La metáfora del diluvio universal tiene un origen bíblico y una realidad que en las últimas semanas se derramó con inusual encono en las calles de la Ciudad, provocando que los porteños se sintieran víctimas de una especie de castigo divino.
Este sentimiento los acercó a los hombres que habitaban la tierra en la época del arca de Noé y que fueron castigados por la furia de Yahvéh. Dice el texto sagrado que abarca los capítulos seis al nueve del libro del Génesis: “Aquel día fueron rotas todas las fuentes, y las cataratas del cielo se abrieron, y hubo lluvia sobre la Tierra cuarenta días y cuarenta noches”.
De esa manera, el diluvio cubrió hasta las montañas más altas y todas las criaturas de la Tierra murieron, excepto los que viajaban en el arca de Noé.
La Ciudad vivió dos jornadas, la semana pasada, que les hizo recordar a los porteños las palabras escritas en la Biblia.
Tanto el lunes 15, como el viernes 19, Buenos Aires sucumbió ante la inclemencia del mal tiempo. Las consecuencias del temporal: inundaciones, cortes de luz, viviendas anegadas, servicios públicos colapsados, comercios arruinados y basura acumulada, entre otros percances, que se multiplicaron con incansable insistencia gracias a las imágenes difundidas por la TV, que hicieron hincapié en el justificado enojo de los porteños.
Como ocurre cada vez que la Ciudad se inunda, las quejas de los vecinos apuntaron hacia las autoridades del Gobierno porteño, en esta ocasión, al que lidera Mauricio Macri. Tampoco, en este caso, y a pesar de la gran cantidad de agua caída en un lapso muy corto, los vecinos estaban equivocados acerca de las responsabilidades gubernamentales en los incidentes producidos por la tormenta.
Pero a esto se sumó la utilización política que hicieron algunos dirigentes de la oposición de la tragedia vivida por los ciudadanos de a pie. “No estamos tratando de esquivar las responsabilidades del caso y mucho menos ante los vecinos. Desde que Macri asumió la Jefatura de Gobierno fue bien claro con respecto al tema de las lluvias y dijo que era un tema que no se iba a solucionar en el corto plazo, ya que se debían realizar obras de infraestructura de gran envergadura, que requerirían un importante financiamiento y que llevarían un largo tiempo, antes de concretarse, debido a la desidia de las administraciones anteriores, que no habían hecho nada por solucionar el tema".
"Por eso, entendemos el enojo de la gente. Pero ese reclamo no tiene nada que ver con el que nos hace la oposición política, que sólo trata de sacar rédito del mal momento vivido”, expresó ante Noticias Urbanas un importante legislador de Propuesta Republicana (PRO) ante la embestida que sufrió el jefe comunal por parte del kirchnerismo y el radicalismo porteño, entre otros sectores de la oposición.
Los líderes de la Unión Cívica Radical (UCR) porteña presentaron una denuncia penal contra Macri, encabezada por el vicepresidente de la UCR porteña, Marcelo Montero, y Lidia Zeballos. La causa lleva el número 2214/10 y quedó radicada en el juzgado federal de María Romilda Servini de Cubría.
Además, el titular del radicalismo porteño, Carlos Mas Vélez, y el presidente del bloque legislativo de la UCR, Claudio Pressman, realizaron un pedido de interpelación en la Legislatura para que el Jefe de Gobierno informe sobre los motivos de las inundaciones. Los opositores basaron sus críticas en un informe dado a conocer cinco días antes del diluvio, por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, que preside Sandra Bergenfeld.
En el escrito se afirmaba que el sistema de desagüe no funcionaba adecuadamente y se acusaba por tal situación a las autoridades de la Dirección General de la Red Pluvial, de la cual depende la limpieza y desobstrucción de las estructuras que conectan el drenaje con la red de alcantarillado, principales encargadas de captar la lluvia de la vía pública.
Entre las fallas detectadas por la Auditoría se señalan las siguientes: “La falta de programación en la ejecución presupuestaria, la existencia de muchos sumideros en mal estado y sin número de identificación y la falta de camiones desobstructores; es ineficaz la metodología implementada por el Estado para la verificación y control del estado de los sumideros, además de no existir información suficiente que compruebe la realización de estos trabajos”.
Por último, en el informe se acusó a la mencionada Dirección General de la Red Pluvial de “no cumplir eficazmente con varias de sus responsabilidades primarias, ni de hacer que las empresas contratistas mantengan a los sumideros, cámaras, bocas de inspección y nexos en buen estado operativo y sin residuos, escombros o materiales sobrantes de las obras realizadas, como lo exige el contrato”.
Operaciones acuáticas
Ante las afirmaciones del informe de la Auditoría y las críticas de la oposición, NU decidió consultar al ministro de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad, Diego Santilli, quien salió en defensa de las obras realizadas por la administración PRO.
“Es bueno aclararles a los vecinos, ante las injustificadas críticas de un sector de la oposición, que antes se limpiaban los sumideros una vez cada tres meses, y ahora, una vez por mes. Además, se realizan limpiezas extras cuando hay alerta meteorológico”, arrancó el funcionario.
“Sin embargo -continuó Santilli-, algunos sumideros, por más limpios que estén, debido a las botellas plásticas que tiran los transeúntes, se terminan tapando. Por eso, es indispensable que todos tengamos un mejor comportamiento en el tema de los residuos”.
