El intenso chaparrón que se precipitó anoche en la ciudad causó inconvenientes por anegamientos a numerosos barrios, que persistían esta mañana. El pluviómetro que el municipio tiene instalado en la Base Arizu registró 72 milímetros, en tanto que el que está en el hospital de niños marcó 82 mm, con una intensidad de 138 mm/hora.
En total, 21 personas de Pompeya y San José se trasladaron al refugio temporario que habilitó la Municipalidad en el Cedepro (ex Campo de Deportes de UNL). La línea de atención ciudadana registró 261 llamados, por anegamiento de calles, pedido de corte de tránsito para evitar el ingreso de agua en las viviendas y solicitud de limpieza y desobstrucción de desagües y bocas de tormenta.
Para desagotar el agua que aún hoy permanecía en el Canal Norte y en los barrios Pompeya y Los Ángeles, el municipio reforzó la Bomba Nº 5. Según se informó, las estaciones de bombeo trabajaron sin inconvenientes para bajar el nivel de los reservorios.
Temprano y notablemente enojada Alicia Rocha, una vecina que vive en Santiago de Chile al 935 de Chalet se comunicó con El Litoral para comentar lo que ocurrió en su barrio desde que comenzó a llover.
“Después de tener 20 centímetros de agua adentro de las casa no se puede estar bien”, aseguró la vecina cuando se le preguntó por el ánimo en el barrio después de la lluvia.
Con tono desesperado la señora cuestionó la lentitud del municipio para poner en funcionamiento las bombas extractoras. “Esta situación la vivimos cada vez que caen dos gotas, un vecino fue a preguntar por las bombas y nos dijeron que no andaban porque no tenían combustible. La realidad es que la tendrían que prender ni bien se empieza a acumular”, reclamó Alicia. A su vez, sugirió que dispongan del personal de la guardia municipal para proteger las máquinas de posibles robos o daños.
Paisaje conocido
El paisaje por el norte de la ciudad era el conocido por todos, el que se repite con cada lluvia. La avenida Facundo Zuviría, en su intersección con Estanislao Zeballos, estaba cortada por una cinta plástica para impedir el tránsito.
“Es que desde hace un tiempo empezaron a cortar toda la avenida directamente porque si pasan camiones o colectivos entra más agua a las casas”, explicó Lorena, mientras miraba desde adentro de su agencia de quiniela a la altura del 7000. Esta vez, el agua llegó hasta la puerta pero no entró.
Abelino la acompañaba y agregó que, “Berutti y Gobernador Freyre es un mar y también cortamos para que no sea peor”.
A unos metros, Nino despotricaba a los cuatro vientos: “Esto es cada vez peor, ojalá estuviésemos como hace un año atrás. Ahora el desagüe está tapado y así se pone con cada lluvia”. Según dijo, la gente del barrio vive con los muebles levantados y es “imposible trabajar porque nadie llega a los locales y no se puede salir. Sólo en canoa”.
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