua. En algunos barrios de la periferia no la pasaron mejor. Muchos puntos se volvieron intransitables y hubieron casas que se inundaron.
Desde temprano el Servicio Meteorológico alertaba sobre el temporal que se avecinaba. A las cuatro de la tarde se vio la primera señal: se hizo de noche. Con el cielo cubierto de nubes renegridas tal fue la oscuridad en pleno día que las células fotoeléctricas se activaron y se encendieron las luces de alumbrado público. Cinco minutos después comenzaron los truenos y la fuerte lluvia con algunas ráfagas de viento.
HASTA LA RODILLA
Los anegamientos castigaron a vecinos, comerciantes y automovilistas en numerosas calles del casco urbano y en varios sectores de barrios de la periferia. En muchos casos la altura del agua acumulada llegó, literalmente, hasta la rodilla. La lista de zonas afectadas es larga: 50 entre 5 y 6, 46 y 12, 1 de 54 a 57, 57 entre 5 y 6, 5 entre 69 y 70, 74 y 13, 55 y 5, 79 entre 25 y 26, 22 y 86, 128 entre 35 y 35 bis, 35 entre 153 y 154, 497 y 10, 60 y 132, 37 y 131, 132 bis y 527, 38 y 133, 138 entre 524 y 525, 66 y 127, 54 y 145, 145 y 57, 74 de 1 a 3, 132 bis entre 527 y 528, 28 y 67, 5 bis de 604 a 607, 17 entre 78 y 78 bis, y 143 de 45 a 47.
Las quejas que causaron las inundaciones se generaron por bocas de tormenta obstruidas en el caso de los barrios más céntricos y por zanjas o pequeños arroyos que se desbordaron en diversos puntos de las zonas de la periferia, principalmente en sectores del oeste platense.
UN ARROYO EN PLENA CALLE
Como un "desastre" calificaron la emergencia vecinos y comerciantes de 46 entre 12 y 13. Esa fue, sin dudas, junto a 50 entre 6 y 7, una de las cuadras céntricas más afectadas por la tormenta. Allí se vio un paisaje insólito: autos y camionetas parados con las balizas encendidas en medio de la vía anegada, bolsas de residuos flotando sobre la corriente de lo que parecía un arroyo, frentistas en la calle escurriendo trapos de piso y comerciantes apresurados en levantar mercadería que podía dañarse con el agua y bajando las persianas de los locales a toda velocidad.
En los sectores alejados de la cuadrícula urbana fueron menos que en otros temporales las calles inundadas, pero sí se registraron anegamientos en el interior de algunas viviendas precarias. La avenida 143 de 45 a 47 se tapó por completo de agua y muchos conductores tuvieron dificultades para circular con sus vehículos; algunos, directamente, los tuvieron que empujar para poder sacarlos del paso.
En 54 y 145 varias familias tuvieron que trabajar duro para retirar a baldazos el agua que había ingresado a sus casas: patios, garages y hasta dormitorios fueron ganados por la mojadura. La emergencia, con muebles y colchones empapados, dejó prácticamente sin nada a quienes ya poco tenían.
CORTES DE LUZ
Una amplia franja del centro se quedó sin luz por la tormenta. La inundación de la calle 50 afectó una cámara subterránea de Edelap localizada en la esquina de 8 y 50, lo que llevó a la interrupción del servicio.
Además, por pedido de Defensa Civil de la Municipalidad, Edelap se vio obligada a cortar la luz en forma preventiva en 90 desde 7 hasta 134; 7 a 13 desde 56 hasta 58; 7 desde 51 a 58; y de 19 a 149 desde 511 hasta 529.
CONSECUENCIAS DE LA TORMENTA
Complicaciones en los barrios y temor entre los vecinos
En muchas zonas la gente se puso en guardia cuando la lluvia era intensa. Testimonios
"Tengo 20 centímetros de agua en uno de los patios y 40 centímetros adentro del garage", comentó, desesperada ante el temor de que la inundación avanzara, Corina Chipola, de 57 entre 5 y 6. Como la vecina de la calle céntrica, un sinnúmero de personas del casco urbano transmitieron a este diario su preocupación por la situación que estaba provocando la intensidad de la lluvia.
En las zonas del casco urbano que se anegaron, los vecinos y comerciantes achacaron los trastornos a deficiencias en el sistema de drenaje de las bocas de tormenta. Ese fue el caso en 46 entre 12 y 13. "Hace tiempo que le vengo advirtiendo a Hidráulica de la Municipalidad que esto podía pasar", señaló el dueño de una perfumería de la esquina de 12 y 46, quien, mientras se arremangaba los pantalones veía como la "corriente" ponía a flote el automóvil de un vecino.
