El ingeniero agrónomo Miguel Merino Pacheco advirtió a las autoridades nacionales sobre el "impacto negativo" que provocará la construcción de una segunda terminal de contenedores, y consideró que no existen suficientes estudios medioambientales y de sostenibilidad del proyecto.
"Creo que es necesario repensar muy seriamente esta iniciativa y tendrían que pedirle a la empresa beneficiaria que analizara la relocalización de la obra", alertó. Precisamente hoy se realizará la subasta, la segunda terminal de contenedores, para cuya construcción será necesario remover "7 millones de toneladas de sedimento de alta toxicidad", afirmó el científico.
Merino Pacheco es egresado de la Universidad de la República (Udelar), cursó estudios en la Universidad de Hohenheim en Stuttgart, Alemania; fue investigador en Hohenheim y también en la Universidad de Humboldt en Berlín; actualmente ejerce como consultor en su lugar de residencia en Madrid. Abandonó el país en marzo de 1982 con el objetivo de usufructuar de una beca en Alemania y quedó afincado en Europa.
Por estos días está de visita en Montevideo y aprovechó la oportunidad para realizar estas consideraciones, ya que desde que surgió el proyecto de la segunda terminal se ha interesado en el tema, dada su vinculación con asuntos medioambientales.
Como antecedente, dijo que su padre era oficial de la Armada y en 1968 integró una comisión que estudió un tema similar, que era un proyecto para el relleno de la bahía de Montevideo.
El informe técnico de aquella comisión resultó negativo, el proyecto nunca se concretó y el asunto derivó en la renuncia del entonces presidente de la ANP, general Juan Pedro Ribas.
Merino dijo que su objetivo no busca detener el actual proyecto en forma definitiva, sino que pretende que las autoridades analicen una gran cantidad de aspectos que no han sido considerados, ni a nivel de estudios ni tampoco a nivel de consulta a terceras partes interesadas, es decir, personas o instituciones que sin tener participación directa van a ser afectados por la obra. En definitiva, pretende que las autoridades tomen más tiempo para realizar un mayor número de consultas, tanto científicas como de personas interesadas.
"La preocupación básica sobre esta segunda terminal de contenedores es que contempla la construcción de una gran isla artificial con una superficie de 60 hectáreas, que se instalará en el centro de la bahía de Montevideo, de acuerdo al proyecto que se está manejando", explicó el especialista a LA REPUBLICA.
"Eso sin duda va a producir enormes problemas medio ambientales, tanto sobre el propio espejo de agua de la bahía, sobre las barriadas aledañas como Ciudad Vieja, La Teja, Capurro, Cerro, etc, así como también sobre las aguas inmediatas".
"Uno de los aspectos más graves de la obra es que va a exigir la remoción de una enorme cantidad de sedimentos, que se han depositado en la bahía a lo largo de siglos de actividad humana. Hay estudios muy serios realizados por científicos uruguayos, que demuestran que esos sedimentos son de una muy alta toxicidad, tienen un muy alto grado de contaminación. Por ejemplo, allí hay depositados sedimentos provenientes de las curtiembres, que trabajan con cromo, que es un metal sumamente tóxico si es ingerido o inhalado por el ser humano", sostuvo.
Merino Pacheco dijo que la obra también obligará a trasladar por lo menos un canal de acceso a Montevideo, el que cruza la bahía en forma diagonal y llega hasta La Teja, cuyo desplazamiento implicará más dragado, con los consecuentes costos.
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