Mientras Estados Unidos y sus aliados en el Consejo de Seguridad de la ONU buscan avanzar sin mucho éxito en su intento de condenar con más sanciones el plan nuclear iraní, el régimen de Teherán de Mahmoud Ahmadinejad dio ayer un paso más en su creciente presencia en América latina, al firmar con el gobierno de Ecuador un acuerdo para construir en ese país andino tres centrales hidroeléctricas, un proyecto considerado “estratégico” por el gobierno de Rafael Correa, que desde octubre enfrenta críticas por la baja generación eléctrica.
El acuerdo entre los gobiernos de Irán y Ecuador fue concretado durante la visita a Teherán del vicepresidente ecuatoriano, Lenín Moreno, quien fue recibido por las principales autoridades de esa nación islámica.
“Estamos cerrando un acuerdo para construir tres centrales hidroeléctricas; dos grandes y una pequeña con participación de tecnología iraní”, afirmó Moreno. Luego, y en medio de la polémica desatada por el plan nuclear de Teherán (que Washington afirma que es para fabricar bombas atómicas), Moreno respaldó la posición iraní de un uso con fines pacíficos.
“Hemos comenzado una relación franca (con Irán) que nos guiará para revivir en forma permanente glorias pasadas”, dijo el vicepresidente.
El acercamiento de Irán con Ecuador no es de ahora. Ahmadinejad estuvo en la asunción de Correa en 2007, y Correa le devolvió el gesto visitándolo en diciembre de 2008. Pero todo se enmarca de una creciente presencia de la nación islámica en América latina, donde Washington fue perdiendo terreno. Irán encuentra en el bloque “duro” del ALBA (Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador) a sus aliados más fieles. Muestra de ello son los encuentros periódicos entre Ahmadinejad y Chávez, en donde el eje común suele ser la retórica contra Estados Unidos, además de una cada vez mayor cooperación económica y científica. Teherán también tiene firmado con La Paz acuerdos para la explotación de recursos energéticos y la construcción de un mega hospital.
Pero en medio de la supuesta amenaza nuclear de Irán, no es tanto la relación con estos países, como los contactos y guiños con otras naciones sudamericanas como Brasil o la Argentina, lo que inquieta a EE.UU.. Días atrás, el presidente de Brasil, Lula da Silva, tuvo un cruce con la secretaria de Estado Hillary Clinton, al negarse a “arrinconar a Irán” con nuevas sanciones. La visita de Lula a Irán el 16 de mayo próximo será clave.
En la Argentina, mientras tanto, el líder piquetero Luis D’Elía, aliado a los Kirchner, está en el centro de las críticas luego de que confirmara que en su reciente viaje a Irán se reunió con Moshen Rabbani, imputado y prófugo en la causa por el atentado a la AMIA.
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