La tormenta perfecta, la ciclogénesis explosiva, se aleja de la Península tras causar la muerte a tres personas y numerosos daños materiales. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha rebajado las alertas por viento y oleaje, que se mantienen por riesgo bajo en una quincena de provincias del norte y del este de la península y la isla de Tenerife.
Hoy está activada la alerta amarilla por vientos de hasta 90 kilómetros por hora en la Cordillera Ibérica, en las provincias de Zaragoza, Teruel y La Rioja. Serán de 80 kilómetros por hora en las tres provincias de la Comunidad Valenciana y en la zona costera de Murcia, y de 75 kilómetros en Tenerife. Fuerte oleaje se espera en Cantabria, La Coruña, Pontevedra, Guipúzcoa, Vizcaya, Asturias y Murcia. También están en riesgo por nevadas ligeras Cantabria, León, Palencia, Zamora, Lugo, Orense y Asturias; y por aludes, Huesca, Lérida y Navarra.
Ayer estuvo en alerta casi toda España por vientos muy fuertes y rachas huracanadas, 14 de ellas en riesgo extremo (nivel rojo), correspondentes a Canarias, Asturias, Galicia, Cantabria, Galicia, Castilla y León y País Vasco.
Víctimas mortales
El paso de Xynthia, con vientos superiores a los 200 kilómetros por hora en algunos casos, ha dejado tres muertos- una en Galicia y otras dos en Burgos- y tres heridos en Castilla y León y uno en Galicia, decenas de miles de abonados sin electricidad en varias comunidades y carreteras cortadas, principalmente por la caída de árboles.
La caída de un muro como consecuencia de la borrasca provocó la muerte de una mujer de 82 años, Carmen Dacosta García, en el municipio orensano de Vilar de Barrio. Otras dos personas fallecieron hacia las diez menos veinte de la noche en Arlanzón (Burgos) después de colisionar con su coche contra un árbol derribado por el viento que había caído en la calzada. Las fuertes rachas ocasionaron dos heridas más: una en León por el derrumbe de una casa y otra en Burgos, tras desprenderse cascotes de una fachada.
La ciclogénesis explosiva dejó sin luz a 135.000 vecinos: 63.000 en Castilla y León, 30.000 en el País Vasco (20.000 de ellos en Guipúzcoa), 27.000 en Galicia y 15.000 en Canarias. 60 vuelos fueron cancelados, la mayoría con origen o destino en el archipiélago. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) suspendió la circulación desde la tarde en Galicia, Cantabria, Asturias y País Vasco.
Interior mantuvo en alerta a más de 20.000 funcionarios para actuar contra el temporal. El ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, presidió la reunión del Comité Estatal de Coordinación ante Fenómenos Meteorológicos Adversos y pidió que se extremaran las precauciones. "No es el mejor fin de semana para hacer footing por el bosque, o para ver las olas del mar, o para reparar los tejados de las casas o ponerse al volante de un coche", afirmó.
El viento trajo en jaque a los servicios de emergencia de Madrid desde las 18.00, cuando comenzó a soplar el vendaval. El teléfono de emergencias 112 recibió en hora y media 242 avisos por el viento, en especial por caídas de árboles, carteles publicitarios y luminosos y saneamiento de fachadas, según una portavoz regional. La caída de unos árboles obligó a cortar parte de la circulación en el kilómetro 12 de la vía de circunvalación M-40, en el distrito de San Blas, según un portavoz de Emergencias Madrid.
En Ponferrada (León), el temporal de viento y lluvia produjo el derrumbe de parte de la fachada del viejo edificio del cuartel de la Guardia Civil, y en Ciudad Rodrigo (Salamanca) la caída de los dos graderíos móviles de fútbol. En Segovia, se desprendieron dos muros: uno en las instalaciones militares de la Base Mixta y otro en el aparcamiento de la estación del AVE. Por último, en Ávila, un cristal de grandes dimensiones cayó encima de un todoterreno en el barrio de Las Herencias.
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