Mientras el gobierno argentino negociaba ayer en México un respaldo regional a la petición para discutir la soberanía de las Malvinas, la plataforma petrolífera Ocean Guardian se alistaba para comenzar sus trabajos de exploración en el lecho submarino de las aguas que circundan a las islas.
Así lo informó la Asamblea Legislativa de las Malvinas, que aseguró que "ya están todos los suministros" necesarios para comenzar con las tareas de búsqueda del petróleo que se esconde bajo las mismas aguas que casi 28 años atrás albergaron una guerra.
Ante la oposición del gobierno argentino a estas actividades de exploración hidrocarburífera, la Asamblea Legislativa consideró en un comunicado que se trata de una conducta "decepcionante".
"No es una sorpresa para nadie que la Argentina se comporte de este modo, pero no es menos decepcionante cuando lo hacen", señala el comunicado de las autoridades isleñas.
Para la Asamblea Legislativa de las islas Malvinas, la decisión del gobierno argentino de exigir un permiso de navegación a los barcos que transiten en aguas jurisdiccionales argentinas en dirección a las islas "busca perturbar las perforaciones petroleras que deben comenzar la próxima semana".
Aun así, el comunicado asegura que "las perforaciones van a comenzar como estaba planeado, si el clima lo permite".
La plataforma Ocean Guardian fue contratada por la compañía petrolífera de bandera británica Desire Petroleum. Esta firma será la primera que, en las próximas horas, comenzará con los trabajos offshore en la cuenca norte de las Malvinas.
La empresa trabajará en ocho pozos, situados a unos 150 kilómetros al norte de las costas malvinenses. A ella se sumarán otras tres empresas, todas ellas de bandera británica. Estas son Falkland Oil & Gas, Rockhopper, y Borders & Southern Petroleum.
El gobierno argentino analiza la posibilidad de demandar legalmente a estas compañías por los trabajos que realizarán.
Ocurre que las empresas que trabajarán en las aguas circundantes a las islas operan con licencias de exploración que fueron concedidas por las autoridades isleñas de manera unilateral y que no son reconocidas por las autoridades argentinas.
La situación representa un escenario de tensión legal, pues el territorio en el que desarrollarán las actividades está bajo disputa de soberanía.
Las compañías llegaron a las islas con la intención de descubrir si en el lecho submarino se esconden unos 60.000 millones de barriles de crudo, tal como lo promocionan las autoridades isleñas. Ese nivel de recursos sobrepasaría las reservas probadas argentinas y británicas.
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