En todo el mundo, la escasez del agua ha motivado el desarrollo de distintos proyectos tendientes a preservar o mejorar este recurso. Muchas de estas iniciativas se basan en la conservación de los bosques ribereños, que no sólo mejoran la calidad del líquido, sino que también cumplen un importante rol al funcionar como filtros, reteniendo líquido y los sedimentos que arrastran los ríos. En Tucumán, esta vegetación está desapareciendo por el avance de los cultivos, lo cual incrementa los riesgos de inundaciones.
"Los cursos de agua poseen una franja de vegetación que puede ser arbórea o herbácea, que se denomina vegetación ribereña, y que cumple una función clave en el equilibrio dinámico de los ríos", explicó Martín Sirombra, biólogo y docente de Ecología General en la Facultad de Ciencias Naturales y del Instituto Miguel Lillo, de la Universidad Nacional de Tucumán.
El especialista apuntó que a la capacidad de retener sedimentos se agrega que la vegetación ribereña funciona como corredor biológico por el que puede desplazarse la fauna, confiere sombra al cauce y reduce la temperatura del agua. Además, tiene la propiedad de actuar como biofiltro para los agentes contaminantes que provienen de los campos contiguos al río. "Puede filtrar efluentes cloacales e industriales, lo que disminuye la concentración de contaminantes que podrían ingresar en el agua", detalló el especialista.
Según el investigador, una serie de factores pueden desencadenar desbordes e inundaciones. Los ríos presentan tres zonas o tramos, y en todas ellas se observan las modificaciones causadas por el accionar del hombre. Una zona alta o cabecera, que en la provincia está ubicada en el área montañosa; una media, ubicada en el piedemonte bajo y en la llanura; y una zona baja o de desembocadura.
"En el primer tramo, se observa el impacto del sobrepastoreo, cuya consecuencia es la drástica reducción de la capacidad de retención de nieve durante el invierno y de la atenuación de las precipitaciones estivales", precisó Sirombra. Con el pastizal degradado, se inician procesos erosivos de remoción y transporte de sedimentos. En la cuenca media y baja la desforestación es el principal agente que causa desequilibrios en los ríos. De acuerdo con el experto, si se observan las zonas ribereñas de Tucumán por medio de una imagen satelital, se visualiza que el bosque está entrecortado y que, en algunas partes, no hay vegetación.
"Si bien la ley provincial 6.292, en su artículo 10, establece la prohibición de desmonte al borde de los ríos a lo largo de 35 metros a cada lado, las imágenes satelitales muestran cultivos en sitios correspondientes a los bosques ribereños", advierte.
El biólogo aseveró que sería importante imitar un sistema natural de regeneración del bosque. "Se trata de proyectos que duran varios años, pero debemos poner en la balanza los costos que ocasiona una inundación en relación a vidas humanas, pérdida de campos productivos, redes viales, obras civiles, gastos en maquinaria y horas hombre que ocasiona el mantenimiento de los cauces para evitar desbordes", enumeró Sirombra.
Por otro lado, el especialista postula el valor turístico de este tipo de vegetación. "Cuando las personas van a un río a pasar el día, lo primero que buscan es un sitio arbolado. Un corredor ribereño constituye una gran alternativa para el turismo en todas sus formas", finalizó.
Diversidad
El biólogo Martín Sirombra explicó que en la selva de Las Yungas la variedad caracteriza al conjunto de especies vegetales del bosque ribereño. En cambio, en las zonas de llanura las especies arbóreas nativas más frecuentes son el sauce criollo, el palo bobo, el aliso de río y el ceibo. "En otros sitios también se encuentran moreras y plantaciones de caña bambú", señala.
Exóticas y nativas
Un censo de especies arbóreas realizado en 11 ríos de Las Yungas, arrojó un resultado de 74 especies, de las cuales 54 son arbóreas, 14 arbustivas, tres apoyantes, dos tipos de caña y una trepadora. Del total, 21% son especies exóticas, mientras que el 79% son nativas. Se encontraron variedades en común: tabaquillo, tipa, nogal, laurel del cerro y arrayán. |
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