En la esquina de 57 y 5 aseguraron "ya estar acostumbrados" a que la lluvia deje una marca de 40 centímetros sobre las fachadas de las viviendas. "Hace catorce años que estoy acá y el agua siempre sube", expresó el peluquero Luis Di Frascesco.
EN LA PERIFERIA, CON MIEDO
En otro extremo de la Ciudad, definieron a la localidad de Villa Castells, como "Venecia". José Corchete, de 497 esquina 10, se asombró ante el agua que entraba a su casa. "Es la primera vez que nos pasa -dijo-, en 55 años que vivo acá. Las zanjas están cubiertas porque los pastizales tapan todo y empezó a salir el agua por las rejilla del baño".
Entre la cantidad de agua que caía y la mala experiencia que había vivido un año atrás, Julio Méndez, de 151 y 518, no disimuló su inquietud: "tenemos cerca un arroyo que mide unas 12 cuadras y se está desbordando; las calles están todas inundadas. En 2008 perdí todo y tengo miedo de volver a quedarme sin nada", contó.
Franco y Cintia Escalera son hermanos y viven en una casa precaria en 145 y 57. Los jóvenes se pasaron la tarde sacando el agua con baldes del interior de la vivienda. "Tenemos todo el baño inundado. En dos minutos nos invadió el agua. Pasa siempre que llueve porque hay un arroyo detrás nuestro que se desborda", relató mientras trataba de controlar el anegamiento en su vivienda.
La familia Zarlenga vive al lado. La casa que habitan también fue muy castigada por la lluvia. Un gran ambiente que le sirve al padre, pastor evangelista, como iglesia para recibir a los fieles del barrio, acumuló unos 50 centímetros de agua. "Pedimos muchas veces que entuben el arroyo, pero no tenemos respuesta. Ahora pasa esto. Estamos con el agua hasta las rodillas y no sé cuándo vamos a recuperar todo lo que perdimos", se lamentó Jonatan, uno de los hermanos Zarlenga.
Nélida Moreno, vecina de 35 entre 153 y 154, llegó a tener el agua adentro de su casa porque, según planteó, "las zanjas están tapadas". Similar fue el testimonio de Patricio Prieto, de 138 entre 524 y 525: "mi casa se inunda por problemas en el arroyo El Gato".
Granizo y desaparecidos en el Conurbano
El temporal que se abatió sobre el conurbano bonaerense provocó inundaciones, calles anegadas y hasta caída de granizo en Ezeiza, mientras que cuatro personas permanecían desaparecidas en el partido de La Matanza y eran intensamente buscadas.
El primero de los casos era el de dos menores que en medio de la tormenta fueron arrastrados por la corriente mientras jugaban en la localidad de Rafael Castillo. El rastrillaje en la búsqueda de los niños se centraba en las inmediaciones de la ruta 3 y Estanislao del Campo, donde hay un arroyo entubado, según informaron las autoridades.
En tanto, el otro caso es el de una madre y su hijo de 8 años que cayeron al arroyo "Susana" en la ciudad de Laferrere, del mismo partido.
El director general de Defensa Civil de Buenos Aires, Miguel De Lorenzo, dijo que el pequeño iba a cruzar un puente a la altura de las calles Ipiranga y Olivieri pero resbaló, por lo que cayó y fue arrastrado por la corriente, mientras que su madre intentó ayudarlo pero corrió la misma suerte. Ambos eran buscados de manera intensa por personal de Bomberos de La Matanza y Policía bonaerense.
Además, cayó granizo en el oeste del conurbano y en Ezeiza, donde el Aeropuerto Internacional tenía vuelos demorados o directamente derivados.
Sin desbordes en los arroyos
Ante la contingencia de la gran cantidad de agua caída en poco lapso de tiempo, fuentes de la Comuna indicaron que "en La Plata se trabajó con el alerta temprana desde el miércoles. De esa manera, todos los delegados comunales, centros de salud y de acción social fueron advertidos, lo que permitió contar con una cierta organización para afrontar las consecuencias de la tormenta".
"A pesar de la cantidad de agua caída no se desbordó ningún arroyo -se indicó-. Se registraron algunos casos de ingreso de agua en viviendas de las zonas más bajas y del casco urbano, provocado por la circulación de automóviles en las calles anegadas. Pero apenas disminuyó la lluvia, el agua se desagotó rápidamente en todas las calles".
Del plan de contingencia participan el Comité Municipal de Emergencias (COEM), Defensa Civil y las distintas delegaciones comunales.
Por la tarde, el intendente Pablo Bruera recorrió la zona de 7 y 516 supervisando el nivel de agua del arroyo El Gato, y luego visitó distintos barrios, entre ellos "La Isla" (uno de los sectores más bajos de Ringuelet), donde dialogó con los vecinos que viven a la vera de ese canal. Tras la recorrida, el jefe comunal comprobó que "el tránsito y el nivel de agua en ese arroyo era normal".
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