Al referirse a la tormenta que cayó sobre la Ciudad, el ministro macrista explicó: “Las consecuencias del temporal que azotó a Buenos Aires se agravaron por el récord de 90 milímetros de agua caída en una hora y media. Esa cifra equivale al 75 por ciento del promedio estimado habitualmente para todo febrero. La crecida generó un tapón hidráulico que impidió descargar el agua hacia el río”.
Para que se solucione de manera definitiva el tema de las inundaciones, Santilli manifestó que la cuestión depende de “la finalización de las obras de infraestructura hidráulica que se llevan a cabo en el arroyo Maldonado, las que harán funcionar los canales aliviadores, que podrán soportar el doble o el triple de lluvia caída en relación a lo que sucede ahora”.
Para finalizar, el ministro dejó una frase, que tiene un claro destinatario: la dirigencia antimacrista. “Los porteños saben que Mauricio Macri sí hace las obras que los otros Jefes de Gobierno no hicieron. En dos años hemos hecho un montón de inversiones que, por ejemplo, hicieron que el agua drene mejor, lo que hace que tengamos una mayor capacidad para soportar la tormenta”, disparó el ministro.
El propio jefe comunal, poco después del diluvio, ensayó una defensa ante la embestida vecinal: “La Ciudad tiene una capacidad de escurrimiento escasa para la magnitud de las lluvias que sufrimos. Las obras del Vega están terminando, por lo que la situación de esa zona está mejorando, y la obra más compleja, que es la del Maldonado, terminará su primera etapa a mediados de 2011”.
Macri también, aprovechó para desligar al Gobierno por los cortes de luz que sufrieron amplias zonas de la Ciudad. “Edesur es una empresa que depende del Gobierno nacional”, expresó el Jefe de Gobierno, al dejar en claro la supuesta responsabilidad que le correspondía al gobierno kirchnerista.
Luego de los cruces se podría afirmar que el temporal se convirtió en una cortina de agua que dejó paso para que la escena fuera copada por los dirigentes de siempre que, enfrascados en sus chicanas, dejaron en un segundo plano a los perjudicados e involuntarios espectadores de las inundaciones, la mayoría de los porteños o, lo que es lo mismo, la gente común y corriente.
Macri no reacciona
Por Diego Kravetz (*)
“Es cierto, Mauricio Macri no tiene la culpa de la cantidad de lluvia que azotó a Buenos Aires durante febrero. Sin embargo, no puede esconder la irresponsabilidad de haber hecho campaña durante varios años sobre la desgracia de inundados que pierden todo a manos de gestiones, como la del PRO, que no reaccionan frente a las tormentas.
También es muy probable que, como dice hoy el Gobierno porteño, ninguna ciudad en el mundo resista la cantidad de agua que cayó con pocos días de diferencia. El asunto es el grado de respuesta de cada administración frente al mismo tema.
El macrismo tiene la enorme responsabilidad de prever determinadas situaciones, por cierto complejas, que suceden en momentos puntuales del año, que se repiten y que en cualquier otra parte del planeta llevan décadas de estudio.
Hay esquinas de Buenos Aires cuyos niveles de conflictividad frente a las precipitaciones son imágenes que cualquier funcionario conoció bastante antes de ingresar a la función pública.
Entonces, ¿cómo puede ser que no se hayan dispuesto operativos especiales en esa zonas? ¿Cómo puede ser que cada actor del Estado haya actuado por separado, sin coordinación, con los riesgos que eso supone?
Las soluciones en la calle tienen que suponer un esfuerzo mucho más grande y planificado que las declaraciones de buenas intenciones de algunos funcionarios que tuvieron que poner la cara por la ausencia del propio Macri.
Echarle la culpa a la empresa distribuidora de energía por los cortes de luz es intentar sembrar una confusión en la opinión pública y desconocer la propia responsabilidad frente a la alarmante falta de infraestructura local.
¿Y los sumideros? ¿Qué hay del informe de la Auditoría respecto al pobre mantenimiento de este Gobierno?
Ya pasó el tiempo de lo que no hicieron los demás: es hora de asumir cada tema con sentido común y decisión. Con la valentía que hace falta para resolver los inconvenientes porteños, muchos de los cuales son complicaciones estructurales que cuesta resolver por el alto costo financiero y el supuesto poco rédito político.
En otras palabras, a Macri le cuesta invertir en todo aquello que no le sume a su plataforma presidencial: el próximo jefe de Gobierno lo sufrirá enormemente.
Ahora, frente a ese escenario, inundado y sin ideas, ¿qué se puede hacer?
En primer lugar, descomprimir la situación del vecino, que es el damnificado y que no tiene por qué sufrir el maltrato de la burocracia que encima le pone trabas para acceder a subsidios pequeños en relación con sus pérdidas.
Por eso hay una propuesta concreta para eximir del pago de ABL e ingresos brutos a quienes hayan sido perjudicados por las inundaciones.
No es cierto que ese plan perjudique las arcas de la Ciudad, porque evidentemente no se trata de la mayor parte de los contribuyentes, sino de una porción mínima que está siendo afectada.
Decir que no se puede está en la primera página del manual de las excusas, pero no tiene sustento: llegó la hora de actuar y trabajar para aquellos que viven, estudian y trabajan en este distrito, que no tienen la culpa de lo que la política no hace y que esperan responsabilidad por parte de quienes lo gobiernan”.
(*) Presidente del Bloque Peronista Porteño |
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