Alcaravanes, garzas y corocoras se posaban en estos lugares para buscar peces como alimento, hoy las aguas son un depósito de basura y carroña que sólo les brinda agua sucia y excrementos.
Las aguas dulces de los caños y ríos que circundan Villavicencio, en las que no hace más de 40 años se posaban garzas, corocoras y alcaravanes para buscar peces como alimento, hoy tristemente son un depósito de basura y carroña que sólo les brinda agua sucia y excrementos.
De los peces y organismos acuáticos ya nada queda en el río Ocoa y en caños como La Cuerera, Buque y Maizaro.
Llantas, muebles, cojines, lodo, baterías de carro, tazas de sanitario, tejas plásticas y colchones hoy hacen parte del paisaje infame con el que tienen que compartir estas aves.
La presencia humana con las invasiones a las rondas de los ríos y sobre todo la inconsciencia y la irresponsabilidad con las que se han tratado los ríos y caños, obligaron a que estas vistosas aves, emblemáticas del Llano, tuvieran que ceder su hábitat y adaptarse a condiciones extremas.
Carlos Parra, especialista y coordinador del grupo de fauna de la Corporación ambiental Cormacarena, explicó que como consecuencia de ello las aves se enferman de parasitismo y su ciclo de vida se acorta.
"Hoy se encuentran peces contaminados con metales y lodo y un hábitat alterado en el que el aire, el agua y el suelo sufren por la contaminación", manifestó.
Parra agregó que lamentablemente falta educación y conciencia y que las actividades económicas que desempeña la gente son las causantes de esa situación que tienen que sufrir las aves.
"Aunque hemos hecho varias visitas y sancionado a distintos lavaderos de carros que hacen ese trabajo en las orillas de los ríos y a algunas porquerizas que arrojan estiércol al cauce, para que no lo sigan haciendo, la gente no hace caso y continúa sus labores en el mismo sitio o metros más abajo", sostuvo Parra.
Ante esa situación el vocero de Cormacarena explicó que como primera autoridad ambiental se ha venido trabajando para evitarla pero que la ciudadanía no tiene respeto por el medio ambiente.
No obstante, Clara Quimbay, quien vive cerca a la orilla del río Ocoa, dijo que no conoce al primer funcionario de Cormacarena que haya llegado a sus casas a hablarles sobre contaminación y normas.
Un ave que no come peces
Las garzas se alimentan de peces, anfibios y reptiles que logra atrapar.
Su dieta la complementa con pequeños mamíferos, moluscos, insectos y lombrices.
Habitualmente se les ve paradas o caminando lentamente en la orilla de los ríos y lagos y en los estuarios de poca profundidad.
Es posible que pesque desde afuera del agua o internándose donde la profundidad sea desde apenas la tierra húmeda hasta donde el agua le de por el pecho.
Hoy su hábitat está perdido y la agonía de esta ave empieza |
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