El gobierno consiguió ayer que otros 31 países de la región suscribieran una doble declaración: de reafirmación de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas y de repudio a las exploraciones petrolíferas británicas en las aguas que rodean al archipiélago. El discurso de Cristina Fernández de Kirchner en la Cumbre de presidentes del Grupo de Río, en Cancún, apuntó contra el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y desechó la posibilidad de un conflicto armado. La acción diplomática fue aplaudida por Eduardo Duhalde. El jefe del bloque radical en Diputados, Oscar Aguad, muy por el contrario, aseguró que la Casa Rosada no tiene estrategia.
Desire Petroleum anunció que a las 14.25 GMT del lunes empezó a buscar petróleo cien millas al norte de las islas. La compañía informó que su proyecto Liz –en uno de los cuatro espacios concesionados por los kelpers– aspira a encontrar unos 400 millones de barriles.
Como anfitrión del encuentro internacional, el presidente de México, Felipe Calderón comunicó la aprobación, por parte de todos los jefes de Estado, de dos textos que defienden la posición argentina ante la exploración británica y que los países “instan a las dos partes a que se abstengan de adoptar decisiones que introduzcan modificaciones unilaterales mientras las islas atraviesan el proceso recomendado por la ONU”. Naciones Unidas, en repetidas ocasiones, llamó a sentarse a negociar la soberanía. Y ése es, justamente, el argumento central que tiene la defensa argentina por estos días (y desde el año 2007).
El discurso de la Presidenta, en tanto, se circunscribió al reclamo argentino sobre las islas. Fernández de Kirchner condenó “la decisión unilateral” de Gran Bretaña de impulsar la explotación de petróleo, agradeció el apoyo al reclamo de soberanía de la Argentina, remarcó que la defensa de las islas “no es un capricho, sino un imperativo de nuestra Constitución” y ratificó que el gobierno “va a persistir, con vocación democrática y de pleno respeto al derecho internacional, en su reclamo”.
“La política internacional sigue siendo no una cuestión de derecho, no una cuestión de respeto a las normas establecidas, sino sólo y simplemente una relación de fuerzas”, dijo. Y se quejó: “Los que tienen un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pueden violar sistemáticamente las resoluciones de ese organismo y el resto de los países se ven obligados a cumplirlas bajo pena de ser considerados un país enemigo, intervenido bélicamente o intervenidos políticamente sus gobiernos”.
“Hoy se ha instalado una plataforma en clara violación a las resoluciones de Naciones Unidas” afirmó la Presidenta y sostuvo que ese hecho “nos plantea como región, la posibilidad cierta y concreta de que esto puede ser utilizado como ejemplo de un siglo XXI donde la disputa de los recursos naturales va a ser el centro del gran escenario internacional”.
Además aclaró que la Argentina se opone a cualquier tipo de ocupación y de violación del derecho internacional. Y criticó la política exterior de Carlos Menem, que intentó un acercamiento con Gran Bretaña, porque el Reino Unido no cumplió con los compromisos pactados.
En sus discursos, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y los jefes de Estado de Bolivia, Ecuador y Venezuela hicieron consideraciones sobre las Malvinas. “Cada año Chile presenta la demanda argentina ante el comité de Descolonización de la ONU y lo seguiremos haciendo”, prometió la chilena, que pronto será sucedida por el empresario Sebastián Piñera.
El ex presidente Eduardo Duhalde, que no suele elogiar ningún aspecto de las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, festejó la declaración del Grupo Río. “Yo no sé si se puede hacer mucho más, pero ha sido muy correcta la actitud de nuestro gobierno”, sostuvo. El radical Oscar Aguad, criticado por haber viajado recientemente a Gran Bretaña invitado por la embajada del Reino Unido, aseguró que el Gobierno “no defiende nuestra soberanía en Malvinas”.
El gobierno argentino, muy a pesar de que los funcionarios británicos permanecen indiferentes ante las quejas, aspira a conseguir un nuevo apoyo mañana, cuando el canciller Jorge Taiana le pida al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que convoque al gobierno de Gordon Brown a sentarse a negociar la soberanía de las islas.
Aguad volvió de Londres y criticó al gobierno argentino
El jefe de la bancada de diputados del radicalismo, Oscar Aguad, fue el único en criticar en público la política argentina para reclamar la soberanía de las islas Malvinas. “El kirchnerismo no defiende nuestra soberanía en Malvinas, su criterio muestra una carencia de estrategia”, difundió a través de un comunicado.
“Conseguir el apoyo latinoamericano al pedido de Malvinas es una muy buena decisión que no se condice con la política exterior argentina”, repitió Aguad, que días atrás había asegurado que el país está “aislado”.
Lo curioso es que Aguad acaba de volver de un viaje a Londres, invitado por la embajada de Gran Bretaña (junto con otros tres legisladores). Y que la Cancillería le reprochó la falta de oportunidad para hacerlo, en especial porque estuvo reunido –tal como destacó Crítica de la Argentina– con John Rankin, el director para América de la Oficina de Asuntos Exteriores (Foreign Office).
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