Que el agua es imprescindible para el ser humano no es novedad, pues sin ella no se podría vivir. No importa quiénes seamos, dónde estemos ni qué hagamos, todos dependemos del agua. La necesitamos permanentemente. La necesitamos para estar saludables, por supuesto, y también para producir y elaborar nuestros alimentos; para el transporte, para la industria, para producir energía, para desarrollar investigaciones. La necesitan también los animales y las plantas. Así y todo, desestimando la importancia que el agua tiene en nuestras vidas y en nuestro bienestar, la valoramos cada vez menos. Abusamos de ella. La desperdiciamos. La contaminamos, olvidándonos lo esencial que resulta para nuestra supervivencia.
Pero quizás todavía estemos a tiempo de revertir la preocupante tendencia de disminución del agua potable del planeta. Para acentuar esta última oportunidad, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas ha declarado el 22 de marzo de cada año como “Día Mundial del Agua”. La celebración de esta fecha pretende crear conciencia sobre la imperiosa necesidad de conservación de los recursos hídricos y sobre la contribución que su desarrollo y aprovechamiento hace al bienestar social.
El lema para la celebración del Día Mundial del Agua en este año 2010 es “Agua limpia para un mundo sano”, en lo que constituye un llamado a cada uno de los habitantes del mundo para cuidar que las conductas hacia el uso del agua redunden en beneficio de las futuras generaciones, mediante la eficiencia en su utilización y la responsabilidad en su conservación.
En Argentina, también el 31 de marzo
Desde 1949 que en nuestro país se dedica un día a poner énfasis en la importancia del cuidado del agua. Aquel año se instituyó el 14 de febrero como “Día Nacional del Agua y la Energía Eléctrica”. Finalmente, en 1973 se estableció que cada 31 de marzo se celebre con exclusividad el “Día Nacional del Agua”, con el objetivo de estimular en todos los argentinos la responsabilidad en el uso de los recursos hídricos del país, así como un mayor conocimiento y la conservación a conciencia de los mismos.
Algunos datos ilustrativos
El 71% de la superficie terrestre se encuentra cubierta por el agua.
El 97% del agua se halla en mares y océanos (no apto para consumo humano). El 3% restante se compone de agua dulce, pero el 2,997% resulta de muy difícil acceso y consumo, ya que se sitúa en los casquetes polares y en los glaciares. Es decir que apenas el 0,003% del volumen total del agua de nuestro planeta se encuentra en los lagos, la humedad del suelo, el vapor de agua y en las corrientes fluviales y subterráneas aprovechables, siendo accesible para el consumo humano.
En los últimos 50 años, el consumo del agua en el mundo se ha triplicado.
Durante los últimos 25 años, la disponibilidad de agua en el mundo disminuyó un 50%.
En los países en vías de desarrollo, el 80% de todas las enfermedades está vinculado al acceso limitado al agua potable.
Según la Organización Mundial de la Salud, unas 1.500 millones de personas (casi 1 de cada 4 personas del mundo) no poseen agua potable.
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