¿Cuál es la solución para las recurrentes inundaciones que afectan a la Capital cada vez que hay lluvias torrenciales? Durante las recientes tormentas que dejaron a la ciudad bajo el agua, no se cansaron los funcionarios del gobierno porteño de anunciar que la obra de los dos conductos aliviadores del arroyo Maldonado pondrá fin a los frecuentes anegamientos y, por ende, a las habituales penurias de los vecinos de la cuenca.
Expertos en hidráulica urbana coincidieron en que la Capital duplicará su capacidad de escurrimiento (de 27 a 55 milímetros por hora) una vez que estén en funcionamiento los túneles aliviadores que construye el gobierno de Mauricio Macri.
También reconocieron que el futuro sistema estará preparado para poder afrontar una pleamar -como la del lunes 15 del mes pasado- o una sudestada, y evitar el ingreso de agua dentro de los aliviadores, cuyo tendido cuesta unos 491 millones de pesos y es financiado por el Banco Mundial. Se trata de la obra más importante y más cara de la ciudad.
De todos modos, si sucedieran precipitaciones extremas, superiores a los 55 mm por hora estimados para las obras en desarrollo, lo que se viene registrando una vez cada 80 o 100 años, Buenos Aires volverá a inundarse. Las previsiones no incluyen, por razones obvias, los efectos del cambio climático, que cada vez está causando más estragos.
De todas maneras, según detallaron los especialistas, la ingeniería realiza cálculos sobre la base de estadísticas. En este caso, cuál fue la recurrencia sobre la Capital de lluvias de gran magnitud durante el último siglo. Así, los trabajos fueron proyectados para soportar tormentas de una intensidad registrada una vez cada 10 años.
"Las obras tienen capacidad limitada; los aliviadores servirán siempre que no llueva más. Hay que entender que la ingeniería analiza riesgos y costos. No se puede hacer una obra para tormenta milenaria, porque es demasiado cara y tal vez no ocurra nunca", sentenció el ingeniero hidráulico Ignacio Moya, miembro de la Comisión de Area Metropolitana, Infraestructura y Desarrollo Urbano del Centro Argentino de Ingenieros (CAI).
La obra en marcha, realizada con una máquina tuneladora, estima que en un escenario de precipitaciones abundantes, con el río en un nivel bajo, las aguas que los sumideros viertan en el Maldonado comenzarán a hacer presión en las compuertas que lo comunican con los canales aliviadores inclinados, hacia donde drenará el líquido para, finalmente, alcanzar -por diferencia de niveles y presiones- la base de un pozo vertedero situado a la altura de Punta Carrasco.
En rigor, incluso cuando no llueva, el agua será escurrida por los conductos, y el cauce del arroyo Maldonado permanecerá seco, listo como un reservorio para recibir caudal de líquido ante una tormenta fuerte. Desde el pozo vertedero, que tiene 35 metros de alto, el líquido será volcado al río por medio de un canal de descarga ubicado sobre el nivel histórico de sudestada.
Así lo explicaron a LA NACION los ingenieros Sergio Agostinelli y Eduardo Cohen, subsecretario de Obras y director de Obras del Arroyo Maldonado del gobierno porteño. Coincidió con ellos el ingeniero Abel Fatala, que como secretario de Obras Públicas de Aníbal Ibarra desarrolló el proyecto que hoy se lleva adelante y negoció en la Legislatura la aprobación de los planos de la obra, que fueron respaldados por una ley en 2005.
La norma fue votada afirmativamente por distintos sectores políticos, lo que demuestra el amplio consenso que logró oportunamente. Durante el trámite parlamentario, no hubo objeciones al diseño de los aliviadores.
Ese diseño comprende un segundo escenario: si las lluvias intensas llegaran a coincidir con un nivel alto del Río de la Plata, el canal de descarga se cerrará con compuertas que impedirán que ingrese agua desde el río, y el pozo vertedero se podrá vaciar con bombas para que pueda seguir recibiendo agua.
Reservorios
Entonces, ¿tienen razón los vecinos de la zona de Pacífico, que sostienen que, ante una sudestada, el agua no podrá salir al río y hará rebasar el líquido por los sumideros, como ocurrió en muchos barrios el lunes 15?
Se trata de la Asociación Vecinal Lago Pacífico, que reclama que los conductos sean complementados con un gran reservorio a cielo abierto en el barrio para que éste contenga el agua proveniente de una eventual tormenta excepcional.
