Hace dos semanas que corre en las poblaciones ubicadas aguas abajo de las presas el temor de que una de estas obras colapse como consecuencia de los sismos y sus réplicas. Se reproducen los mensajes de correo electrónico y los llamados a las radios, que los especialistas contrarrestan con mensajes tranquilizadores que, parece, no calman a nadie. Sin embargo, durante estos quince días no se generó ni una sola corriente de reclamo para que los gobiernos locales y provinciales encaren de una vez por todas la organización de sus habitantes frente a una catástrofe.
Lo primero que deberíamos saber todos los que vivimos en estos valles es que las presas son fuertes pero puede caerse. Prueba de ello son las cientos de obras que colapsaron en la historia de la ingeniería (hay un caso en Estados Unidos que hasta fue filmado). Pero esta certeza tendría que generar preocupación y no paranoia, ganas de organizarse y no psicosis.
Hace 40 años que el río Limay es regulado por El Chocón. Desde entonces se construyeron otras ocho presas y es muy probable que en enero se inicien la obras de la décima, Chihuido I.
Las nueve presas que existen ahora en los ríos Limay y Neuquén son del Estado nacional, pero están concesionadas a privados, que son a su vez controlados por tres reguladores que entienden en energía eléctrica (ENRE), manejo del agua (AIC) y seguridad de presas (Orsep).
Las normas que regulan el funcionamiento de las presas obligan a los concesionarios no sólo a someterse al control del Orsep (Organismo Regulador de Seguridad de Presas) sino a contratar a consultores independientes que, cada determinada cantidad de años, según la antigüedad de la obra, conforman paneles técnicos se alta calidad y seriedad reconocida. Uno de los consultores más destacados del mundo es el suizo Giovanni Lombardi, que suele conformar esos paneles como consultor independiente, igual que el argentino Oscar Vardé.
Existe un llamado Plan de Acción Durante Emergencias (PADE), que es un programa "formal escrito que identifica los procedimientos y acciones que el operador de una presa debe seguir durante una emergencia hídrica", según informa el Orsep.
Los avisos son unos de los pasos a seguir. En definitiva, los directores de Defensa o Protección Civil de las provincias son los que reciben la novedad de una emergencia y deben poner en marcha sus propios planes para poner a salvo a la población. Son los gobernadores y los intendentes los responsables políticos máximos. No basta con los carteles que indican las rutas de escape en Neuquén, los planes de evacuación son mucho más complejos porque establecen qué debe hacer cada uno ante la contingencia. Difícilmente ahora alguien siga, en el momento del colapso, el consejo de caminar hacia la zona segura sin ceder al impulso de ir a la escuela a buscar a sus hijos, con la certeza de que los docentes sabrán actuar.
Pero un plan serio de evacuación debería trabajar sobre esas o otras cuestiones que hoy son ignoradas por los que vivimos aguas abajo de las presas. Sin esa planificación, serán recurrentes los mails que advierten que el fin está cerca.
Orsep: "No sufrieron daños"
Carlos Yema, que fue presidente del Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) hasta 2002 y ahora conduce la oficina técnica del organismo en la región, afirma, sin dudar, que "las presas están en perfecto estado, ninguna de ellas ha sufrido en absoluto ningún daño".
"Más allá de cierta psicosis que se ha generado por informaciones falsas que se han hecho circular, las presas son estructuras muy fuertes, muy robustas, que se diseñan para resistir sismos. Y así ha sido en el mundo, la experiencia así lo señala, en lugares como Japón, Irán, Turquía, que son regiones de fuerte sismicidad, cuando hubo sismos muy fuertes, se han destruidos edificios, puentes y otro tipo de estructuras pero las presas en general no han sufrido mayores daños", sostiene este reconocido ingeniero de presas.
Explicó que las empresas que tienen las concesiones monitorean "permanentemente los instrumentos de auscultación instalados en todas las obras, y que justamente miden movimientos, las presiones internas, las filtraciones; y cualquier anomalía es detectada. Además -continuó- está la supervisión de la Orsep".
Yema leyó uno de los mensajes de correo electrónico que circulan. Y el especialista no duda en afirmar: "no tiene ningún tipo de asidero".
Información en internet
El Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) y la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) tienen información en sus sitios en internet a disposición de todos, incluidos los mapas de inundación de las ciudades de los valles en caso de colapso de alguna obra.
Los mapas de inundación son una herramienta fundamental para saber hasta dónde llegará el agua en cada ciudad ante varios escenarios: el colapso de las presas que regulan los caudales hacia los valles o las que se encuentran aguas arriba y que podrían provocar un efecto dominó. Se pueden ver en www.aic.gov.ar.
La AIC funciona en el edificio de 9 de Julio y Miguel Muñoz de Cipolletti y su teléfono es (0299) 4492300. La sede central del Orsep estuvo desde su creación hasta hace unos años en Cipolletti, pero el gobierno nacional la trasladó a Buenos Aires.
De todos modos, mantiene una oficina en Yrigoyen y España y el teléfono es 4776840.
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