Un guiño de Washington a los reclamos argentinos sobre las islas Malvinas funcionó ayer como el bálsamo para suavizar los profundos entredichos con la Casa Blanca tras las críticas de Cristina Kirchner a la política de Barack Obama para América latina.
Al recibirla en la Casa Rosada, la Presidenta solicitó ayer a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que el gobierno norteamericano oficie de facilitador del diálogo con Gran Bretaña para que Londres acepte discutir la soberanía de las islas en medio de la disputa por la exploración petrolífera en el archipiélago. La respuesta norteamericana fue un compromiso de respaldo público al diálogo, pero que no se traducirá en gestiones específicas ante Londres, más allá de una declaración del Departamento de Estado para que ambos países conversen sobre el tema.
"Solicitamos la intermediación de EE.UU. entre el Reino Unido y la Argentina para lograr sentarnos a discutir la soberanía de las Malvinas", dijo la Presidenta, en una conferencia de prensa conjunta. "Coincidimos. Nos gustaría ver a la Argentina y el Reino Unido sentados, hablando y discutiendo el tema", dijo Clinton.
La cuestión sobre las Malvinas fue el eje del encuentro de dos horas que ambas mantuvieron en la Casa Rosada, anoche, tras la decisión de último momento de Clinton de hacer una escala en Buenos Aires en su gira por la región. Y funcionó como el principal gesto exhibido por ambos países en procura de evitar que los desencuentros bilaterales de los últimos días se profundizaran.
¿Significa este compromiso que EE.UU. podría facilitar ese diálogo con Gran Bretaña? ¿Se elevará una petición directa de Washington a Londres para lograr lo que la propia ONU no consiguió aún?
"Queremos alentar a los dos países a sentarse a discutir, pero no tenemos forma de obligarlos a hacerlo. Vamos a seguir reclamándolo públicamente", fue la respuesta de Clinton ante la pregunta de La Nacion sobre el mecanismo formal que podría seguirse desde Washington para lograr un diálogo.
La jefa del Estado dijo que el requerimiento fue en virtud de que EE.UU. es una nación "amiga de los dos países". Pero aclaró: "No queremos movernos ni una coma de lo dispuesto por las Naciones Unidas", en lo que significó un rechazo directo a la posibilidad de abrir una negociación con Gran Bretaña limitada a la exploración petrolífera y aislada del debate de fondo.
El encuentro en el despacho presidencial fue distendido y cálido, en palabras de la Presidenta. Lo fue, pese a que incluyó, entre otros, la presencia del secretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Arturo Valenzuela, el funcionario que habló sobre la falta de reglas claras en el país para el desarrollo de las inversiones norteamericanas.
Hubo ayer un esfuerzo compartido por exhibir sintonía en el vínculo bilateral. La jefa de la diplomacia expresó el interés de Washington por superar el entredicho tras las palabras de Cristina Kirchner sobre la caída en las expectativas regionales respecto de la figura de Obama. "Los puntos de acuerdo son mucho mayores que aquellos en los que tenemos desacuerdos", sintetizó Clinton. Y admitió que de eso se habló en el encuentro.
Antes que ella, la presidenta Kirchner había dado su versión del caso. "No hablo con presidentas [sic] de mis entrevistas televisivas", dijo. "Sería tedioso", agregó. "Hablamos de lo que disparó la pregunta de CNN, que es el caso Honduras. Tenemos distintos puntos de vista. Podemos disentir y discutir en las cosas en que no estamos de acuerdo, lo que nos permite relacionarnos en forma seria, responsable y madura", sostuvo.
Clinton dejó la puerta abierta para que, eventualmente, en la visita de Cristina Kirchner a Washington en abril se pueda concretar el demorado encuentro con Obama. Pero no lo confirmó. "Tendremos la oportunidad de discutir futuras reuniones", dijo.
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