"Los túneles no funcionarán debido a la falta de desnivel con el río, tienen poca pendiente. Ante una sudestada, además, dejarán de funcionar por completo o bien traerán el agua a Palermo y Villa Crespo", sostuvo el arquitecto Adolfo Rossi, de la asociación vecinal que se opone al proyecto oficial y contra el cual ha presentado recursos judiciales.
El reservorio de Lago Pacífico, junto con muchos más -como uno bajo la cancha de Atlanta, en Villa Crespo, y otro en Argentinos Juniors, en La Paternal- habían sido incluidos en el proyecto original de Fatala para que funcionaran como lagunas compensadoras ante un fenómeno de gran magnitud. Sin embargo, no tuvieron apoyo político.
El director del posgrado en Hidráulica Urbana de la Facultad de Ingeniería de la UBA, Luis María Calvo, uno de los expertos más prestigiosos en la materia, descartó la utilidad de los reservorios. "Los caños previstos son tan grandes que su capacidad de almacenamiento supera la de cualquier reservorio. El sistema está bien planteado; es un buen sistema; tiene en cuenta las lluvias máximas futuras y funcionará cuando haya sudestada", dijo a LA NACION.
En total, los acueductos suman 15 kilómetros de largo y poseen un diámetro de 6,9 metros. "Hablamos de 500.000 metros cúbicos de agua, es una capacidad de almacenamiento que hoy no existe. Todo esa agua que recibirán los túneles no quedará en la superficie, por más que no pueda salir al río", coincidió el ingeniero Agostinelli.
"La obra de Macri funcionará gracias a que tiene el pozo, una suerte de reservorio. En Europa hace décadas que emplean reservorios como única forma de poder corregir tormentas extremas. Los canales aliviadores protegen de tormentas medias, pero a los picos como los que se vienen registrando los absorbería el reservorio", dijo Fatala, defendiendo su proyecto.
"La obra del Maldonado va a solucionar en una enorme proporción el problema de las inundaciones; está muy bien estudiada y contempla la sudestada. Es un proyecto hermoso", opinó el ingeniero civil José Ramón Miranda, también miembro de la Comisión de Area Metropolitana, Infraestructura y Desarrollo Urbano del CAI.
Destacan que se necesitan mejoras en otros arroyos
Mitigará los efectos de las precipitaciones
Para optimizar la respuesta de los canales aliviadores del arroyo Maldonado resulta necesario que también funcionen de manera adecuada los caños secundarios de la red pluvial, que transportan el líquido desde los sumideros hacia la especie de "cañería principal" constituida por el curso del Maldonado y los aliviadores, afirman expertos consultados por LA NACION.
"Hay que adaptar los caños secundarios a la nueva recurrencia de lluvias, los que existen son anacrónicos", recomendó el ingeniero Luis María Calvo, de la Facultad de Ingeniería de la UBA. Además, para mitigar los efectos de las inundaciones en otras zonas de la ciudad de Buenos Aires, y no sólo en la conflictiva cuenca del Maldonado, señaló como materia pendiente la construcción de aliviadores de los arroyos Vega y Medrano.
Desde el Ministerio de Desarrollo Urbano explicaron que, efectivamente, se avanzará en la adecuación de los ramales secundarios para complementar la obra de los aliviadores.
"Serán acondicionados en distintas etapas, según seis zonas definidas en la cuenca del Maldonado. Las dos primeras [situadas más al Este] ya están licitadas, cada una por un monto de 8,5 millones de dólares, que también financiará el Banco Mundial. Son trabajos muy importantes; estarán terminados dentro de tres años. Planificamos llamar a licitación por las cuatro restantes antes de fines de año", dijeron fuentes de la Subsecretaría de Obras porteña a LA NACION. En tanto, el desarrollo de canales aliviadores del arroyo Vega ya fue licitado y pronto será adjudicado, según señalaron.
Laguna compensadora
Los ingenieros Esteban Guaia y Moisés Resnick Brenner, del Centro Argentino de Ingenieros (CAI), con el aporte del arquitecto Mario Roberto Alvarez, idearon otra solución a los anegamientos, que agrega a los dos aliviadores la construcción de "una laguna compensadora de 150 hectáreas que reciba el flujo hidráulico" más "una escollera que frene los efectos de la Sudestada". Esa escollera, propusieron, serviría además para trasladar la pista del Aeroparque y daría una solución paralela a los problemas de inseguridad derivados de su actual locación. Se accedería a ella por dos viaductos sobre escolleras, con compuertas móviles, que formarían la batea de regulación.
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