En una zona agropecuaria de Río Negro aparecieron decenas de peces, tortugas y nutrias muertas. Pero no es todo. Un productor sufrió la muerte de tres ovejas y cuatro de sus seis perros de raza Collie, que utilizaba para tareas de campo.
En una incipiente zona agropecuaria, donde el cultivo de soja se transformó en la vedette, como en todo el litoral del país, existen casos donde la utilización de agroquímicos parece tener impactos indeseados.
Como no existen controles, el lavado de recipientes y herramientas también queda librado a la conciencia de cada productor y es así que a veces ocurren hechos como éstos.
La mayoría no cobra estado público, pero no ocurrió en este caso porque las pruebas quedaron registradas en fotografías y cintas de video, tomadas por los propios damnificados.
Horacio Álvarez es veterinario aunque no ejerce la profesión desde hace años. Posee un campo a la altura del kilómetro 300 de la ruta 2.
Por un camino contiguo a la escuela N° 28 de Puntas de Santa Fe, se debe circular unos 1.800 metros para llegar hasta su propiedad, donde existen dos cañadas que dan origen al arroyo Montoro que, a su vez, desemboca en el río Negro. La zona es compartida por varios establecimientos vecinos.
"En una recorrida que hice el jueves por el campo pude ver peces que se estaban muriendo. En principio no le di mucha importancia, pero el sábado a la mañana vi que estaba todo muerto: más de 250 pescados, tortugas, nutrias, (la contaminación) barrió todo", contó Álvarez, que además tuvo "cinco corderas afectadas con diarrea y dificultades para caminar".
De los cinco animales, cuatro murieron. "Solo logré salvar una y también murieron cuatro cachorros de cinco meses, que tomaron agua del arroyo", explicó el veterinario.
Los que pudieron salvarse "fueron tratados con sulfato de atropina, como antídoto de los productos que utilizan en la soja".
Álvarez dijo que no tiene conocimiento fehaciente de lo realizado por parte de los propietarios del campo vecino, "pero por datos que tengo por afuera, aparentemente fue por el lavado de una máquina (supuestamente utilizada para órganos fosforados y clorados)".
El productor "ha sentido comentarios" de que esta práctica se reitera a lo largo y ancho del departamento.
En su caso tomó inmediatamente muestras de agua y las llevó al laboratorio del LATU en Fray Bentos, pero no logró que los estudios se hicieran. "Solo quería saber el grado de concentración que tenían estos productos para tener la certeza de cuándo uno podría volver "a echar" los animales chicos al campo, pero fue bastante complicado. Tenés que recurrir a Montevideo y demorás mucho en conocer los resultados. La verdad, en este sentido, la cosa está mal armada", consideró.
Con la instalación de Botnia, el laboratorio tecnológico del Uruguay, inauguró en la zona siete laboratorios y lo propio hizo OSE en convenio con Dinama, al montar en Fray Bentos un laboratorio regional.
Sin embargo, este pequeño productor no logró la respuesta deseada. Recién ayer, autoridades municipales de Medio Ambiente, al enterarse de la noticia, tomaron cartas en el asunto. "Ni bien nos enteramos, ordenamos hacer una inspección de la zona y que se tomaron muestras de agua. También dimos intervención al ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca" informó Amelia Cabrera, directora municipal de medio ambiente, a El País.
Profundamente preocupado, Álvarez explicó que los fines de semana asisten al lugar jóvenes y niños que pescan en la zona. "El fin de semana pasado estuvieron muchachos que pescaron y comieron lo que pescaron. Incluso un niño de 3 años anduvo en el agua. Por suerte fue antes de que esto ocurriera" señaló.
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