La mayoría de los argentinos sabe que el país tiene paisajes y ciudades que encandilan a los turistas; cineastas, actrices y actores, valorados en pantallas de todo el mundo, y jugadores de fútbol cuyos pases se negocian en millones de euros.
Pero lo que tal vez no muchos conozcan es la "cotización" que alcanzan nuestros equipos científicos en el escenario de la ciencia mundial.
Aunque existen otras, dos colaboraciones en marcha y que esta semana merecieron acuerdos internacionales, una con Alemania y la otra con Francia (de la que se informa en esta página), son una prueba del deestacable nivel que exhibe la ciencia local.
La primera no sólo reafirmó la ya fructífera relación que existe con la Sociedad Max Planck, una organización en cuyos laboratorios trabajan o trabajaron nada menos que 33 premios Nobel y que pronto contará con un instituto asociado en Buenos Aires, sino que permitió la firma de un convenio para crear una universidad virtual binacional, que ofrecerá, entre otros beneficios, la posibilidad de la doble titulación.
La segunda se estableció con el CNRS francés, y no sólo promueve la creación del centro franco-argentino para el estudio del cambio climático, sino también la de un Laboratorio Internacional Asociado en Física y Mecánica de los Fluidos, que afianzará la cooperación de larga data existente entre la Facultad de Ingeniería de la UBA y cuatro laboratorios franceses de Orsay, Poitiers y París. En diciembre, se había creado también el Laboratorio Franco-Argentino en Nanociencias, entre la Universidad de París y la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Que nos abran la puerta a ámbitos en los que se desarrolla la ciencia de elite demuestra que es posible jugar en las "grandes ligas". Claro que para eso tenemos que comenzar a dejar de pensar y actuar como un país "en desarrollo"...
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