Tanto los ciclos naturales como el cambio climático de origen humano contribuyen al colapso de plataformas de hielo y de glaciares. La marea y las corrientes oceánicas golpean constantemente las áreas expuestas, mientras que veranos más largos y temperaturas más altas también contribuyen a dichos cambios.
"Obviamente, al calentarse el agua, estas lenguas de hielo se volverán más frágiles", indicó Benoit Legresy, glaciólogo francés que monitorea el glaciar Mertz desde hace una década, en un trabajo conjunto con científicos australianos.
La lengua del glaciar Mertz, en la cual se han instalado sistemas de GPS y otros instrumentos de medición, podría proporcionar información valiosa sobre el desprendimiento de parte de un témpano.
"Por primera vez, tendremos un registro detallado del ciclo completo de una separación de un iceberg: antes, durante y después", señaló el científico francés, que trabaja en el Laboratorio de Geofísica e Investigación Oceanográfica, en la ciudad francesa de Toulouse.
"Estamos usando la lengua de hielo como un laboratorio para estudiar los procesos que podrían verse afectados por el cambio climático, incluido el desprendimiento de icebergs, la temperatura de los océanos y las fluctuaciones en el nivel del mar", añadió.
Desde que se separó, el iceberg del glaciar Mertz se ha detenido en un área cercana llamada polinia. Distribuidos por todo el océano Antártico, las polinias son zonas que producen agua densa y rica en sal, que se hunde hacia el fondo del mar y dirige las corrientes oceánicas como una correa transportadora.
Si estos icebergs se desplazan hacia el Este y encallan, o flotan al Norte, hacia climas más templados, no tendrían ningún impacto en las corrientes oceánicas.
"Pero si permanecen en esta área, algo probable, podrían bloquear la producción de agua densa y recubrir la polinia", explicó Legresy.
La polinia del Glaciar Mertz es especialmente importante, y representa el 20% del "agua de fondo" de los océanos, añadió.
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