El alcalde porteño intentará lucirse por contraste. En la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura, Mauricio Macri explotará su mejor tono moderado y dialoguista, en oposición al que –suponen los PRO– desplegará Cristina Fernández en el Congreso, apenas un par de horas después. Tras dos años de gobierno, Macri repasará los “principales logros” de la gestión porteña. De cara a la segunda mitad de su mandato, el jefe de Gobierno difundirá tres ejes, más nacionales que municipales, a tono con sus ambiciones presidenciales: hablará de seguridad, de niñez y de tránsito.
Macri llegará a Perú 130 a las 9 de la mañana. Un rato antes y en el primer día de clases, visitará la escuela Bernasconi, ubicada en Parque de los Patricios. Envalentonado por la exitosa negociación salarial entre el ministro Esteban Bullrich y los gremios docentes –acordaron un 23% de aumento–, Macri se paseará por el Bernasconi entre alumnos y profesores. Cada ministro macrista visitará un colegio distinto. Si no se hubiese alcanzado tal acuerdo, el itinerario habría sido otro.
Ya en la Legislatura, Macri leerá un discurso breve, moderado y sin sorpresas, trabajado junto a su secretario general de Gobierno, Marcos Peña. En total, no durará más de 20 minutos. “Y… Mauricio no es Chávez en ningún sentido”, resumió un funcionario PRO. El concepto del texto será: “En dos años hicimos más que en los últimos diez”. Un eslogan más a la defensiva que el del 1 de marzo de 2008, en su primer discurso de inicio de sesiones ordinarias. Entonces, ante una Legislatura más macrista que la actual, el recién asumido jefe de Gobierno prometió “reconstruir la ciudad”. En su inventario de lo logrado, Macri se jactará de la política cultural PRO, del arreglo de plazas y veredas, del acondicionamiento de escuelas y, sobre todo, de haber cumplido una promesa de campaña: “Los porteños ya cuentan con una Policía propia”, arengará Macri. Paradójicamente, tal mérito incluirá el único momento autocrítico de su discurso. Sin nombres propios que resulten antipáticos –los de los hoy presos Ciro James y Jorge “El Fino” Palacios, por caso– Macri arrancará con un “a pesar de las dificultades vividas”, para encastrar con el “éxito” de la Metropolitana. Durante su reciente tour por los barrios porteños, en los que timbreó al azar en unas 500 casas, Macri constató que “la inseguridad” es el primer reclamo de los porteños. De ahí, el hincapié de su discurso. Macri, además, agradecerá el trabajo de los legisladores porteños. Para el kirchnerismo, no habrá palos, sólo ignorancia. “No es nuestro estilo pelearnos. La diferencia la marcará desde lo discursivo”, afirmó el jefe del bloque PRO, Cristian Ritondo. Hacia adelante, Macri se enorgullecerá de la próxima reinauguración del teatro Colón y de la ampliación de la red de subtes, pautada para este año, a partir de la autorización legislativa para endeudarse por 380 millones de pesos. Desde aquella promesa de campaña de “construir 10 kilómetros por año”, el subte se volvió un verdadero estigma que, este año, los macristas intentarán revertir o atenuar. Respecto a las últimas inundaciones, Macri se limitará a informar sobre la continuidad de las obras hidráulicas. Su tono contrastará con el de hace un par de años, más ambicioso y desafiante. Entonces, en el mismo hemiciclo de hoy, Macri había prometido que “las obras para terminar con las inundaciones son una prioridad”. Dos años de gestión le enseñaron, sobre todo, a moderar las expectativas generadas.
Trece asambleas en un solo día
Además de la provincia y la ciudad de Buenos Aires, otros once distritos inaugurarán hoy las sesiones ordinarias de sus Legislaturas.
Los gobernadores de Tucumán, Corrientes, Río Negro, Neuquén, Formosa, Chaco, Tierra del Fuego, La Pampa, Santa Cruz, Chubut y La Rioja plantearán los objetivos generales de gestión para el año.
Neuquén, Chaco y la ciudad de Buenos Aires serán las primeras, incluso antes de que Cristina Fernández de Kirchner haga lo propio en el Congreso nacional.
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