“No se puede luchar contra una leyenda”. John Ford: El hombre que mató a Liberty Valance. 1962.
-Disculpe, don John, ¿por qué no?
Es cada vez mayor la cantidad de males atribuidos al agua que bebemos y pronto podrían quedar absueltos de muchas de las graves acusaciones que pesan en su contra el alcoholismo, el tabaco, la droga, la vida contranatura y hasta la vejez.
La frecuencia y contundencia de las afirmaciones sobre su peligrosidad, sin otro sustento que el incumplimiento de una norma, aparta la cuestión del lugar en que estaba, el legal, y se la retrotrae a un plano en el que hay mucho que decir, contraviniendo lo dogmático que predomina. El fallo solamente es discutible por su partícula aberrante, el absurdo plazo concedido, revelador de lo mal asesorado, o tendenciosamente asesorado que está el alto tribunal en esta materia.
Es la Ley. Pero hay leyes naturales, de orden superior, que permiten anticipar que en 90 días se puede hacer un bonito zafarrancho; y mucho más bonito si se quiere hacerlo con 2 ó 3 millones.
Visto el asunto desde otro costado surgen algunas dudas y lógicas preguntas: aunque técnicamente fueran viables, estas órdenes perentorias ¿no obligarían a incurrir en un manejo discrecional de fondos, en malversación y en el atropello de normas elementales en la gestión de una obra pública tan importante? ¿Y no está en su derecho quien se niegue a incurrir en delito, lo mande quien lo mande?
SOBRE LA PELIGROSIDAD
La gran mayoría de los trabajos sobre hidroarsenicismo señalan que los efectos del arsénico, después de muchos años de exposición a altas concentraciones, comienzan con afecciones de la piel que derivan frecuentemente en cáncer, con probable aparición subsiguiente en órganos internos. No quiero meterme en cuestiones médicas; son médicos los que lo dicen. Pues bien; médicos que por sus especialidades deberían ser los primeros en advertir tales efectos nunca los vieron en Junín, en muchos años de ejercicio de su profesión.
Aseguran en el norte argentino que las manos de un afectado por el HACRE son ásperas como lija –nada que ver con las de un albañil o trabajador manual-. ¿Cómo sería posible no advertirlo por médicos, aunque no sean especialistas?
La experiencia en el norte chileno, donde no hubo nuevos casos de la enfermedad desde que el arsénico bajó a 0,12, si se exceptúan los producidos entre quienes bebieron por décadas aguas de contenidos mucho mayores, está en consonancia.
No se han comprobado efectos negativos a bajas concentraciones. Las estimaciones de la Agencia de Protección ambiental de EEUU (EPA) provienen de especulaciones puramente matemáticas, con extrapolaciones que ningún matemático aceptaría si no estuviera obsesionado por demostrar lo que quiere. Todas las evaluaciones son teóricas, y va como ejemplo una muestra de la dialéctica que gusta a estos investigadores: “Dado que en la realidad estas condiciones existentes al momento de la evaluación no se van a mantener en el futuro debido a las dinámicas demográficas y de la contaminación, se asume este escenario como un supuesto teórico necesario para establecer el proceso matemático de proyección del riesgo”.
¿Proceso matemático? Puede ayudar, sin duda... ¿Pero hasta cuándo reemplazará a las comprobaciones de campo, reales, realizadas por médicos e investigadores?
Para decirlo gráficamente, el engendro equivale a matar una hormiga en un hormiguero que está a 30 metros con un rifle de aire comprimido, del que buenos armeros dicen que tiene un alcance de 25. Por otra parte, hay que decir que la EPA es muy sensible a los costos (léase hasta donde se puede apretar al usuario) cuando decide el límite de lo peligroso. Sólo pretende evitar tantos hipotéticos casos como un costo razonable permita. Desde luego, razonable en su propio país. ¿Son ésos los científicos que tanto crédito merecen para algunos?
La carencia de estudios epidemiológicos lleva a la OMS a adoptar el límite que la EPA propone, aún cuando en EEUU se retrocede momentáneamente ante las discrepancias en el seno de la misma Agencia. Sin embargo, ante la inseguridad existente, la OMS advierte que el valor puede estar excedido varias veces. Para los nitratos hay un límite recomendado pero es el doble o más el permisible. Y sin embargo el Código Alimentario, con una rigidez que no tiene la OMS, no sabe de otros valores que los más estrictos; y la ley provincial, de la que podría esperarse que revelara de los responsables un mayor conocimiento del territorio y consiguiente comprensión del problema real de la provincia, le da formato de cemento. Y luego viene la Corte, que mantiene por ahora el límite anterior pero otorga un plazo imposible de cumplir.
El caballito de batalla se llama Prevención. Pero se quiere llevar tan lejos la prevención que suena a llevar paraguas en la Puna por si llueve. Claro, aunque las probabilidades sean comparables los riesgos no lo son, porque no es lo mismo una mojadura que un cáncer. Pero dejemos esto para más adelante.
ASPECTOS DEL PROBLEMA
Quien se disponga a cumplir las órdenes judiciales (ahora en tres meses; en un tiempo fueron 24 horas) debe conocer o estudiar (en su defecto encomendar el estudio por terceros de:)
1- Los métodos aplicables en la región, su eficacia, costos de instalación y de operación. Lo que sirve en Buenos Aires puede tener un resultado lamentable en el interior. Sólo en primera aproximación sirve la experiencia ajena.
2- Cantidad de agua destinada a la red y adicional exigida por el proceso, inicial y estimada por lo menos después de un año de operación.
3- Modificaciones o ampliación de la red actual. Nuevas perforaciones necesarias y su equipamiento.
A continuación será necesario:
4- Llamar a licitación para el suministro de equipos y mano de obra.
5- Hacer frente a las inevitables impugnaciones. ¿O es que ya nos olvidamos de las cámaras de seguridad?
6- Determinar el costo total de instalaciones y reformas e incluirlos en el presupuesto. Pretender o propiciar que se haga de otra forma induciría a la malversación.
Adicionalmente debería informarse sobre los costos operativos y valores estimados de las nuevas tarifas. El usuario no debe ser sorprendido.
7- Importantísimo. Determinar el destino de 1,5 a 3 kg diarios de arsénico según el grado de remoción, en compuestos sólidos o en solución, en acuerdo con la ley de residuos peligrosos.
Estas son etapas sucesivas de un mismo proceso y ninguna puede soslayarse.
¿Y por qué no hablamos un poco de los costos, como hace la EPA?
No se trata sólo de los equipos e instalaciones. El agua puede llegar a costar 3 a 4 veces más que ahora según el grado de remoción (Véase Venado Tuerto, Antofagasta, etc.). Quien paga 50 por mes pagará no menos de 200. Eso representa de 30 a 40 millones por año. Si alguno lo hace por menos debería garantizarlo al menos por 5 años.
Súmese la inversión necesaria. ¿Cuántos hospitales se pueden equipar y abastecer con eso para salvar cientos de vidas si dejamos de comprar paraguas?
¿No habría que abandonar prejuicios y anteojeras a la hora de determinar prioridades?
El grave error que se comete consiste en mirar desde un solo ángulo un problema complejísimo. Y mucho peor si merodean por allí oscuros o muy visibles intereses.
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