Por lo menos 200 hectáreas de pastos y cultivos fueron arrasadas por las heladas y la sequía. La angustia y la desesperanza con la que habla María Roncancio, habitante del municipio de Caldas (Boyacá), que en menos de dos meses ha visto morir ocho terneros de su propiedad y ha tenido que vender siete de las 13 vacas que poseía, debido a que no tiene recursos con que alimentarlas, es tan solo un ejemplo de la grave situación por la que vienen atravesando alrededor de 4.000 habitantes de esta localidad.
Las intensas heladas y la sequía que viene azotando a esta región del país tienen al borde de la bancarrota a centenares de campesinos que dependían económicamente de la producción agrícola y ganadera que desarrollaban en sus fincas.
"Las heladas quemaron todos los pastos dejando sin alimento al ganado que cada vez se pone más flaco, y como no hay plata con que mantenerlo he tenido que ir vendiéndolo poco a poco a precios realmente irrisorios. Por ejemplo, he tenido que vender vacas de raza Holstein que compré en 2.500.000 hace un año, en menos de 150 mil pesos debido a su grave deterioro físico", señaló la mujer de 46 años, que en medio del llanto manifiesta su tristeza y sentimiento de impotencia.
"Lo más grave es que le debo al banco cerca de 13 millones de pesos y ahorita en abril tengo que pagar la cuota de 700 mil y no tengo como hacerlo, pues de las seis vacas que me quedan tan solo una me está dando leche diariamente (6 litros), y la verdad no tengo de donde más sacar pues yo vivo de mi finquita", indicó Roncancio, mujer cabeza de familia, quien reside en la vereda Cubo de Caldas.
Una situación similar vive Abel Wilches González, de 70 años, quien hasta el momento ha visto morir cuatro de sus terneros por la falta de alimento y se ha tenido que deshacer de nueve reses.
"El Fenómeno del Niño ha sido una catástrofe completa para el municipio y para nosotros los campesinos. Las heladas han sido tan duras que si el diablo hubiera estado aquí, también se hubiera quemado. He tenido que prácticamente regalar animales que compré en 2.500.000 pesos en menos de 600 mil pesos, pues no quería que se acabaran de adelgazar y hasta morir de hambre. Las otras seis que conservo no las he sacado al mercado porque no valen nada, están muy flacas y a duras penas medio se sostienen de pie", indicó el campesino.
Wilches agregó que del Estado no espera nada, ya que siempre les ha quedado mal.
Entre tanto, Mauricio Mateus Cortés, representante legal de la Asociación de Productores de Leche de Caldas, entidad que cuenta con más de 400 afiliados (pequeños productores) del municipio y de Buenavista, indicó que la grave crisis se vislumbra en la disminución de los volúmenes de producción.
"Antes a la planta de enfriamiento de leche de Caldas llegaban 13 mil litros diarios del alimento y ahora llegan menos de seis mil y eso porque de Buenavista nos aporta la mayoría de producción, ya que ese municipio no tuvo el mismo problema de heladas", comentó.
Mateus añadió que la problemática social tiende a aguzarse si el Fenómeno se extiende por más tiempo, ante la falta de apoyo del Gobierno Nacional.
"Una de las soluciones que ha planteado el Estado es conseguir el alimento a más bajo costo y efectivamente lo está haciendo a través de Fedegan; sin embargo, el problema es que el campesino no tiene como comprarlo y en este momento tiene que definir en si compra mercado para su familia o comida para los animales y, como es obvio, el que termina perdiendo es el ganado que comienza a tener problemas, hasta llegar al extremo de morir de hambre", indicó Mateus.
El representante de los productores señaló que la ayuda del Estado debe estar enfocada en el suministro de semillas para volver a los cultivos, en evitar la especulación de precios, refinanciar los créditos de los campesinos y en no solo contribuir con el alimento del ganado sino de las familias que dependían de sus animales y sembradíos para subsistir.
Pero así como las heladas han ido deteriorando el desarrollo económico de los habitantes de Caldas, la sequía está destruyendo su calidad de vida.
En esta población ubicada en la provincia del Occidente de Boyacá, la escasez del líquido es tal que a los habitantes del sector rural tan solo se les suministra el servicio de agua una vez a la semana durante tres horas.
"El agua escasea cada día más. De los ocho acueductos veredales con los que se proveen de agua las 10 veredas que conforman el municipio, tan solo tres están actualmente en funcionamiento y en el sector urbano nos estamos abasteciendo de un pozo profundo, cuya capacidad ha disminuido en un 60 por ciento, lo que quiere decir que así como vamos y si el verano continúa, en menos de 15 días tendremos que estar llevando agua en carrotanques, pues ya no hay de dónde sacar el líquido", señaló afirmó José Rubiel Páez, alcalde de Caldas.
El mandatario aseveró que la situación más difícil se viene presentando en las escuelas de Alizal y Carrizal, debido a que allí hace más de cuatro meses no cuentan con el servicio de agua.
"Lo que se está haciendo es comprar agua por galones y bolsas y enviarlas a los planteles para que cocinen y la utilicen en cosas necesarias", dijo Páez, quien señaló que solicitará los carrotanques del Cuerpo de Bomberos de Chiquinquirá.
"Pedimos el auxilio del Gobierno departamental y Nacional ya que no tenemos recursos para mitigar esta situación. La idea es que nos unamos y busquemos soluciones conjuntas, pues debido a esto la gente se está desplazando hacia otros municipios, ya que acá no hay nada en que trabajar y la comunidad, prácticamente, está aguantando hambre", aseguró Páez.
Caldas es uno de los municipios de Boyacá más afectados por el fenómeno del Niño debido a su ubicación geográfica y deficientes afluentes de agua.
MAURICIO OCHOA SUÁREZ
|
|
|