El "bajo Uruguay" estaría ya en el momento ideal para "desencantarlo" y desarrollar cortos cruceros de 7 días con embarcaciones especiales, con lo cual se estimularía la construcción de una nueva infraestructura turística en ambas orillas.
Tenemos profunda reverencia por el río Uruguay, por sus profusas bellezas naturales que se van sucediendo kilómetro tras kilómetro y por su propia inmensidad, porque realmente el Bajo Uruguay es más grande de lo que uno se imagina, ya que tiene anchuras entre ambas costas que van de los 300 metros a los 12 mil metros, a partir de Salto y hasta Punta Gorda, un tramo que tiene un poco mas de 300 kilómetros.
Lo que decíamos, un poco al Sur de Fray Bentos se aparece más bien un enorme mar que dicen tiene un anchura de casi 12 kilómetros, no se ve la costa argentina y frente a Nueva Palmira se hallarán profundidades de 20 metros, (lo recorrimos hace muchos años en el "Ciudad del Salto" y posteriormente hicimos algunos tramos en embarcaciones menores, principalmente entre Nueva Palmira y Paysandú. No menos hermosas son sus solitarias islas que abundan en el tramo de 450 kilómetros, algunas con plantíos de naranjos, durazneros, árboles indígenas o bien cañaverales. Quedan de aquellas ocasionales exploraciones muy gratos recuerdos a través de los años y sigue siendo una gran atracción para quienes lo hemos conocido, quienes lo han navegado y para quienes no lo conocen pero lo han estudiado. Quizá quienes más lo han recorrido y disfrutado han sido los marinos de nuestra Armada a bordo de los guardacostas y lancha patrullera en sus viajes de entrenamiento. Y por supuesto también los centenares de marinos de nuestros viejos barcos fluviales que semana a semana unían los puertos del litoral con Montevideo. Es de un tremendo potencial económico por su aptitud de gran carretera acuática, por los intercambios culturales que permite entre países limítrofes, pero también por su flora, fauna y carga ictiológica. Pero sobre todo por funcionar como el gran escenario natural del otro costado del Uruguay, que permitiría desarrollar una formidable industria turística muy diferente a la de Costa Atlántica.
Salvo extraer su fuerza hidráulica, aún no le hemos pedido ni la décima parte de lo que es capaz de dar. Ninguno de los ríos de Europa se le parece, y otros de Sudamérica son muy rústicos, poco acogedores y demasiados cocodrilos y camalotes. Debiéramos reconocer que el río Uruguay por su estructura es excepcionalmente bello en toda su extensión, en anchura, en profundidad y hasta en cristalinidad, con prudente correntada por su limitada pendiente. Desde la embarcación que uno navega, se puede apreciar que la costa argentina es baja con abundante vegetación, árboles de todo tipo y no faltan los pajonales, estéreos y espesa vegetación y barro. En cambio la costa uruguaya es arenosa, poca vegetación, tramos de costa con playas y también barrancas y costas altas como cerca de Fray Bentos y Punta Gorda si mal no recordamos. Sorprende además las profundidades que presenta en algunos de sus tramos como por ejemplo a la altura del llamado canal de los ingleses, frente al Arroyo Caracoles, tenemos una profundidad de 10 y 11 metros que, al llegar a Barrizal, casi frente a Dolores baja por un kilómetro a no más de 6,40 y rápidamente la profundidad aumenta de manera que al siguiente kilómetro pasa a 8 metros y poco después a 10, hasta llegar frente a Fray Bentos a 10/12 metros. El río Uruguay es increíble, frente a la Playa de la Agraciada hay 16 metros de profundidad, realmente un calado para transatlánticos. Y ya lo hemos dicho, en el espejo de agua frente al puerto de Paysandú hay más de 10 metros de profundidad. Para los excursionistas alemanes, americanos y europeos que ya han visto el mundo, llegar a Fray Bentos y Colonia, en esos pequeños cruceritos de 130 metros, sería como un viaje hacia el pasado, hacia un escenario absolutamente natural asombroso, un verdadero descubrimiento, descansador, bien folclórico, quieto, silencioso.
NAVES. Por los años 50 el "Ciudad de Salto" (CUNyTASA) inició unos cruceros al río Uruguay, que no tuvieron el éxito esperado y antes lo habían hecho los barcos de Mihanovich a paletas. Sabemos de recientes proyectos muy bien armados de hacer turismo con naves adecuadas que al final se cancelaron. Ya hemos dado amplia información de empresas turísticas internacionales que organizan la explotación turístico-fluvial por los ríos de Europa, de Rusia, EE.UU y China, que lo hacen con gran éxito y los barcos van llenos. Por ejemplo una embarcación tipo Mississippi, con capacidad para 200 personas podría hacer magníficas excursiones con escala en algunos puertitos, litoraleños y, en algún momento cuando lleguen las reconciliaciones con nuestros hermanos, incluir puertos del litoral argentino. En Europa las empresas suelen hacer congresos y hasta talleres a bordo de estas naves porque sólo así se logra la deseada concentración de los participantes a estos foros y talleres, sin la distracción de las ciudades, en los temas durante 7 días o también puede ser premio para funcionarios de empresas industriales y comerciales. En el litoral hay mucha naturaleza y mucha historia, excursiones que se pueden realizar durante varios meses en el año e incluso parte del otoño.
El río Uruguay fue la ruta de los exploradores, de los patriotas, de los monárquicos, de los aventureros y de los transportistas fluviales uruguayos y extranjeros. Cada metro de ambas orillas están cargadas de historia y habrá que tener a bordo un historiador, un geógrafo, un naturalista que lo explique todo y un buen cocinero por supuesto. Y si son turistas del Norte, buenas carnes, platos criollos, buenos pescados sobre todo lenguado que les gusta, degustación de vinos.
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